Analia al saber de la dolencia que sufría su hija Lorena de 13 años, busca desesperada a su esposo para que la ayude, descubriendo su infidelidad al llegar sin avisar, estando ahí recibe la dolorosa noticia del deceso de su hija. Ante él torbellino de emociones que la atormentan, no se puede darse el lujo de decaer, tiene a su hijo de 15 años que está lidiando con él duelo de perder a su hermana querida y los cambios repentinos en la vida de su familia. Juntos, madre e hijo, emprenden un camino de superación y resiliencia. Analia busca reconstruir su vida, encontrando fuerza en el amor por su hijo. Angel buscará la manera de que su madre sea feliz impulsando a que se de una oportunidad en el amor. Analia se siente en Jaque mate en el amor. ¿Encontrará quien la valore?
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Capitulo 8 Nuevo rumbo
Narra Analia
Estos días costó respirar, siempre que me quedaba sola en mi cuarto lloraba desgarrandome el alma por mi hija perdida, miraba las fotos desde que nació, sus cumpleaños que ya no habrá, cuando paso cada etapa en el preescolar, la primaria y secundaria, era muy doloroso.
Las sabanas de mi cama las tire y conseguí nuevas, no quería nada con el perfume de Fernando impregnado, las almohadas también cambie, todo lo que tenía su aroma tire y conseguí nuevo.
Las cosas que había en el baño que eran de él los lance a la basura, su crema de afeitar, su colonia después del baño, sus máquinas que usaba para sacarse el campo del eden, y ahora que lo pensaba, tanto que se perfilaba todo, se ve que lo hacía para la otra. Tenía un encuentro con mis emociones, tristeza por la perdida de mi hija, desazón, bronca por la traición de mi esposo.
Ese anillo que lo usaba con tanto orgullo me lo quite, lo deje en el cajón, lo llevaría a la casa de joyas y lo cambiaría por dinero, debía sacar algún provecho después de todo.
Encontré la laptop de Fernando, me seque las lágrimas, estaba por lanzarla, pero no lo hice, Angel siempre la usa para hacer sus trabajos del colegio.
Así que la prendí, pero había que introducir una clave no la tenía, decidí llevarle a Mari, ella capaz sepa o tenga algún conocido para desbloquearla.
-Ana... Tus pastelillos encantaron... Sobre todo las que tienen chispas de chocolate. Me cuenta Mari ni bien me ve en su departamento.
-Vine por las escaleras como me aconsejaste... Pero solo subí hasta el cuarto piso... Después tomé el ascensor... A vos nada más se te ocurre vivir en el décimo. Le digo agitada.
-Ja...Ja... De apoco... Después sola llegarás... Así se te forman las piernas... Y te aflojas los músculos antes de ir al gimnasio. Me dice.
-Me tiembla todo... Crees que voy a querer ir al gimnasio así. Le comento.
-Cuando veas al instructor... Vas a querer vivir ahí. Me dice.
-No tengo ganas de entablar ningún tipo de relación... Aún me estoy sacando el gusto amargo de Fernando. Le comento.
-No te digo que te cases... Solo que mires... Que lo uses de inspiración para tener ganas de ponerte buena. Me dice palmeandome el durazno.
-Hey... No hagas eso. Le digo.
-Tienes un buen tr*sero... Debes lucirlo... Usa jean. Me dice.
-Se me hace o me quieres exhibir como vaca al matadero. Le consulto.
-Ja...Ja... Eres mi Monalisa y quiero sacar a lucir todo tu brillo... Cuando te dije que te ayudaría a ser hermosa iba en serio. Me dice.
-Lo de mona te creo a lisa no tanto... Mira esto... Tengo la barriga de embarazo. Le enseño.
-Mmm... Con unas cuantas tablas... Abdominales... Bicicleta... En menos de un mes se te va. Me dice mirando.
Ella siempre estaba en el gimnasio, se mantenía muy bien.
-Si tú lo dices... Confiaré en tu palabra... Solo porque veo que a vos te hace efecto. Le digo señalando.
-Confia... Para el verano podrás usar una mini bikini en la playa. Me dice.
-Ni loca ... No... Ni pensarlo. Le respondo roja de solo imaginar ir a la playa.
-Como sea... Vamos paso a paso. Me dice.
-Antes de seguir... Te traje la laptop que era de Fernando... Será que puedes desbloquearlo. Le pido.
-Vamos al gimnasio... Conozco a alguien que trabaja arreglando todo lo que sea de computación. Me dice.
-Pero bajemos por el ascensor... Aún me tiemblan las piernas... Y dame agua... Jamás me ofreces nada al llegar. Le digo.
