"Ser una perdida"
Ser una perdida es más que estar sin rumbo en un lugar desconocido; es dejar de seguir el camino que la sociedad, el tiempo que nos toca vivir, o nuestra propia comunidad impone. Tradicionalmente, "perderse" significa no tener dirección, estar en un espacio sin referencias. Pero también puede ser una decisión inevitable: romper con las normas y expectativas de los demás, avanzando a pesar del miedo a las etiquetas, cuando ya no queda otra opción más que buscar un camino propio.
Estar perdida es ser vista como una “loca” o incluso una “puta,” etiquetas que pocas veces se dicen en voz alta, pero se cuchichean en secreto.
Es una especie de ataque hacia las mujeres que eligen por sí mismas, que buscan libertad y autenticidad. Estar perdida es atreverse a tomar decisiones propias, aunque el mundo no las entienda. Es un acto de rebeldía y una afirmación de independencia frente al juicio de los demás, en el fondo solo buscan ser aceptadas y queridas,con sus elecciones
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capitulo 9 una ayuda necesaria
Con valentia empezó a caminar por las calles hasta llegar a un lugar concurrido.
Había de todo allí,en una especie de exposición feria, con música incluida.
Seguramente al terminar el día todo estaría en silencio y podría quedarse en ese lugar.
Recorrió observando lo que habia a su alrededor ,todo era novedoso para ella.
Una chica armaba pulseras similares a las que llevaba de Alice, a su alrededor varias jóvenes esperaban por la suya, en forma paciente.
Estaba al lado de un anciano que vendía yuyos para todos los males .
Espero su turno y la saludo en forma amable.
—¿Hola,quería saber si tu le hiciste ,ésta pulsera a mi amiga.?
Es ella,la has visto.— le señalaba la foto que cargaba en la bolsa.
Por alguna razón albergaba la esperanza de encontrarla,o tal vez hacia mal en preguntar.
— No se quien es,pero no soy la única que las arma.
Aquí en la feria hay dos mas.— le explicaba sin mirar demasiado la foto.
— Pero ninguna tiene caracoles.— eso era verdad .
— Bueno tal vez si la hice,pero no recuerdo a tu amiga.
¿Quieres una pulsera o no??.— tenía demasiados clientes y poca paciencia para perder tiempo.
— Está bien,si quiero,aunque no tengo demasiado dinero.
Pero aprendo rápido y te puedo ayudar.
Tienes bastante clientes.— se ofrecia a colaborarle con lo que hacía.
Primero se sonrió ,pero se dio cuenta que tal vez sería divertido verla sin poder completar una tarea y de todas maneras pagarle por la pulsera.
—De acuerdo,ven..
Tendrás que sentarte en el suelo por aqui.— le señalaba el lugar a su lado, no tenían otro banco.
— Está bien..— tomo un hilo y algunas cuentas observando con cuidado lo que hacía la chica para imitarla.
Hasta que no era tan difícil, pero se complicaba en el remate.
No importaba, su torpeza pensaba la instructora, con que pudiera colocar las cuentas para ella, era suficiente.
— Me llamo Fabiana,¿ y tu??.— le preguntaba curiosa.
No habia pensado en ese pequeño detalle, pero no podia darle su nombre real.
—Rebeca..— respondió pensando en el primer nombre que le vino a la mente.
— ¿Estás sola o con algún novio o esposo..?.— le parecía una chica muy linda para andar sola por ahí.
— Sola, vine a buscar un lugar para quedarme y estudiar,no conozco nada por aqui.
¿Sabes de alguna pensión barata?.— pensaba que podía estudiar y quería intentarlo.
— No somos de acá, vinimos por la feria y nos quedamos a dormir por aquí nomas.
En pocos dias ,nos volvemos para casa o cuando a mi abuelo se le terminen los yuyos.— le explicaba.
—¿De donde son??.— seguia curiosa , entregándole las pulseras para terminarlas.
—Del sur,vivimos en un puebito que se llama Copenci.
