Entre Deber Y Deseo

Las primeras luces del día se filtraron a través de las cortinas, iluminando la habitación donde Olivia despertó. A su lado, Ethan aún dormía, su rostro relajado y en paz. Sin embargo, a pesar de la tranquilidad de aquel momento, una inquietud crecía en el pecho de Olivia. La intimidad de la noche anterior había encendido un fuego en ella, pero también había abierto la puerta a un sinfín de preguntas que no podía ignorar.

Mientras se levantaba, el silencio de la casa parecía más denso que nunca. La relación que habían forjado en tan poco tiempo se sentía tan vibrante como una línea de alambre, tensa y lista para romperse. Algo en Ethan la intrigaba y, al mismo tiempo, la preocupaba. Había momentos, fugaces pero evidentes, en los que podía ver una sombra cruzar su rostro; una mirada distante, como si estuviera atrapado en un pensamiento oscuro que le resultaba difícil compartir.

—Olivia, ¿estás despierta? —preguntó Ethan, su voz rasposa y cargada de sueño. Se incorporó, estirándose mientras sus ojos se ajustaban a la luz del día. Ella asintió, sintiendo que la pregunta colgaba en el aire como una advertencia silenciosa.

—Sí, solo estaba pensando… —respondió, intentando esconder la incertidumbre que se agolpaba en su mente.

Mientras él se vestía, Olivia se sintió atrapada en una red de dudas. La conexión que habían compartido la noche anterior la había dejado vulnerable, pero también la había llevado a cuestionar los motivos detrás del matrimonio que habían sellado. ¿Qué secretos guardaba Ethan?

Cada vez que se sumía en sus pensamientos, imágenes de él surgiendo en momentos de tensión y conflicto se apoderaban de su mente. Había algo más que sus palabras frías y el trato que habían establecido. ¿Qué estaba ocultando realmente?

Durante el desayuno, Olivia observó a Ethan en silencio. Su sonrisa era encantadora, pero había una chispa en sus ojos que parecía desvanecerse cada vez que ella le dirigía una pregunta más personal. Intentó concentrarse en lo que había en la mesa: los croissants calientes, el café humeante, pero la preocupación en su mente era demasiado fuerte.

—¿Ethan? —su voz salió más suave de lo que esperaba—. ¿Hay algo que necesite saber sobre ti?

Él levantó la mirada, y en su rostro, Olivia pudo ver un destello de sorpresa, seguido rápidamente por una sombra de preocupación. —¿A qué te refieres?

—No lo sé. —Ella se encogió de hombros, sintiendo cómo la tensión aumentaba en el aire. —A veces siento que hay algo más detrás de tu sonrisa. Como si llevaras un peso que no compartes conmigo.

Ethan se quedó en silencio, su expresión se volvió grave. Ella se sintió expuesta, su corazón latiendo con fuerza. Tal vez había cruzado una línea, pero necesitaba saber. ¿Era su matrimonio realmente solo un negocio?

—Olivia, hay cosas que no puedo compartir todavía. No porque no quiera, sino porque… es complicado. —La forma en que pronunció esas palabras le dio un giro al estómago.

—¿Complicado? —replicó ella, sintiendo cómo la decepción comenzaba a formarse en su pecho. —¿Así que seguirás escondiéndolo?

Un profundo suspiro escapó de sus labios, y Olivia se dio cuenta de que las cosas que él no decía pesaban más que cualquier palabra. En su mente, comenzaron a formarse imágenes de secretos oscuros, promesas no cumplidas, y ella se preguntaba si la vida que habían construido juntos estaba construida sobre cimientos de arena.

Las dudas comenzaron a multiplicarse, como sombras en la oscuridad.

A lo largo del día, las preocupaciones se asentaron en su mente, acechando y desafiándola a confrontar lo que no sabía. A medida que cada momento pasaba, el deseo que había sentido se mezclaba con la incertidumbre, transformándose en una inquietante sensación de desconfianza. ¿Estaba realmente segura de querer estar en esta relación?

A medida que el sol se ponía, Olivia tomó la decisión de investigar. Si Ethan no iba a compartir sus secretos, entonces ella tendría que encontrar la verdad por su cuenta. La idea de violar su privacidad le provocaba un nudo en el estómago, pero el deseo de comprender lo que realmente estaba sucediendo era más fuerte.

