Maria una chica Argentina, fue a una fiesta para distraerse un rato. Cuando fue a buscar algo para tomar, un hombre se acerca, le echa droga a su bebida y se la lleva. Después de dos días se entera que está casada con un hombre que no conoce.
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CAPÍTULO 7
Al día siguiente
Las chicas y yo nos levantamos muy temprano, a las 5 de la mañana para ser exactos, no queríamos despertar a nadie, queríamos irnos sin que se dieran cuenta, pero resulta que la señora Victoria ya estaba despierta y estaba desayunando.
—Buenos días hija, ¿cómo dormiste?
—Bien, gracias
—Me alegro
—Señora Victoria, yo creo que ya es hora de irnos, no queremos incomodar
—Claro que no incomodan hija, ahora está también es tú casa
—Le agradezco mucho, pero no podemos quedarnos
—¿Dónde se van a quedar?— Pregunto la señora Victoria
—Nos estamos hospedando en un hotel— Dice Jimena
—De ninguna manera, tú eras la esposa de Alejandro Lombardo y como tal debes estar en la que era su casa
—Le agradezco, pero no puedo quedarme
—No hay peros, al menos quédense unos días, hasta que venga el abogado
—¿Abogado?— Le pregunto cómo si no supiera de los que estaba hablando
—Si el abogado de Alex
—¿Dentro de cuántos días va a venir?
—Tres días
—Está bien, pero está segura de que no vamos a incomodarlos
—No te preocupes, vengan vamos a desayunar
Después de desayunar agarramos un taxi y nos fuimos al hotel por nuestras cosas.
En el hotel
—Yo creo que vamos a tener un problema— Dice Jimena
—¿Por qué?— Pregunté
—Es que no podemos llevar armas a esa casa
—Tienes razón, pero quien lo va a saber, son 4, cada una se guarda una
—Está bien, y que están haciendo las chicas ya se tardaron— Pregunta Jimena
—No lo sé
—Terminando de empacar— Dice Livia
—¿Ya están listas?— Pregunta Jimena
—Si, ya estamos listas— Dice Sarita
—Bien, no sé olviden de las computadoras
—Yo las tengo— Dice Jimena
—No se olvidan de nada
—No te preocupes, no estamos dejando nada— Dice Livia
—Bien, entonces vámonos
En el lobby
—Hay que pagar todavía— Dice Jimena
—Esperen afuera mientras pago— Les digo a las chicas
—Ok— Dice Sarita
—Hola buenas tardes
—Hola, ¿qué necesita?— Pregunta el recepcionista
—Vengo a pagar por la habitación 222
—Está bien, a nombre de quién está registrada la habitación
—Maria Reyes
—Perfecto, serían 600 mil
—Cuanto?— Pregunto indignada
—600 mil señorita
—Acepta tarjeta
—Si señorita
—Gracias, nos vemos— Dije para luego irme
—Nos vemos señorita, espero y vuelva pronto
Fuera del hotel
—¿Ya está?— Pregunto Jimena
—Cuanto fue— Pregunto Livia
—600 mil
—Por qué tanto, si solo fue una noche— Dijo Sarita
—No lo sé, pero mejor ya vámonos, no quiero volver a este lugar nunca más, no es por la plata pero, si se pasaron un poco con el precio, encima, una noche, tanto va a costar
—Mal, es una banda— Dice Livia
—Da gracias a que me alcanzó
—Ya vámonos— Dice Jimena
—Primero vamos al banco y después a la casa de los Lombardo— Les dije
—Está bien— Dice Sarita
En el banco
—Ahora vengo
—Está bien— Dice Jimena
Fui al cajero automático, saque una gran cantidad, no tenía planeado sacar mucho, pero sé que lo iba a necesitar en algún momento.
—Listo, ya nos podemos ir
—Espera consigo un taxi— Dice Jimena para luego empezar a hacer señar a los taxis que pasaban
—Ja, ja, ja, parece que nadie te quiere llevar— Dice Livia en forma de broma
—A ver inténtalo vos— Dice Jimena
—Con mucho gusto, permiso— Dice para luego hacer señas para que un taxi se detenga
—No que no
—Fue suerte— Dice Jimena
—Ya, solo suban al taxi, por dios
—Ay, bueno
Nos fuimos directamente a la casa de los Lombardo, ya que no teníamos nada más que hacer.