Algunos artesanos nos invitaron a venir, siempre nos avisan de éstas ferias,es una oportunidad de hacer algo de plata extra.— le comentaba como era un poco de su realidad.
— ¡¡Que nombre tan extraño.!!. Copenci, nunca escuché hablar de un lugar con ese nombre.— arrugaba la frente.
— ¿¿En donde vivias??, mi pueblo es bastante conocido.
Tenemos un cine ,algo incomun en los pueblos del pais y varios bares.— respondía entregándo más pulseras y mostrando los aretes que le quedaban.
—¡¡Ahh!!, ¿ y porque eso?,digo....¿ porque es tan conocido?,¿ por el cine o por los bares esos?.— seguia confundida.
— Jajaja, no ....es que es una inmensa estación de trenes,y cambian la locomotora allí, es una especie de depósito de las ferroviaria.
Las haciendas de los alrededores se cargan todas por ahi, para los frigoríficos.
Siempre hubo un flujo importante de personas todo el tiempo y los bares proliferaron.
Un negocio bien lucrativo, mi abuelo tuvo uno,pero se emborrachaba con los clientes y les daba tragos gratis.
Se fundió, desde hace un año todo cambio,casi no hay gente.
Muchos dicen que se termina el ferrocarril.
Eso va a ser muy malo para el pueblo,como te dije,ya se está yendo la gente a vivir en otros lados ,hasta el cine lleva cerrado varios meses.— le explicaba.
—¡¡Que pena...!!.— suspiraba .
—Si no tienes donde dormir hoy, quédate por aquí,el abuelo se irá a otro lado y me quedo sola.— le explicaba.
—¿Y porque te deja sola??.— no entendia, porque hacia eso ,para ella parecía peligroso dejar a una jóven sola durmiendo en ese lugar.
—Dice que va a reponer mercadería y yo finjo que le creo.
Seguramente se irá a buscar algun trago.— le encantaba la muchacha y se reían mientras continuaban armando pulseras y collares a medida que se terminaban los que estaban expuestos.
El anciano se marchó y la feria se cerró.
Las dos chicas se acomodaron para descansar.
Raquel se durmió hasta sin sueño.
Se despertó con Fabiana revisando su bolso y le molesto.
—¿Que haces??.— se colocó en pie quitándole sus cosas.
Menos mal llevaba la plata en el fondo,escondido del bolso de mano que no se lo había quitado en ningún momento.
—Tengo curiosidad, ¡¡que ropa tan extraña.!!.— señalaba la ropa que su mamá le había preparado en su máquina de costura.
—Me lo hizo mi madre y no me gusta que toquen mis cosas.
Mejor me voy.— junto todo lo que habia sacado y salió de allí decidida a marcharse.
— Lo siento,no quise ofenderte.
Rebeca solo sentía curiosidad, no quise...—no la escucho y caminaba rápido acomodándose el cabello como podía,molesta de ser tan confiada.
Tenía unas ganas tremendas de orinar,pero donde lo haría.
Decidió regresar por el camino de la terminal, pero al llegar cerca parecía que era su papá con un par de policías.
Venian conversando y caminando en su dirección, se sentía acorralada.
Así que trató de esconderse.
A lo lejos una figura la llamaba con una señal que le infundia confianza,parecía que era Alice.
Sin pensarlo cruzó la calle y dobló la esquina,ahí estaba Fabiana,la había seguido.
Buscaba con la mirada a donde se había marchado la que pensaba que era su amiga ,pero no la veía por ningún lado.
Quizás el hambre sumado a los miedos ,la estaban haciendo ver alucinaciones.
— Ven por acá. — Fabiana le tomaba la mano y se la llevaba..
—Venía a orinar..— protestaba intentando zafarse.
—¿De quien huyes? ,¡¡ y no me mientas !!,te vi como te asustaste de la policía.
¿Eres una subversiva??.—Fabiana sacaba conclusiones que Raquel no entendía.
