Objetivo: Venganza

ELISA

Volver a encontrarme con todas las personas que estaban en mi vida, hace unos diez años y que creí eran importantes, fue algo surrealista. Sobre todo ver a las dos personas que marcaron mi vida en el mismo lugar. Rodrigo y Mateo. 

Al ver a Rodrigo tuve que detenerme a mí misma para no hacer alguna locura, porque una vez es suficiente. No puedo volver a cometer el mismo error. 

También he intentado de cualquier manera alejarme de su toque y lo logré, pero sé que no voy a poder evitarlo por mucho tiempo. Por el contrario, ver a Mateo tan joven y por fin en una posición en la que estamos de igual a igual y no mientras las rejas nos separaran, fue algo que sin duda me gustó. 

Puede que en mi vida anterior nunca me permitiera pensar en él románticamente y mucho menos enamorarme de él, pero cuando admitió que no tenía novia y que sólo era una mentira para cubrirse ante sus amigos, mi corazón saltó y mi mente inmediatamente me avisó que ya no estoy en la cárcel, que ya no tengo que contenerme y que quizá pueda tener una oportunidad con ese gran hombre, pero rápidamente me puse freno a mí misma, ya que aún está Rodrigo. 

-Me pregunto por qué Mateo nunca me contó en mi vida pasada que su supuesta novia de años, nunca fue real- estoy en la cama de mi casa, luego de comer la comida de mamá nuevamente y estoy tan satisfecha que tengo una tonta sonrisa en mi cara. 

También contribuye a mi sonrisa el recordar que hicimos a Rodrigo pagar, cuando era su costumbre correrse. ¿Cómo fue que no vi sus malos hábitos antes de aceptar casarme? No tengo idea. Supongo que fui completamente una idiota. 

Durante estos tres días desde que reviví en el pasado y he tenido tiempo para aceptar la situación y he decidido que mi venganza esta vez será diferente. La vez anterior fui de frente y con todo, tratando de matarlo, pero las cucarachas son más resistentes de lo que anticipé, así que en esta ocasión le quitaré todo lo que pueda, lo haré miserable, le haré vivir un poco de lo que tuve que soportar y lo haré hasta que esté satisfecha. 

Y esta vez quiero que Mateo esté también a mi lado. Sé que es egoísta y que alguien que quiere venganza no es una buena persona, pero a veces es necesario. La vida no siempre da lo que se merecen a las personas, pero yo tengo la oportunidad de enmendar mis errores y vengarme de manera efectiva, después de haber sido asesinada. De hecho, toco mi cuello, como lo hago varias veces al día, sólo para asegurarme que está intacto.

Para lograr que Rodrigo pague, lo primero que haré será cortar sus conexiones con mis supuestas amigas y con cualquier persona a la que pueda recurrir y de paso también me cobraré la traición de quienes consideré mis amigas y que en realidad eran tan desgraciadas como para reírse de mí el día de mi matrimonio fallido. 

Ciertamente nunca supe elegir bien a las personas, pero eso cambiará. Tuve lecciones más duras que el promedio, cuando se trata de aprender que no puedes confiar en todos aquellos que te sonríen. 

Me levanto y llamo a Mateo, ya que es la única persona que puedo pensar en querer invitar para ir de compras. 

-¿Qué sucede?- pregunta, luego de saludar. 

-Todavía no estás dormido ¿cierto?- pregunto. 

-¿Debería estarlo? Sólo salimos del trabajo hace una hora o algo así- dice y puedo imaginar la sonrisa por su voz. 

-Bueno, entonces ¿quieres acompañarme?- pregunto sin demora. 

-Sí- dice, sin preguntar a dónde vamos y no puedo estar más feliz por eso. 

Le doy la dirección en el centro de la ciudad, donde quiero que nos encontremos y luego cortamos, quedando en unos quince minutos. 

Ya que salimos a las cinco de trabajar, aún hay mucho tiempo para salir durante la tarde. 