-Es que no tengo nada... Apenas una cosa verde que no identifico que es, que está en la heladera... Compramos algo de paso. Me dice tomando sus llaves.
En un puesto en la esquina compro unos sandwiches, agua saborizada.
-Esto es mi cocina. Me dice pasandome lo que compro.
-¿Nunca cocinas?. Le consulto.
-¿Para qué?... Hay tantos lugares que te hacen la comida... Mejor ocupo ese tiempo manteniendome bella. Me responde.
-¿Lavas o limpias?. Le pregunto.
-Hay lavanderías... Aunque por lo general solo compro la ropa... ¿Limpieza?... Vivo yo nada más... Que tanto voy a ensuciar... Y viene una señora una vez a la semana. Me comenta.
Siempre hablé con Mari y casi no se nada de como ella vive su vida, estaba tan concentrada en atender a mi familia que no le hacía preguntas personales jamás.
-La verdad es muy rico este sandwich. Le digo.
-Ves que no está tan mal... Se que sos carnívora... Pero las verduras tienen sus ventajas. Me dice.
Ella era de comer más verduras, que consumir carne, rara vez la ví comer una hamburguesa, pero si le dabas a elegir prefería comer una ensalada mixta.
Llegamos al gimnasio, el olor a metal, sudor, era persistente en ese lugar.
-Mira... Ese es mi instructor. Me señala a un hombre moreno, alto, musculoso de sonrisa radiante.
-Maria... Qué gusto verte. La saluda.
-Te presento a mi amiga Analia... Quiere hacer desaparecer su barriga de embarazo. Le dice, la miro roja de la vergüenza.
-Analia... Es un gusto... Puedes llamarme Gus... Y aquí lograremos que tengas un vientre plano. Me dice.
Sonreí nerviosa y le inco a mi amiga.
-No era que vinimos por lo de la laptop. Le digo con los dientes apretados.
-Ah... Gus... Viste si vino Carlos. Le consulto.
-Si... Está en aquel sector. Le señala.
-De acuerdo... Luego nos vemos... Así le armas las series de ejercicios que debe hacer mi amiga. Le dice María.
-No hay problema. Le responde.
-Como se té ocurre decir eso... Me pusiste en vergüenza. Le digo a Mari.
-Debes ser más suelta... Es la verdad... Quieres que desaparezca esa panza... Y para que te den el ejercicio adecuado debes decirle. Me comenta como si nada.
-Si tú lo dices. Le digo.
-CARLOS. Dice Mari llamando la atención de uno que estaba con las pesas y tenía puesto auriculares.
-Mari... ¿Qué cuentas?. Le pregunto serio bajando las pesas y secándose el sudor con una toalla.
-Mi amiga Analia necesita desbloquear su laptop. Le dice enseñándole la laptop.
-Pasame. Le pide y se sienta con ella apoyándola sobre sus piernas.
Veo que aprieta unas cuantas teclas, se friega la sien y después de unos minutos me dice.
-Listo. Pasandomela.
-¿Qué le hiciste?. Le pregunto.
-Si quieres saber te cobraré. Me dice con una sonrisa.
-No... Está bien. Le respondo.
-SI YA TERMINARON... PODEMOS INICIAR CON LA RUTINA. Habla fuerte Gus.
-¿Qué?. Pregunto desconcertada.
-Vamos Amis. Me incentiva Mari.
Así fue que iba al principio una vez al gimnasio, después al ir viendo que daba resultados, lo hice dos veces, a la siesta y a la mañana temprano que eran los horarios en que iba María antes de trabajar. En medio de eso, hacia mis pastelillos para que se venda en su spa.
Las primeras semanas no voy a negar que caminaba como pato al estar adolorida después del gimnasio, pero era comprensible, después de quince años sin hacer ejercicio así de ese tipo de exigencia. Para colmo mi amiga hizo que el instructor también me incorpore ejercicios para tener duro el durazno y los cuartos.
"LA BELLEZA DUELE", me decía, tenía ganas de tirarle la pesa que tenía en la mano.
Me pude poner nuevamente mis jeans que tanto quería, esos que me hacian sentir bella, siempre uno tiene una prenda favorita que la guarda con la ilusión de volverla a usar, ese era mi caso.
Me llamo Angel avisándome que el director del colegio de él quería hablar conmigo. En ese momento estábamos con mi amiga ordenando los pastelillos que hice, ella se prendía de unos cuantos haciendo cateo personal.
"Después quemó en el gimnasio", decia al llenarse la boca con uno.
-Debo ir al colegio... Me llamo el director. Le comento a Mari.
