Dos jóvenes de mundos opuestos se encuentran por casualidad una noche de Halloween. Ella, proveniente de una familia adinerada y de clase alta, y él, de una humilde familia de escasos recursos económicos en la zona más desfavorecida de Florida. A pesar de sus diferencias sociales, sus miradas se cruzan y surge una conexión instantánea entre ellos, una atracción que parecía destinada a ser efímera.
NovelToon tiene autorización de Gabrielcandelario para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Desafiando las Barreras
Capítulo 7 - Desafiando las Barreras
Mientras veo a mis padres salir de la humilde habitación de Marcos, siento que la frustración y la ira me consumen por completo. ¿Cómo se atreven a juzgar a Marcos y a mi familia de esa manera, sin siquiera conocerlos?
Aprieto los puños con fuerza, conteniéndome para no correr detrás de ellos y enfrentarlos. Sé que, en mi arrebato, solo lograría empeorar las cosas. Pero no puedo evitar sentir que han pisoteado mi dignidad y la de Marcos.
Observo cómo mi padre y mi madre se alejan, sus pasos resonando con fuerza en el estrecho pasillo. Puedo ver la tensión en sus hombros, la rigidez de su postura, y sé que están furiosos conmigo por haberme acercado a alguien como Marcos.
Pero, ¿acaso no ven que Marcos es alguien especial? ¿Que tiene un potencial que brilla con una intensidad que me fascina? ¿Cómo pueden simplemente descartar esa conexión que siento con él, esa chispa que se encendió cuando nuestras miradas se cruzaron?
Tomo una profunda respiración, tratando de calmar el torbellino de emociones que me atraviesa. Sé que debo volver a entrar y enfrentar a Marcos y a su familia. Ellos merecen una explicación, una disculpa por la actitud tan despreciable de mis padres.
Cuando regreso a la habitación, Marcos y su padre me miran con una mezcla de sorpresa y cautela. Puedo ver la tensión en sus rostros, y siento que el corazón se me encoge al pensar en el daño que les he causado.
—Marcos, yo... —comienzo a decir, pero me detengo, sin saber cómo continuar.
Marcos se acerca a mí, con una mirada que refleja una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—Alejandra, ¿qué significa todo esto? —me pregunta, con una voz que trasluce la confusión y la incertidumbre que debe estar sintiendo en este momento.
Suspiro profundamente, sabiendo que debo ser completamente honesta con él.
—Marcos, lamento mucho lo que acaba de suceder —le digo, tomando sus manos entre las mías—. Mis padres no tenían derecho a tratarlos de esa manera.
Veo cómo su mirada se endurece, y sé que ha sido herido por las palabras despectivas de mi padre.
—Pero, ¿por qué lo hicieron? —pregunta, con frustración—. ¿Acaso les hice algo malo?
Sacudo la cabeza, sintiendo que la culpa me consume.
—No, Marcos, tú no has hecho nada malo —le aseguro, apretando suavemente sus manos—. Mis padres son... —me detengo, buscando las palabras adecuadas—. Ellos son personas que juzgan a los demás por su origen, por su apariencia. Y no pueden entender que alguien como yo se haya interesado en alguien como tú.
Veo cómo el padre de Marcos se acerca a nosotros, con una mirada que refleja una mezcla de preocupación y determinación.
—Señorita, le agradecemos su interés en Marcos —dice, con una voz firme pero respetuosa—. Pero mi familia no está acostumbrada a recibir este tipo de atenciones de alguien de su clase social.
Siento que la frustración vuelve a apoderarse de mí. ¿Cómo es posible que mi familia se niegue a ver más allá de las apariencias?
—Señor, entiendo su preocupación —le digo, con sinceridad—. Pero le aseguro que mis intenciones con Marcos son completamente honestas. No quiero nada a cambio, excepto la oportunidad de ayudarlo a alcanzar sus sueños.
El padre de Marcos me mira con una mezcla de desconfianza y esperanza.
—¿Ayudarlo a alcanzar sus sueños? —repite, frunciendo el ceño—. ¿Cómo puede una joven de su posición social hacer algo así por mi hijo?
Tomo una profunda respiración, consciente de que debo ser completamente transparente si quiero ganar su confianza.
—Señor, sé que para usted y para mi familia, la idea de que alguien como yo se interese en Marcos puede parecer inconcebible —le digo, con una voz serena pero firme—. Pero la verdad es que he visto algo especial en él. Una determinación y una fuerza de voluntad que me fascinan.
Veo cómo Marcos me mira con una mezcla de asombro y esperanza, y siento que mi corazón se llena de ternura por él.
—Yo... yo quiero ayudarlo a conseguir esa beca que tanto desea —continúo, sin apartar la mirada del padre de Marcos—. Quiero darle la oportunidad de ingresar a una universidad de élite y cumplir sus sueños. Y no quiero nada a cambio, excepto su amistad y su confianza.
El padre de Marcos me mira con cautela, como si estuviera sopesando mis palabras.
—Pero, ¿por qué? —pregunta, con una voz que trasluce la incredulidad—. ¿Qué ganas tú con todo esto?
Sonrío con sinceridad, consciente de que debo transmitirle que mis intenciones son genuinas.
—Señor, lo que gano es la satisfacción de ver a Marcos cumplir sus sueños —le digo, apretando suavemente la mano de Marcos—. Sé que él tiene un enorme potencial, y quiero ayudarlo a explotarlo al máximo.
Veo cómo el padre de Marcos intercambia una mirada con su hijo, y puedo sentir la tensión que los envuelve. Sé que deben estar preguntándose si pueden confiar en mí, si mi oferta es sincera o si hay algo más oculto.
—Señorita, le agradezco su interés por Marcos —dice el padre, con una voz que refleja su cautela—. Pero me temo que no podemos aceptar su ayuda. Nuestro orgullo y nuestra dignidad son lo único que tenemos, y no queremos que nadie, ni siquiera alguien de su posición, interfiera en eso.
Siento que la frustración vuelve a apoderarse de mí, pero me esfuerzo por mantener la calma.
—Señor, entiendo su preocupación —le digo, con una voz suave pero firme—. Pero le aseguro que mi intención no es menospreciar su orgullo o su dignidad. Al contrario, quiero ayudarlos a fortalecerlos.
Veo cómo el padre de Marcos me mira con escepticismo, y sé que debo encontrar la manera de convencerlo.
—Mire, sé que mi familia y la suya tienen orígenes y realidades muy diferentes —le explico, sin dejar de mirar sus ojos—. Pero eso no significa que no podamos encontrar una forma de trabajar juntos, de ayudarnos mutuamente.
El padre de Marcos me mira con cautela, y puedo sentir que empieza a bajar un poco sus defensas.
Me gusta 👍