La Mafia Italiana se ha expandido por muchos territorios, grandes grupos se han querido poner al nivel de una de las mafias más temidas, donde nuestro Mafiosos, asesinos por naturaleza han ido evolucionado con el paso del tiempo…
La Mafia 'Ndrangheta reaparece con gran fuerza, la conservación de territorios para la distribución de la nueva droga tan esperada, con un aditamento muy especial, que no puede ser detectado, ya que estarían cayendo en la ilegalidad de su consistencia.
Los enemigos desean tanto ser poseedores de la droga “Demon´s Damus” donde se necesita documentación legal pasando como medicamentos para un hospital “Vita Nostra Hope”…
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Capitulo 6
Elena:
Mis hijos me abrazaron con fuerza, dejaba besos a cada uno sin excepción.
Kenji: (habla y seña) cuídate mami, te esperamos.
Elena: (habla y señas) Si, mi amor, pronto volveré, sabes que te amo.
Asintió con la cabeza dejando un mega beso tan fuerte, tomé a Ale dejando un beso tronador en ese cachetito que quería morder cada vez más, le di pequeños mordiscos sin dañarla, su risita me partía el corazón, no era nada fácil para mi.
Sharon: Cuidate mi amor.
Elena: Si, eso trataré, estaré todo el tiempo tras un escritorio, ¿Qué me pudiera pasar?
Sharon: Con los Italianos cualquier cosa pudiera pasar.
La abracé con tanta fuerza, nos apartamos mirándonos, pasó su mano por mi cabello apartándolo de mi hombro.
Sharon: que Dios los cuide.
Giré viendo a Guido reposado en la camioneta con los brazos y piernas cruzadas, rodé los ojos pasando de la manera de coraje que me miraba.
Elena: Espero que Dios me cuide siempre mientras no sepa que esos demonios están a mi alrededor.
Sharon: Elena.
Di la media vuelta despidiéndome de mis hijos, bajé con cuidado los escalones llegando hasta la nieve, tragué saliva al ver que Guido se removió de su lugar caminando hacia mi. No lo quería ver fijamente, menos después de lo sucedido, aunque no habíamos hablado de ello, era mejor para los dos.
Guido: Te ayudo.
Elena: No, puedo sola.
Se apartó extendiendo su mano cediendo el paso, me dolía un poco la pierna pero quería alejarme cuanto antes de él, abrió la puerta, subí mi pie, cuando me tomó de la cintura levantándome… me ayudó a sentarme, pero como no era de los que les gustaba que le dieran las gracias, pues no se las daría. tomó la puerta negando con la cabeza.
Guido: De nada.
Elena: O…
Cerró la puerta con fuerza, respiré poniendo en blanco los ojos, a este que le sucedía, cuando le daba las gracias me gritoneaba y ahora que no se las doy también. Abrió la puerta subiéndose. Lo miré entrecerrando los ojos, negué con la cabeza. Puso su dedo sobre el censor de encendido viendo que quedó en color verde. Giró el volante pisando el acelerador, iba lento por la nieve, tenía que salir de este lugar y tomar carretera. Jalé el cinturón de seguridad abrochando.
Miré hacia el frente, no quería hablar con él… así era mejor, además que no pude pegar el ojo por lo que quedaba de la noche, me estaba muriendo de sueño.
Guido: allí, aun lado de la puerta hay unos documentos.
Rodé los ojos pasando la mirada hacia él, levantó su mano señalando de mi lado, me removí evitando que me tocar, levantó una ceja algo molesto. Sonrió negando con la cabeza.
Guido: No pienso tocarte.
Elena: Mejor.
Pasé mi mirada en donde estaban esos documentos que había dicho, tomé la carpeta abriéndola.
“Terzo Simone” el encabezado venía con ese nombre, ni sabía quien era y menos que necesitaba de él.
Guido: Tienes que aprender todo lo que dice allí.
Elena: ¿Puedo saber para que?
Guido: Es nuestro mayor enemigo. Debes conocer todo acerca de él, los idiomas que habla, su manera de trabajar, la manera que se desplaza y todo donde puede llegar.
Empecé a leer detenidamente. No era nada bueno lo que se decía.
