Objetivo: Venganza
Mi primera vida.
ELISA
Siempre pensé que la magia era real. No la magia que existía en los cuentos, sino una más verdadera, una que era creada al encontrar el verdadero amor. Esa magia era poderosa y transformaba tu mundo, lo volvía brillante y alegre, te daba una energía que no sabías que existía y el ánimo para hacer todo lo que quisieras.
Esa clase de amor ideal es lo que siempre deseé. Encontrar esa magia era mi anhelo más grande. Alguien que te acompañara en tu vida y te aceptara con todos tus defectos y virtudes y que fueras algo preciado para la otra persona.
Tuve un par de fracasos encontrando a esa persona, ese amor, pero creí encontrarlo en el tercer intento.
Todos decían que hacíamos una buena pareja y mis padres llegaron a quererlo también.
Lo conocí en el trabajo y su sonrisa y manera de hablar fue lo primero que me llamó la atención. Estuvimos un tiempo como novios y pronto se habló de tener una boda.
Ya que Rodrigo perdió a sus padres en un accidente y se crió en un orfanato, fueron mis padres los que nos ayudaron con los gastos de la boda, para que así nosotros, con nuestros ahorros, pudiéramos comprar una casa donde vivir.
Todo parecía ir bien y no podía estar más feliz cuando llegó el día de la boda. Mis amigas del trabajo estaban conmigo y el momento de ir al altar se acercaba, pero sólo había un problema y ese era que Rodrigo no estaba por ningún lado.
-Lo siento Elisa, pero Rodrigo no contesta y nadie parece saber dónde está- se disculpa Mateo, amigo y compañero de trabajo nuestro, además de padrino de Rodrigo. -Juro que lo dejé anoche en su casa y no estaba tan borracho.
-¿Cómo puede desaparecer cuando debería estar ya aquí?- se pregunta Carolina, mi madrina y mejor amiga.
No respondo a ninguno de ellos, ni a los demás comentarios del resto, simplemente me tapo la cara con las manos, preguntándome por qué no aparece.
Cuando mi padre volvió de la casa que compramos con Rodrigo, después de ir a buscarlo, puesto que él se estaba quedando allí, ya había pasado una hora y media desde que la boda debió haber empezado.
-¿Papá, lo encontraste?- pregunto, apenas lo veo llegar, pero su expresión tensa me dice que no.
-Él no estaba allí, me enteré de que vendió la casa hace unos días atrás- dice con la voz llena de emoción. -No quise contarte esto por teléfono.
-¿La casa? Pero… no puede, está a nombre de ambos- protesto, sin comprender.
-No lo sé Elisa, tampoco lo entiendo- responde mi padre. Por un momento nadie dice nada.
-Creo que debemos suponer que no llegará- rompe el silencio Mateo. -Lo mejor es despachar a los invitados.
-Sí, tienes razón- digo aturdida.
-Yo lo haré- se ofrece Mateo.
-Iré a decirles- dice mi padre al mismo tiempo, pero luego mira a mi madre, quien se ve lo suficientemente mal.
-No. Lo haré yo- digo y a pesar de las protestas, salgo y recorro el camino hacia la parte delantera de la iglesia, como si estuviera en un trance. No es hasta cuando estoy frente a todas esas personas, que me doy cuenta de que debí dejar que alguien más hiciera esto.
Todos esos ojos mirándote y juzgando es una vista realmente aterradora.
Respiro un par de veces, tratando de calmar un poco las emociones. La vergüenza. Luego empiezo a hablar -Lamento tener que informarles que la boda fue cancelada. Les ofrezco mis más sinceras disculpas por las molestias. Los regalos serán devueltos oportunamente -es todo lo que sale de mi boca y hasta para mí, mi voz suena extraña. Salgo de allí, sin mirar a nadie, pero escuchando todos los murmullos.
-¿Estás bien?- pregunta Mateo, quien está esperándome al salir de la parte central de la iglesia. -Tu padre está calmando a tu madre- explica, cuando no respondo. -Ven, salgamos a tomar un poco de aire, mientras que esperamos a que tus padres vengan.
Asiento y vamos a la parte trasera de la iglesia, hacia fuera de ella. Mateo abre la puerta hacia el exterior, pero ambos nos detenemos cuando escuchamos risas.
-No me lo puedo creer, fue lo más hilarante que he visto en mucho tiempo- dice la voz de una mujer.
-Cada quien obtiene lo que se merece- dice otra voz femenina.
-Esa puta se creía mejor que todos y mírala ahora, humillada y estafada- una tercera voz dice eso y esta traspasa mi bruma y me hace tensar. Carolina.
-No puedo creer que pensara que Rodrigo estaba enamorado de ella, cuando se ha acostado con la mitad de sus colegas a sus espaldas- dice la segunda voz, que ahora reconozco como Mariana, una de mis amigas del trabajo. Supongo que la otra es Carla. Pienso, sin poder procesar lo que dicen.
-Hay que admitir que Rodrigo tiene un buen cuerpo- sigue efectivamente Carla.
-Y desnudo es aún mejor- declara Carolina. Todas se ríen ante eso, dando a entender que lo saben de primera mano.
-Aunque envidio su vestido de novia- dice Mariana.
-Lo sé, pero me hubiera quedado mejor a mí- asegura Carolina.
De pronto las voces son apagadas y el olor de los cigarrillos se empieza a dispersar.
-Lo siento, no lo sabía- dice Mateo, al volverse hacia mí. Luego su expresión se suaviza y me atrae hacia sus brazos. Mis lágrimas continúan cayendo silenciosamente y un momento después estoy gimiendo suavemente. Ante eso, Mateo me obliga a moverme y me lleva a alguna parte, después de que una puerta es cerrada, soy abrazada nuevamente y ya no puedo detenerlo. Lloro y grito contra su pecho, dejando salir la frustración y el dolor. Sintiéndome patética por pensar que había encontrado el amor que siempre busqué y por creer que tenía buenas amigas.
Me desahogo, no tengo idea por cuánto tiempo y Mateo me deja hacerlo. En un momento lo escucho hablando por teléfono con mis padres, pero además de eso, espera en silencio, sosteniéndome.
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Comments
Nayvi Moreno
Pobre chica, qué dolor tan grande que vergüenza y decepción 😰
2024-08-16
3
Ada Aguilar
que traicion
2024-08-14
1
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
2024-06-11
5