Rápidamente me levanto y me intento arreglar el pelo, pero me doy por vencida y me voy, diciendo a mi madre que volveré en un rato. 

En el centro, reconozco a Mateo desde lejos, ya que aunque no es tan hablador como Rodrigo, no se queda atrás en el aspecto físico. 

Él tiene un pelo castaño claro que es sorprendente suave al tocarlo, lo sé porque cuando me consoló durante la boda, me sorprendió lo agradable que era rozarlo, en medio de todo ese drama. También tiene los ojos azules, pero de un color un poco apagado, así que no llaman tanto la atención como lo harían normalmente, pero si pones atención, ellos brillan cuando Mateo está de buen humor. Tiene una barba corta y bien cuidada y un cuerpo alto y esculpido. 

En serio Elisa, cómo fue que no notaste a ese hombre en tu vida pasada. Me reprendo, mientras llego a su altura y soy recibida con una sonrisa. Lo cierto es que lo noté cuando ya era demasiado tarde. 

Él está con ropa de calle, a diferencia de los trajes que siempre lleva al trabajo y aunque esos también le quedan muy bien, en esta ropa se ve un poco más juvenil. 

-¿Dónde quieres ir?- me pregunta sacándome de mis pensamientos. 

-Quiero que me acompañes a una tienda de tecnología, necesito comprar algo- respondo. 

-¿Tendré una recompensa por acompañarte?- pregunta Mateo y me sorprende porque parece que está coqueteando. Deja de pensar tonterías Elisa. 

-¿Qué quieres como recompensa?- le pregunto. 

-Te diré una vez que terminemos- dice, mientras mira lo que ofrecen las tiendas. 

-¿En serio no me dirás?- pregunto, curiosa. 

-No. Tendrás que esperar- dice y me siento sorprendente cómoda con él. Hay una familiaridad que nunca sentí en mi vida anterior, porque estaba demasiado centrada en Rodrigo. 

No demoramos demasiado en encontrar una tienda de tecnología y cuando pido ver cámaras pequeñas y pregunto las especificaciones. Mateo no pregunta la razón por la que necesito algo así, sino que en su lugar se une a mí para hacer preguntas. 

Después de un rato, nos marchamos después de que compré tres cámaras pequeñas y aunque todavía espero que él pregunte, sorprendentemente no lo hace. ¿No siente curiosidad? 

-¿Cuál es la recompensa que deseas?- pregunto en su lugar, ya que aunque me parece raro que no pregunte la razón de la compra, también es un alivio no tener que inventar alguna excusa. 

-Este fin de semana es la apertura de una heladería y es raro que un hombre solo vaya a un lugar así- explica. 

-¿Te gustan los helados? No lo sabía- digo y es una sorpresa que le guste algo que a mí me encanta. 

-Los amo- responde, mirándome y por un segundo me quedo sin aliento, pero luego me recuerdo que estamos hablando de helado. 

-Me encantan también y claro que iré contigo para proteger tu virilidad- bromeo. 

- Genial y que quede claro que mi virilidad no está en cuestión, simplemente no quiero que alguien que conozco me vea y empiece rumores. 

-Lo que tú digas- sigo, tomándole el pelo por un rato más y es sorprendente cómo pasa el tiempo tan rápido. 

Después de un rato, me doy cuenta que es hora de volver a casa, afortunadamente vivimos en la misma dirección, así que él se desvía sólo un poco y me acompaña a mi casa. 

-Aquí está bien- le digo, deteniéndome -vivo allí con mis padres- apunto hacia la casa blanca tan familiar. 

-Lo sé- dice Mateo y miro hacia él sorprendida. Por un momento él se ve un poco en pánico, algo que no entiendo, pero es sólo por un par de segundos. -Él otro día compartimos un taxi ¿recuerdas?

-Tienes razón, lo había olvidado- me despido de él y dentro, pensando en que casi pareció una cita. Si no fuera porque fuimos por cámaras para desenmascarar a mis supuestas amigas, sería algo casi romántico.