—Como es posible que nadie sepa dónde están mis hermanas— Dice Juan enojado
—Las estamos buscando señor
—Me buscaba señor— Dice Josué
—Sí, tienes alguna novedad sobre las chicas
—La señorita Jimena me llamo para pedirme información de una familia, pero sobre todo de dos personas, Alejandro Lombardo y Bruno Lombardo
—Ya les enviaste la información?
—Si señor
—Necesito la ubicación del celular de Jimena y necesito esa información
—Enseguida señor, con permiso— Dice para luego irse
—Si pidieron esa información es por algo
En Mérida
Apenas llegamos ya me avía arrepentido, me quería ir, pero no podía porque tenía que terminar con esto de una buena vez.
—En este momento yo podría estar en mí cama durmiendo— Expresa Jimena
—Pues si, pero no, tenemos que estar aquí, con personas desconocidas, y con el idiota que nos metió en esto
—Bueno, vean el lado bueno— Dice Sarita
—Y cuál es?— Pregunta Livia
—No lo sé, pero de seguro hay uno
—Sinceramente, no creo que haya un lado bueno— Les dije
—Al menos estamos juntas, te recuerdo que querías venir sola— Dijo Jimena
—Y agradezco que vinieran conmigo, de verdad no sé que hubiera hecho yo sola en este lugar, de seguro me hubiera vuelto loca
—Bueno, loca ya estás—Dijo Jimena
—Entremos, hace frío, no quiero que me de una neumonía
—Está bien, vamos, ojalá no haya nadie— Dijo Sarita
—Vamos— Dije
Entramos a la casa y efectivamente, no había nadie, nos fuimos a nuestros cuartos y acomodamos nuestras cosas, se supone que tenía que guardar mí arma, pero preferí tenerla a mano por si acaso
No hicimos nada en el tiempo que nos quedaba, quería llamar a Juan para decirle que todo estaba bien y sobre todo para contarle lo que estaba pasando, pero no entraba la llamada, intenté llamar a Josué, pero tampoco entraba la llamada, no sé por qué no entraba la llamada, pero lo que si sé, es que Juan ya nos está buscando.
En la noche
Estábamos comiendo con la señora Victoria, al parecer estaba muy feliz ya que estaba con una sonrisa y hablando de Alex, de nuestro matrimonio, de que hubiéramos sido muy felices juntos, hasta saco el tema de los hijos, le seguí el juego, aún que no entendía porque estaba hablando de eso, bueno en fin. Cuando terminamos de comer las chicas y yo nos fuimos al sofá y la señora Victoria se fue a su despacho, estábamos muy aburridas ya que teníamos que esperar hasta mañana para que viniera el abogado, después de eso nos iríamos a un hotel, para poder investigar más a fondo este tema, con la información que mandó Josué ya podíamos empezar, pero ocurrió algo que complicó aún más nuestros planes.
—¿Mañana ya nos iríamos verdad?— Pregunto Livia
—Si, nos vamos a tener que ir a un hotel para poder terminar con este asunto de una vez— Dije
—Bien, por cierto, pudiste hablar con Juan— Pregunto Jimena
—No, no sé por qué no entra la llamada, pero lo más seguro es que ya nos esté buscando
—Mañana cuando estemos en el hotel voy a intentar llamarlo— Dijo Jimena
—Está bien, pudiste leer la información que te mando Josué?— Le pregunté a Jimena, pero no me respondió— ¿Jimena?, que pasa— Le pregunte
—Chicas miren para allá— Dijo señalando hacía la puerta principal
—Que cosa— Apenas voltee me quedé totalmente en shock
—Pero que mierda— Dijo Sarita
—¿Estan viendo lo mismo que yo?— Pregunto Livia
—Creo que si— Respondió Sarita
—Esto debe de ser una Broma— Exprese