A pesar de sus reservas iniciales, la conexión emocional y la química entre Nick Evans y Dayanne Wilson, es tan poderosa que los lleva a experimentar un deseo incontrolable de estar juntos. Esta sensación de atracción abrumadora los impulsa a explorar sus sentimientos y a desafiar sus creencias previas sobre el amor. Pero la situación entre ambos, se complicará por las propias inseguridades de Dayanne relacionadas con la intimidad, lo cual le impide entregarse por completo, aún cuando siente un deseo irrefrenable por Nick. A pesar de la intensa atracción que ambos experimentan, Dayanne lucha internamente contra sus propios temores y barreras emocionales que le impiden abrirse completamente a Nick y a la posibilidad de una relación significativa. Esta dicotomía entre el deseo abrumador y las inseguridades personales de Dayanne crea una tensión emocional que será crucial para el desarrollo de su historia juntos.
Los invito a leer esta hermosa historia de amor y superación ¡Disfrutenla!
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CAPÍTULO XXIII UNA NUEVA SOPITA DE POLLO
Dayanne se durmió durante el trayecto a la casa de Nick donde él decidió llevarla…
. – Yo ya me quedé en tu casa, ahora tú conocerás la mí hogar querida mía – Le dijo mirándola sabiendo que ella no la escuchaba.
Él cada tanto la miraba, y por primera vez en mucho tiempo, desde que la conoció a ella, se permitió sentir esperanzas en el amor, sentía que con ella a pesar de su dilema existencial, las cosas serían diferentes, y estaba dispuesto a tomar esa oportunidad que se le presentó de manera tan intensa e inesperada.
. – Llegamos… - Anunció nuevamente a nadie, porque Dayanne seguía dormida mientras estacionaba su auto la miró. La casa de Nick no era tan grande, pero tampoco tan pequeña, a él no le gustaba vivir encerrado, por ello, siempre optaba por comprar o alquilar casas, que tuvieran espacio incluso para tener un cachorro que era su debilidad.
Esta casa en particular, después de la gran reja, era una casa acogedora y familiar, de tamaño no muy grande, pero con un espacio amplio con un hermoso y bien cuidado jardín, donde su mascota disfruta de jugar. El diseño interior es de concepto abierto, lo que le da una sensación de amplitud y fluidez entre sus diferentes áreas.
Nick descendió del auto, no sin antes echarle otra mirada a Dayanne que seguía profundamente dormida…
. – Se te está haciendo costumbre que te baje del auto en brazos…
Sonrió antes de hacerlo, aunque lo hizo con mucho cuidado, ella se quejó.
. – Vamos a la cama querida – Le susurró mirando sus labios que se curvaban en un gesto de disgusto…
. – ¿Insistes en perder el tiempo? - Le preguntó negándose a abrir los ojos…
. – Yo insisto en que no lo haré – Dijo dándole un suave beso… - Eres hermosa hasta dormida…
. – No estoy dormida… – Le aclaró, pero sin abrir los ojos…
. – Lo sé – Le dijo dándole otro dulce y tierno beso que conmovió cada fibra de la existencia de Dayanne…
. – Me gusta cómo me tratas, y no quisiera defraudarte, así que aléjate de mí… – Le pidió con voz temblorosa hundiendo más su cabeza en pecho…
. – Deja que yo tome esa decisión – Respondió bajando su cabeza y pegándola a la de ella – Y no me lo pidas más, no quiero, y no me alejaré…
. – Te vas a arrepentir… - Volvió a susurrar suplicante…
. – Ya lo veremos… - Terminó recostándola en la cama, besando su frente y acercándose a sus pies para quitarle los zapatos… Dayanne no protestó, se sentía somnolienta, mareada y sensible ante su trato. Cuando sintió que ya estaba sin zapatos comenzó a moverse buscando algo en la cama que no conseguía, y Nick se preguntaba que era, hasta que la vio tomar una almohada abrazarla y ponerse en posición fetal…
Nick la miró con ternura, e imaginaba que ella con ese gesto probablemente estaba luchando contra la soledad y la vulnerabilidad, ya que él claramente sabía que abrazar una almohada de ese modo era imitar la sensación de un abrazo, y que también proporciona una profunda seguridad. Por ello, quitó su ropa, buscó un pijama largo (Solo el pantalón) y se acostó a su lado atrayéndola hacía él.
. – No, así no… - Se quejó Dayanne por la posición como él la colocó.
. – ¿Entonces cómo? – Le preguntó, y ella se volteó buscando la misma posición que tenía…
. – Así… - Dijo nuevamente acurrucada, le gustaba abrazar algo, pero de ese lado… Nick no se rindió, se levantó, caminó hasta su lugar, le quitó la almohada, y la arrimó con suavidad para tener el espacio suficiente para recostarse…
. – Así entonces – Tomó su brazo enyesado y la obligó a abrazarlo con él, no le importaba que incomodara un poco, él sería su soporte - Abrázame a mí Dayanne…
Ella con sueño, y sin fuerza para luchar lo hizo, y le montó incluso una pierna encima…
. – Tú lo pediste, y esta es mi cama, no recuerdo haberte dado permiso… - Terminó diciendo…
. – No lo necesito… – Alegó sonriendo y ella solo chistó los dientes, estaba convencida que estaba en su cama y que no tenía caso discutir con él, solo quería dormir, e increíblemente, el olor de su cuerpo, su brazo aferrado al de ella acariciando sus dedos, le estaban proporcionando el consuelo que ella necesitaba.