Ni sabía lo que era ser subversiva, nunca habia escuchado esa palabra.
—¿¡ Soy una quee !? ,no se que es eso.
Solo soy una chica normal que no quiere casarse.— respondía con sinceridad y su mas reciente amiga le creía por el momento.
— Ese señor con los policías y no me mientas ¿¿ es tu novio??.— ¿su padre ,su novio??, resolvió mentirle.
— Si...— tenía nuevamente que improvisar o sería delatada.
—¡¡ Bahh está muy viejo!!,no te preocupes ,nos vamos de aquí.
El abuelo consiguió transporte, no te puedes quedar por acá o te encuentran.
¿Quieres venir conmigo o casarte con el viejo ese??.— pensaba que tal vez le debía algo a ese señor que la obligaba a contraer nupcias.
—Me voy contigo.— respondió siguiéndola.
Con las ropas que tenia puesta, era imposible que su padre la reconociera y eso que pasó en un vehículo a su lado atento a la vereda por donde caminaba la gente.
El abuelo de Fabiana ya cargaba con todo a un viejo camión que transportaba lana.
Los tres se subieron y se perdieron en las calles que llevaban a las afueras de la ciudad.
—¿Quien es tu amiga Fabiana??.— preguntaba el anciano.
— Luisa, va a vivir un tiempo con nosotros,no tiene a nadie en el mundo.— le volvían a cambiar el nombre,aun tenía dudas que no fuera una subversiva y por las dudas se prevenia.
— Si trabaja, no tengo problemas apenas tenemos para nosotros.— levantaba los hombros desentendiendose.
— Trabajaré señor, no se preocupe, se hacer de todo.— afirmaba convencida de colaborar.
El camino fue silencioso y el anciano bebía sin parar.
No tenía idea de a dónde iba,pero seguramente no sería encontrada y obligada a regresar tan pronto.
El camión paró un momento y las dos se bajaron a orinar al costado de la ruta ,estaban necesitadas y por lo visto el chófer también.
Aunque avergonzada al ver la naturalidad con la que se lo tomaba Fabiana ,la siguió riéndose de su nueva realidad.
En la madrugada llegaban a destino y se bajaban cerca de un galpón, colaboraron con las bolsas de lana y después se fueron hasta por camino que llevaba a varios ranchitos.
—Esa es nuestra casa.— le señalaba una con varias plantas al frente y bien arreglado.
—Es bonita. — dijo tímidamente
—Yo cuido de todo por aquí y ademas, voy a clases de tejido,soy casi una experta.
Hilamos y lavamos lana con otras mujeres.
No hay mucho trabajo para nosotros por acá,pero podemos lavar ropa y engomar..
Hay varias señoras que pagan por eso y nos dan jabón.
Nos quedamos con lo que sobra y tenemos para nosotros, a veces incluso nos regalan ropa.— le explicaba un poco como sobrevivían.
El abuelo regresaba del fondo con algo de carne seca que guardaba en una fiambrera y les entregó un pedazo a cada una.
Miró como los dos lo comían, no sabia que hacer hasta que los siguió, estaba salado pero el sabor no estaba tan mal.
Una galleta dura y fue todo lo que había comido en un día ,fuera de su hogar.
¡Como extrañaba los guisos de su mamá!, el pan casero calentito recien sacado del horno, pero ahora era tarde para arrepentirse.
Fabiana le armó una cama en el suelo de su habitación y le explicaba que su nombre de ahora en delante era Luisa ,si pretendía desaparecer.
No le parecia mal,solo debía acostumbrarse a ser llamada de esa otra forma y mantener la vestimenta algo hippie que su amiga había dejado atrás cuando se la llevaron.
Tendría mucha ropa que lavar de la que cargaba de Alice y quien sabe ocultar esas otras vestimentas que la dejaban más expuesta a ser reconocida si aún continuaban buscándola.
Hasta empleo le dio a la muchacha amiga de Raquel..