La italiana y el CEO americano. Una Navidad muy diferente. Monalisa, una italiana fuerte, cariñosa, trabajadora, supertorpe o desastrosa, divertida y muy dispuesta, está pasando por un momento muy difícil. Se siente traicionada por las personas que más apoyó y amó, su familia y la de su exmarido. Cuando su matrimonio terminó, fue juzgada y culpada por todo, incluso por la infidelidad de su ex. Cansada de todo y de todos, incluidos sus parientes, y con la Navidad acercándose, decide visitar a su hija y ayudar a una antigua amiga que vive en Nueva York, para despejar su mente.
Abraham es un importante estadounidense, polémico en su vida personal, guapo y muy poderoso. Suele aparecer en público con mujeres bellísimas. Estuvo casado con una famosa actriz durante cinco años y tiene un hijo con ella. Tras la separación, comenzó una relación igualmente polémica, llena de infidelidades de su parte y altibajos con su antigua entrenadora personal, de la cual también tiene otro hijo. Como empresario, es muy respetado, pero su vida personal es bastante cuestionable. A pesar de tener 36 años, sigue disfrutando de fiestas y clubes nocturnos.
Surge un gran negocio, pero el lado personal de Abraham resulta ser clave para sus socios, y su reputación personal es un desastre. Esto puede convertirse en un gran problema, y Abraham necesita urgentemente ayuda en ese aspecto, ya que está interfiriendo en un trato que ha estado buscando por años. Necesita una mujer que lo ayude a mejorar su imagen.
Monalisa, por su parte, quiere un nuevo comienzo, una nueva vida y un nuevo rumbo. Sus destinos se cruzan y...
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Capítulo 17
Monalisa
En cuanto entro en casa, me encuentro con las chicas, Lisa, Pietra y Tina.
Ellas – ¡Hola! –dicen, besándola y abrazándola, y ella responde al gesto.
Valentina – ¡Eh! ¡Mamá es mía!
Lisa y Pietra se ríen– Deja de ser celosa, también la queremos.
Monalisa – En mi corazón hay espacio para todas.
Valentina – Mamá, te estamos esperando para ir al salón.
Monalisa – Amadas, estaba pensando... ¿Por qué no van ustedes y yo me quedo? Ya no soy tan joven y...
Ellas – ¡Ni lo pienses! –dicen, y la empujan hacia el baño porque dijo que iba a ducharse antes de ir con ellas al salón.
Monalisa
No tuve opción, tendré que ir.
Cumplimos años, de hecho, creo que nunca fui a un concierto, solo a bailes, fiestas... pero a un concierto, ¡no! Nunca, bueno, al menos moriré conociendo una cosa más...
Me ducho y nos vamos al salón.
Abraham
Salgo con mis amigos de la oficina, hemos quedado en encontrarnos y sé que estarán las chicas que siempre aparecen...
Solo espero que Charlotte no me moleste, no tengo paciencia para ella.
Al llegar a casa, voy directo a ducharme y descansar, doña Ruth me había avisado de que se llevaría a Vicky a dormir con ella y David.
Pobre de mi princesa, los llama abuelo y abuela, menos mal.
Necesito pensar en cómo resolver esto, no puedo recurrir siempre a Ruth y tampoco puedo detener mi vida, necesito pensar qué hacer, no imaginaba que Emma fuera a hacer esto...
Hoy solo quiero intentar distraerme, beber un poco y divertirme con mis amigos.
Sobre todo porque mañana tengo que cuidar de Vicky y no sé cómo lo voy a hacer.
Monalisa
Volvimos del salón y yo quería dormir, pero ellas no me dejaron...
Vamos a elegir la ropa y, por supuesto, hago algo para que comamos, al menos eso.
Me arreglo y me llenan de elogios que me dieron vergüenza, pero sé que es porque me quieren y quieren animarme. Está bien.
Llamamos a un taxi y nos vamos...
Abraham
Me arreglo y voy a encontrarme con mis amigos, lo extraño es la sonrisa que me viene a la mente, Monalisa... mejor voy a beber ya antes de volverme loco de verdad...
Al llegar al palco, hay algunas chicas y mis amigos, gracias a Dios, ya están, me siento cerca de ellos y empezamos a charlar y a beber.
Monalisa
Llegamos y quise volver, me hicieron entrar a la fuerza, Dios mío, hay mucha gente, si me pierdo aquí, nunca más me encontrarán.
Monalisa – Chicas, parezco una niña, si me pierdo aquí, no sé cómo salir ni a dónde ir.
Ellas se ríen.
Lisa – Quédate con nosotras, Mona.
Pietra – Hemos comprado una mesa, no es un palco, pero se puede sentar y es un poco más privado.
Valentina – Mamá, suéltate, disfruta.
Monalisa – Nunca fui a un concierto.
Valentina – ¡Entonces tienes que disfrutarlo y mucho!
Lisa – ¡Es verdad!
Monalisa – ¿Qué es eso?