Cuando la noche cayó, Olivia se preparó. No podía permitir que las dudas se convirtieran en sombras que cubrieran su corazón. Mientras se adentraba en el mundo de secretos y verdades ocultas, sabía que podría estar jugando con fuego. Pero, si había algo que había aprendido sobre el amor, era que a veces, la única forma de encontrar la luz era enfrentándose a la oscuridad.

Ethan podía haberle prometido un matrimonio basado en el deber, pero ella no iba a permitir que sus propios secretos se interpusieran en su camino. Mientras se deslizaba por la casa en busca de respuestas, sintió una mezcla de emoción y temor. ¿Qué descubriría? ¿Y qué significaría eso para su futuro juntos?

En la oscuridad, se adentró en el corazón del misterio que rodeaba a Ethan, sin saber que las revelaciones que pronto encontraría cambiarían para siempre el curso de su relación.

La casa, iluminada solo por la tenue luz de las lámparas, parecía guardar más secretos de los que Olivia había imaginado. Sus pasos resonaban suavemente mientras se aventuraba por los pasillos. La curiosidad se mezclaba con un leve temor; el ambiente era diferente, pesado con la tensión de lo desconocido.

Decidida a encontrar respuestas, se dirigió a la oficina de Ethan, un espacio que había visto solo de reojo, pero que le había parecido frío y despersonalizado. Abrió la puerta con un leve crujido y entró. Las paredes estaban cubiertas de estanterías repletas de libros, documentos y fotos enmarcadas que parecían contar historias que él nunca había compartido.

Mientras exploraba, se encontró con una carpeta polvorienta en el escritorio. Sin pensarlo dos veces, la abrió y comenzó a examinar su contenido. Las hojas estaban llenas de notas y gráficos que describían algo relacionado con su empresa familiar. Pero, al fondo, algo más capturó su atención: un sobre con su nombre escrito en él.

“Olivia”.

Su corazón se aceleró mientras sacaba el sobre y lo abría. Dentro, encontró una carta escrita a mano, con un tono formal que contrastaba con su deseo de cercanía. Las palabras eran cortantes, llenas de advertencias sobre mantener la apariencia de su matrimonio. La última línea hizo que su estómago se revolviera.

—“Recuerda que esto es solo un contrato, no una unión de amor.”

Olivia sintió que el aire se le escapaba. ¿Qué quería decir realmente Ethan con eso? Había estado tan centrada en entender su lado, que no había considerado que él también podría estar lidiando con sus propios demonios.

De repente, la puerta se abrió con un golpe sutil, y Ethan apareció en el umbral. Sus ojos se encontraron, y Olivia se sintió atrapada en su mirada. La frialdad que había sentido anteriormente ahora se había transformado en una chispa de tensión.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Ethan, su voz tensa.

Olivia sostuvo la carta frente a él, su voz temblorosa. —¿Qué significa esto, Ethan? ¿Por qué me estás tratando como si esto fuera solo un negocio?

La expresión de Ethan cambió; su habitual control se desvaneció por un instante, dejando entrever una tormenta de emociones. —Olivia, no es lo que piensas.

—¿Entonces qué es? —exigió, sintiendo cómo la frustración la invadía. —Porque me siento como si estuviera jugando a ser parte de algo que no entiendo.

Él se acercó, su mirada fiera y desafiante. —Lo que estamos haciendo es necesario. Es una forma de protegernos a ambos.

—¿Protegernos? —replicó ella, su tono sarcástico. —¿Protegerme de qué? ¿De la verdad?

Ethan se quedó en silencio por un momento, su respiración más pesada. La tensión entre ellos se intensificó, como si pudieran oír el pulso de la casa, un eco de sus corazones agitados.

—Olivia, hay cosas que no puedo discutir contigo todavía, —dijo finalmente, su voz baja pero firme—. Hay más en juego aquí de lo que imaginas.

Las palabras flotaron en el aire, llenas de promesas y advertencias. Olivia sintió cómo el deseo y la necesidad de saber se enfrentaban entre sí. La atracción que había sentido por él crecía, pero también la desesperación por descubrir su verdad.

—Si hay secretos, Ethan, entonces esto nunca funcionará. —La determinación en su voz era inquebrantable. —No puedo vivir en la oscuridad.

Un leve suspiro escapó de sus labios, como si él también sintiera el peso de sus palabras. Pero en lugar de responder, Ethan se acercó, atrapándola entre la mesa y su cuerpo. La cercanía hizo