Sintiéndola ya más relajada, y dejando un beso en cabeza, Nick se entregó al descanso al igual que Dayanne. Al día siguiente, él fue el primero en despertar y aun Dayanne estaba abrazado a él, pero por alguna razón, hacía gestos de queja…
. – Dayanne… - Intentó despertarla con sutileza, y ella presionó con fuerza los ojos… - ¿Qué ocurre?
. – Me duele la cabeza, tengo ganas de vomitar… - Hizo una pausa cayendo en cuenta de con quien hablaba - ¿Y tú que estás haciendo aquí?
. – Bueno, esta es mi casa – Dayanne abrió los ojos y él le sonrió por la cara que puso cuando se vio abrazada a su pecho desnudo… Fue imposible que el mareo al verlo así, se intensificara. Entonces carraspeó antes de poder hablar…
. – Pero… - Se soltó de él e intentó sentarse pero el mareo que revolvió su estómago, se lo impidió – Nick…
. – ¡Vamos…! - Se levantó de un salto y sin pensarlo la tomó en sus brazos para llevarla al baño, donde la chica botó todo lo que quiso salir de su tubo digestivo, mientras Nick le sostenía el cabello.
. – ¡Dios! – Dayanne se sentía horrible, tanto por el malestar de la resaca, como por el hecho de que le estuviera pasando todo eso frente a Nick – Lo siento… - Se disculpó apenada.
. – No tienes que disculparte por nada, también he estado así – La consoló ayudándola a levantarse – Refréscate un poco la cara… - Dayanne lo hizo, enjuagó su boca y luego echó agua en su rostro e incluso su cabeza que sentía reventar…
. – ¡No vuelvo a tomar en la vida, lo juro! – Soltó provocando la risa de Nick…
. – Eso dicen todos… - Dijo refiriéndose a las personas que como ella, no toleran muy bien la bebida, y el malestar del día siguiente los hacía jurar cosas que por lo general jamás cumplen…
. – En serio – Volvió a jurar mientras él la llevaba nuevamente a la cama, y la ayudaba a recostarse… - La cabeza no para de darme vueltas y mi estómago se siente vacío…
. – No te preocupes, te prepararé algo que te va a ayudar a recuperarte – Dijo Nick entregándole una camisa de él – Usa esto, te ves incomoda con esa ropa, además está mojada – Señaló especialmente su camisa mojada que dejaba mucho a la imaginación – Iré a la cocina…
Salió antes de que Dayanne pudiera decir algo… y ella quedó allí observando a su alrededor, preguntándose porque la había traído a su casa. Concedió que el lugar donde estaba, era sin duda, la habitación principal, ósea, la habitación de su jefe…
Era muy acogedora, con suficiente espacio para la cómoda cama donde pasó la noche y aún estaba recostada, y un armario amplio como para dos personas. Estaba bien decorada al estilo de su jefe, de hecho se parecía a él, pensó. Dayanne bajó los pies de la cama y comenzó a soltar los botones de su camisa con su mano izquierda, luego se la quitó e hizo lo mismo con el pantalón, para proceder a colocarse la prenda que le entregó Nick, que obviamente le quedó como una batola.
Unos minutos más tarde cuando ella casi volvía a quedarse dormida, entró Nick con un tazón en una mano y un vaso con jugo en la otra…
. – Dayanne – La llamó y ella abrió los ojos, para encontrarse con el adonis de su jefe sin camisa aun frente a ella, y le provocó volverlos a cerrar… - Toma, necesitas hidratarte
. - ¿Te das cuenta que esta es la segunda vez que me cuidas? - Le recordó Dayanne tomando el vaso y tomando casi todo su contenido, sí que lo necesitaba…
. – Sí, y esta es la segunda sopita de pollo que te preparo – Dayanne sonrió, recordando la historia de la bendita sopa…
. – La milagrosa ¿Es? – Preguntó recibiendo el tazón con el líquido que para ella se veía bastante pálido – Gracias… – Dijo sin mucho ánimo.
. – No, es ¡La poderosa! Y no la mires así, que las apariencias engañan… ¡Pruébala! - Dayanne elevó los ojos, pero era cierto, aunque no tenía muy buen aspecto, pues parecía insípida, y la típica sopa de hospital, sin embargo, lo cierto era que estaba muy gustosa y le cayó de maravilla a su estómago que antes lo sentía pegado al espinazo.
¡La sopa poderosa sin duda cumplió con su objetivo!