Ellas – ¿Eso qué?
Esa gente parece loca.
Ellas se ríen– Están esperando a que empiece el concierto y bailan, algunos se besan y esas cosas.
Monalisa – ¡Qué recuerdos de mi Italia y de bailar la tarantela! (danza típica italiana)
Ellas se ríen.
Llegan a la mesa, no era como un palco, pero se podía sentar y no estaba en medio del jaleo, la vista del escenario no era tan buena, pero valía la pena.
Se ponen a charlar y a beber unos tragos.
Monalisa
Estaba pensando... ¿Dirigiéndome con mi hija? Nunca fui de eso, en realidad iba a bailes, al cine, a cenar fuera, ¡pero esta locura es muy nueva para mí y más aún con mi hija!
Me estoy quedando sorda y mareada, pero bueno, voy a disfrutarlo o a intentarlo... están tan contentas que no quiero estropearles la alegría.
¡Había música, baile, locuras, gente indefinida y muchísima gente! ¡Pasa un chico guapo!
Monalisa – Vaya, qué guapo.
Él la mira, sonríe y le lanza un beso.
Las chicas se ríen.
Valentina – Mamá, debe de tener unos 25 años.
Monalisa se ríe– No me importa enseñarle.
Ellas se ríen.
Monalisa
Claro que estaba bromeando con ellas, al menos las hacía reír. Solo que estaba demasiado bien, como decía la abuela, demasiado bien para ser verdad...
Veo al tal Jonny que conocí en el avión, ¡el que está todo torcido y es feo, pero muy feo!
Dios mío, con tanta gente, ¿tenía que ver a un fantasma? ¡Y lo peor es que venía sonriendo! ¡Ni hablar, tengo que escapar y urgentemente!
Monalisa – ¡Chicas, socorro!
Valentina – ¿Qué pasa, mamá?
Pietra lo ve y se echa a reír– Creo que se ha enamorado de Mona.
Monalisa – Deja de echarme mal de ojo, niña, no vaya a ser que se te pegue.
Pietra les explica a Tina y Lisa que se ríen y que el tal Jonny se acercaba.
Monalisa – Tengo que escapar, voy al baño –dice, y sin que ellas tengan tiempo de detenerla o de hablar, se va y se esconde del tal Jonny, que parece haberla visto e ir tras ella.
Las chicas se ríen porque Monalisa es graciosa y se escondía detrás de la gente, espiando, y cuando lo espiaba, él la veía e iba tras ella.
Valentina – Espero que no se pierda.
Pietra – Dentro de un rato la llamamos a su móvil y la encontramos.
Lisa se ríe– Es verdad, pero Dios mío, el tío es realmente feo.
Abraham
Charlotte estaba allí, menos mal que no me molestó, estaban Adele, Mia, Cloe y algunas chicas más, pero estábamos charlando y bebiendo, cuando me di cuenta de que Mia se estaba acercando demasiado, decidí irme, puse la excusa de que iba al baño y decidí ir, pero voy al de abajo, así tardo más en volver...
Monalisa
Salgo a escondidas, Dios mío, esto sí que es un castigo...
Parece que me encontraba, mierda, ya estoy perdida y me pisa los talones, tengo que hacer algo,
Veo al señor Abraham, ¡guau, qué diferente está ahora! ¡El señor sin camisa ha llegado! –grité en mi oído–. Tuve una idea muy tonta, pero lo necesito y no estoy trabajando, ¡que se joda!
Ya he bebido un poco, soy mayor de edad, no estoy trabajando y no tengo ningún compromiso con nadie.
Abraham
Miro y... ¡guau! ¿Qué es esto? La italiana está para morirse, ¡papá, qué mujer! De repente, se para justo delante de mí.
Abraham – Hola, Monalisa.
Monalisa – Hola, señor Abraham.
Abraham sonríe– No estamos en la empresa, llámame solo Abraham.
Monalisa – De acuerdo, Abraham, necesito tu ayuda.
Abraham – Si puedo...
Monalisa lo mira y ve al feo, y se asusta, ¡qué feo y torcido es! Creo que estoy empezando a entender a su ex mujer...
Monalisa – Lo siento, pero la situación requiere medidas extremas –dice mirando a Jonny, que se acercaba.
Abraham sonríe– ¿Huyendo de alguien, Monalisa?
Monalisa – Sí, por eso dije que se necesitan medidas extremas.
Y entonces ella le planta un beso, de esos que te hacen olvidar de dónde vienes.
Monalisa
Y para mi sorpresa, el estirado está bueno, ¡me atrae con una fuerza que... guau! ¡Ahora sí que me he ablandado!
Vi que el feo pasaba junto a nosotros, pobrecito, mejor que no se haga ilusiones, suelto a Abraham y...
Monalisa – Gracias –dice, y se va.
Abraham
Me quedé sin reacción, la italiana me dio un beso, ¡me volvió loco y se fue!
Y qué beso... Huía de alguien...