Mi Galán De Telenovelas

Llego a la casona y fue recibida por su compañera.

-El día fue largo,  pero todo está en orden- le comento esta- Estuvo trabajando el paisajista y dejo a uno de los suyos viviendo en la casa. No lo vi en todo el día, así que no creo que aparezca ahora.

Diciendo esto se retiró del lugar.

Luego de cerrar el portón y ver como el automóvil de su compañera desaparecía entre la  polvareda, Lucia entro a la casa de seguridad y se acomodó en el sillón. Tomo el celular y llamo a Brisa.

El reloj daba las 20:15 cuando las luces del parque se encendieron por la ausencia de luz solar.

Pasado un rato las dos amigas se despidieron.

-Querido Dios, si en verdad existes, dame un poco de silencio y tranquilidad- manifestó Lucia en voz alta mirando hacia arriba como si hablara con el supremo.

Pero no termino de decir esto cuando vio, por las cámaras del parque, a una persona encapuchada corriendo hacia donde ella se encontraba. Su corazón le salto del pecho.

-No puede ser, un intruso-

Corrió hacia el teléfono y llamo al 911 para pedir ayuda.

Al colgar, tomo una escoba que encontró en un pequeño armario y salió fuera para esconderse entre los arbustos. Si la policía no venía pronto, ella se tendría que defender sola.

Unos segundos después pudo ver como el encapuchado caminaba en silencio hacia la casa de seguridad, deteniéndose junto a la puerta.

Lucia aprovecho el momento y, corriendo hacia él con la escoba entre sus manos, le dio un fuerte golpe, al menos lo más fuerte que pudo.

El palazo no había resultado como ella creía.

(-En las películas caen desmayados con algo así-) pensó y, sin más, le grito.

-Ya llamé a la policía así que no se le ocurra moverse o volveré a golpearlo-

El gigante se dio vuelta tomándose el hombro.

- ¡Estas completamente loca! - exclamo

-Lo estuve viendo por las cámaras así que llame a la policía, no intente nada o tendré que actuar- Mientras sonaban estas palabras en su boca, Lucia presto atención en el rostro del individuo.

(-Es el, por el mismísimo infierno, es el)- pensó

Pero con apenas unos movimientos, aquel adonis, le quito el palo que aun sostenía en sus manos en forma amenazante y la apretó contra su cuerpo.

-jajá golpéame ahora- le dijo y le beso la nariz

El corazón de Lucia se enloqueció de repente, podría ser por el momento de tensión que estaba viviendo, pero en realidad era por aquella cercanía. El aroma que despedía aquel hombre hacia que su ser se alterara.

 -Quietos- grito alguien que se encontraba detrás de ellos- Los quiero ver con sus manos en la cabeza o me veré obligado a proceder.

- ¿Pediste refuerzos? - susurro el hombre en su oído y un cosquilleo le descendió por la nuca hacia la espalda.

-Le dije que había llamado a la policía- le contesto Lucia mirándolo a los ojos y sonriendo victoriosamente. Lo cual le duro poca ya que, como ambos tenían diferentes puntos de vista de una misma historia, fueron trasladados al destacamento.

Después de brindar declaración la dejaron ir, a ella y a su Adonis.

-Bueno, resuelto todo, me despido- Dijo este al salir y comenzó a caminar hacia la esquina.

(-Que descaro. ¿No piensa presentarse al menos? ¿Por qué yo tendría que saber quién es? Por ser famoso y realmente apuesto, no tengo saberlo)- pensaba Lucia dirigiéndose también así el mismo lugar. (-Tal vez porque camina así de lindo… o por esa espalda musculosa que tiene, se cree que voy a caer como una idiota) siguió reflexionando

De repente el detiene su andar y sin darse vuelta pregunta

- ¿Qué haces?

Lucia también detiene el paso e inclina un poco su cuerpo para observar si era a ella a quien le hablaba.

-Debo volver a trabajar. Necesito un taxi. - Le respondió

(- ¿Qué diablos le pasa? No voy a quedarme esperando que mi auto y mis cosas vuelvan solas) pensó y en un abrir y cerrar de ojos lo tenía nuevamente de frente a ella.

Su mirada, esta vez era más fría, más profunda y su voz tenía un dejo de rabia.

- ¿Quién eres en realidad? ¿Volverás a la casona? ¿En verdad trabajas allí? –

-Mi nombre es Lucia del Carmen Gasco- Dijo dando un paso hacia delante y enderezando su postura en forma desafiante- y si, debo volver. No solo porque tengo que cumplir con mi turno sino también porque tengo mis cosas allí. Mañana, si lo desea usted, pediré que me suplanten.

- ¿Qué la suplanten? La señora quiere que la suplanten. Claro\, total\, tiro la granada y ahora quiere huir como cobarde.

- ¿De qué granada hablas? Yo solo hago mi trabajo- Lucia no podía creer lo que estaba oyendo

(¿Qué le pasa a este tipo? Llega sin avisar y piensa que uno es adivino)

-Tu trabajo, te informo, es cuidarme y mantener todo en bajo perfil. No creo que estés cumpliendo muy bien con tu trabajo. Vine buscando paz y tú solo me traes problemas. - Le retruco el gigante, que ahora más que un adonis era un cavernícola. - Vamos- siguió diciéndole, mientras abría la puerta del taxi y le indicaba que subiera.

Lucia intento decir algo para defenderse, pero aquel hombre la miro como queriéndola destruir solo con su mirada.

Dudo por un momento, de buena gana se hubiera ido sola, pero ya era tarde y solo estaba ese móvil en la parada.

En todo el camino no emitió ni una sola palabra, quería llegar, llamar a su amiga y terminar con todo esto.

(-Vamos a ver quién no puede pedir que la sustituyan. No pienso volver a pisar nunca más esa casona. ¿Quién se cree que es para decidir por mí?)-  se dijo mientras miraba fijo la ruta por la que iba el automóvil.