“Terzo Simone”
“Jefe de la Mafia Italiana del lado Sur, su fortuna establecida como medicamentos en hospitales y poseedor de territorios por muchos lados del mundo, la cercanía con altos funcionarios de la ley, le ha permitido ir avanzando demasiado rápido. Sus permisos lo han legalizado como medicamentos en las farmacéuticas, entrando de lleno al mundo de la dro…ga más peligrosa nunca antes vista. Mercenario que quita la vida a sin piedad alguna, siempre obtiene lo que quiere a las buenas o a las malas. Sus idiomas establecidos: Italiano, Inglés, Ruso, Polaco y español. Se considera uno de los jefes de la mafia más peligrosa. Hasta el momento la ley no ha podido encontrar nada turbio en su contra, hasta que se ha hecho de armas puntualizando que han sido creación legal”
Tragué saliva, pues… este hombre era más fichita que los Italianos, al menos ellos pasan por mi toda la información que han hecho.
Guido: Cuando llegues a la villa, Daemon y Dimitri te dirán las cosas como realmente son.
Elena: ¿Por qué no empiezas a decírmelas?
Tremendo sacudón me llevé al llegar a la carretera, tanto que tuve que sostenerme del tablero de la camioneta, se desplegaron las pantallas que a ellos les servía para la ubicación de ellos mismos. Miró lo que había hecho, pasó su mano desplegando el tablero.
Elena: Vaya, mucha tecnología.
Guido: Elena, siempre tienes que estar atenta. Nunca debes perder de vista tus lados.
Piso el acelerador hasta el fondo, saliendo tan rápido que de verdad sentía una presión en mi cuerpo. Me agarré de mi cinturón soltando las hojas.
Elena: BAJALEEE… LLEVAS MI VIDA.
Miró hacia el frente bajando poco a poco a la velocidad.
Elena: ¿de que se trata todo esto?
Guido: Muy sencillo, Terzo es nuestro enemigo.
Elena: Si, ya lo dijiste. Pero a mi solo me contrató Dimitri para sus pedimentos y es lo que voy hacer.
Guido: Lo sé, pero esos pedimentos hay que empezar a codificarlo.
Elena: No sé hacer eso.
Me miró sonriendo, pasó su mirada hacia el frente.
Guido: Seré quien te enseñe.
Hice mi mueca no muy de mi agrado, ¿Por qué? ¿Por qué él? No me podían dejar al lado de mi novio Dimitri o de mi papacito Daemon de ochentitus, ahhh, no, me tenían que poner al peor de todos. Seguí leyendo, me interesaba más conocer un poco más de esta persona que hablar con este que no tenía nunca nada bueno que decir.
(…)
No sé cuanto tiempo había pasando conduciendo, ya no se veía nada de nieve, ya habíamos quedado demasiado lejos donde estaban mis hijos, miré hacia el espejo de mi lado, solo se veía el camino que habíamos dejado atrás. Miré de reojo a Guido, tan concentrando conduciendo.
Elena: (carraspeo)
Respiró profundamente sin apartar la mirada de enfrente.
Elena: ¿Por qué consideran a este hombre en un mercenario?
Guido: Simple… Los mafiosos son asesinos, pero tienen ideología, no como un criminal ordinario, siempre atacamos a nuestros enemigos, pero un Mafioso mercenario, es todo lo contrario, no tiene piedad, lo hace por llegar a lo que quiere. No le importa nada.
Elena: Ustedes… ¿así son?
Guido: Nosotros asesinamos a los malos, no tomamos vidas inocentes.
Ujum, solo él se lo podía creer, lo decía de una manera que hasta pudiera creerlo, pero estaba tan lejos de ser cierto. Giró entrando por un camino, me levanté un poco viendo a donde nos estábamos yendo.
Elena: ¿Dónde vamos?
Guido: Aun lugar por una persona y una cosas.
Abrí de nuevo la carpeta, miré hacia el frente aun no se veía el lugar donde teníamos que ir.
Elena: Guido…
Guido: Mande.
Elena: Amm. Lo…
Rasqué la cabeza, no sabía por donde empezar, solo era curiosidad de lo que había pasado, primero entrando a mi habitación sin ningún motivo, pero fue cosa que él hizo…
Elena: Lo… lo de ayer.