-Deja que te arregle. Me dice enérgica, se levanta de su lugar tomando la cartuchera de cosméticos, me maquillo, peino.
-Asi estás hermosa... No debes mostrarte derrotada. Me dice.
-Gracias amiga... Sin tu apoyo no se que haría. Le digo.
-Solo pásame a los galanes que no quieras... Yo los aprovecho por ti. Me dice la muy loca.
-¿Qué debo usar?. Le pregunto.
-Saca a lucir los resultados del gimnasio. Me dice.
-Voy a ver al director... No a ligar a un posible candidato. Le digo sería.
-Ya se... Pero eso no quita que debas lucir espléndida... Y me debes una salida. Me dice Mari.
-Te puedo acompañar... Pero ya te aclare que por ahora no quiero ningún hombre en mi vida. Le digo.
-Ya te oí... Pareces disco rayado. Me dice.
Me puse mi jean con una blusa.
-Estas espléndida. Me dice Mari.
-Se que intentas que ligue para olvidar a Fernando. Le digo.
-Una buena sacudida del termómetro te sacará la tensión... Es buen ejercicio. Me dice con picardía.
-Eres una loca... Pero te quiero. Le digo.
Me dirigí al colegió, me causo risa que no me reconocían.
Golpee la puerta de la dirección, escuché.
"PASE"
Al ingresar veo a un hombre de mediana edad con lentes sin marco mirando serio unos papeles y al levantar la vista se le cayeron de la mano, se incorporo nervioso.
Le pase la mano.
-Buenos días... Soy la madre de Angel Jean Cánepa... Analia Jean. Le dije, al decir el nombre completo de Angel sentí un sabor amargo, debía cambiar ese apellido.
-La madre... Ah... Este un gusto... Soy Alejandro Motter... El director. Se presenta.
-Es un gusto... Por lo general solo trato con él Vice director. Le comento.
-Si... De ahora en más tratará conmigo. Escuché que murmuró.
-¿A qué me llamo?. Le pregunto.
-Si... Se que están pasando por una situación difícil. Me comenta.
-Agradezco su discreción... Al decirlo de ese modo. Le digo.
Sabía que estábamos en boca de todos, de como me engañaba mi esposo, debido a los videos que subió Angel, además de la muerte de mi niña.
Notaba que no podía dejar de mirarme y le temblaba las manos de manera torpe se le caían las cosas, le ponía nervioso mi presencia.
-En fin... Es muy doloroso haber perdido una alumna muy aplicada e inteligente como era Lorena... Y mi llamado más que nada... Es que su hijo... A disminuido en sus notas... Ya no se esfuerza... Aquí tengo (Decía al querer mostrarme una hoja y se le cayó de las manos cuando rozo las mías al querer pasarme)... Lo siento. Dijo nervioso.
-Descuide. Le dije tomando la hoja, ví las notas de Angel, tenía siempre buenas notas en todo, pero últimamente solo se limitaba en aprobar.
-Sabe que es nuestro representante en las olimpiadas matemáticas... Pero se entiende que este desanimado por perder a su hermana... Y quería proponerle si podía enseñar a los posibles candidatos ... Se que fue profesora de matemáticas... Según lo que sus hijos siempre han comentado. Dijo carraspeando.
-Me recibí... Hice las practicas... Pero no ejerci. Le comenté.
-Por las notas de sus hijos estoy seguro que es buena enseñando... Le pediría que los instruya... Filtre a los que no rindan para competir... Y si consigue que su hijo vuelva por él camino sería ideal... Capaz al tener a su madre presente... Lo animé. Me dice.
-Es mucha responsabilidad lo que me pide... Pero por mi hijo lo haré... Tan solo debo confesarle que debo acomodar mis horarios. Le comento.
-¿Trabaja?. Me consulto.
-Soy pastelera. Le respondo.
-Tenia entendido que no lo hacía... Se ve que no saben mucho de usted. Me dice.
-Si quieres saber algo de mi, preguntéme... No sé deje llevar por los chismes. Le respondo.
De seguro esas administrativas me habrán hechado tierra.
-Si... No es nada a lo que escuche. Me dice mirándome fijo.
-Me pico la curiosidad que dijeron. Le dije.
-No me corresponde decirlo. Me dice.
-Sabe... Lo voy hacer... Solo dígame cuando venir. Le digo para tapar la boca de esas que hablaban mal de mi.
-Dejeme su número personal. Me pide.
-Ya lo tiene... O no me llamo. Le digo.
-Je... Si cierto... Ok... Quedamos así. Me dice despidiéndome.
'El virus de los virus'... ¡Se pasó Analía!
😆😆😆
(desecho: basura; entreveros de las homófonas)