Guido: Olvídalo. Además nunca te han enseñado a tocar antes de entrar.
Giré de mala manera quedando frente a él, le di un fuerte golpe en su brazo haciendo que se fuera de un lado la camioneta, se enderezó sin siquiera mirarme.
Elena: fuiste el primero que entró a mi habitación sin tocar, que tal si hubiera estado sin ropa.
Guido: Nada nuevo para mi.
Elena: Cierto, cierto… has visto a muchas mujeres desnudas, eso no lo dudo. ¿Cuántas? 50, 100, 500 aaahhh no una diferente por noche o por hora?
Negó con la cabeza, reposó su codo en la ventanilla, rosando sus dedos sobre sus labios. Esperaba a que dijera algo pero se mantenía callado.
Elena: ¿AAAhhh?
Me miró de reojo, negó con la cabeza volviendo la mirada hacia el frente.
Elena: Claro no contestas por que te apuesto lo que quieras que has perdido la cuenta.
Guido: No tengo por contestar algo que no te interesa. ¿Acaso te he preguntado con cuantos hombres has estado? NOOO ¿VERDAD?
Elena: Eso no se le pregunta a una mujer.
Guido: ES LO MISMO PARA UN HOMBRE.
Elena: Puede que sea, pero yo si tengo en mi mente la cantidad. Aaaaaayyyyy.
TAAAAAAAAAAN!!!!!!
Giró el volante de golpe pisando el freno, se quitó el cinturón presionando el mío quitándolo igual, me sostuvo de los brazos con tantas fuerzas. Removía mis manos quería zafarme de él. Trataba de levantar mis pies para patearlo pero era algo imposible.
Guido: LO QUE HAGAS CON TU CUERPO NO ME IMPORTA, LO QUE HAGA CON EL MÍO ES MI PROBLEMA… TOCA… TOCA ANTES DE ENTRAR A CUALQUIER LUGAR, TE EVITARÁS PROBLEMAS POR HACER LAS COSAS COMO SE DEBE.
Levanté mis manos logrando que me soltara, lo empujé según yo con todas mis fuerzas, él me miraba tratando de contenerse, si, podía decirlo, tenía ganas de golpearme, lo podía ver en sus ojos.
Elena: Toqué claro que llame a la puerta. Que eres un sordo e imbécil es diferente. Así que solo quería saber que era lo que te había pasado por que te noté extraño. PERO ESO ME PASA POR PREOCUPARME POR ALGUIEN TAN MISERABLE COMO TÚ QUE NO LE IMPORTA NADIE. DICES QUE SOLO YO… QUE SOLO YO PERO ERES PEOR QUE YO.
Guido: Callate… has silencio. No vuelvas a repetir que entraste a mi habitación.
Elena: ME IMPORT UNA MIERDA LO QUE TU QUIERAS… SI QUIERO LO DIGO…
Guido: QUE HAGAS SILENCIO. NI UNA PALABRA DE ELLO.
Elena: PUES ME IMPORTA UN REVERDO INFIERNO LO QUE NO QUIERAS ESCUCHAR, ENTRASTE A MI HABITACIÓN Y YO A LA TUYA…. ¿Qué ME VAS HACER?
Se levantó extendiendo su mano, sentí hasta que mi corazón se detuvo levantando mis manos presintiendo que me iba a golpear. Tenía que cubrirme, no quería marcas en mi cuerpo, sé que es lo que todos te miren cuando te golpean de manera salvaje y Guido estaba fuera de si.
Elena: Aaaaaaayyy… Idiotaaaa.
Me sostuve del asiento y del tablero cuando abrió la puerta. A nada de caerme de la camioneta y darle el gusto.
Natalie: ¿Todo bien?
Miré a Guido que se acomodó en su asiento, entreabrí los labios dando la media vuelta sentada viendo a Natalie que nos miraba sin entender lo que estaba sucediendo. Tragué saliva al ver su pequeña sonrisita de ella, pasé la mirada hacia Guido que hasta los ojos le brillaron al verla. Claro, él quería que no dijera nada por que estaba llegando Natalie y no quería que se enterara de lo sucedido.
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manera jajaja 😂