Lilith, que trabaja en un club exclusivo como mesera, un día llama la atención de un cliente muy importante, ¿qué pasará ahora?
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CAPITULO 5
Quería salir del auto, pero debería esperar, hasta que se termine la conversación, es peligroso desairar a los ricos, son persona voluble y de mal temprano, eso lo peor que ser pobre, estás indefensa, contra personas que con dos palabras pueden acabar con tu vida como si nada.
— Mañana vendré por ti para que firme el acuerdo, después de eso, te diré cuáles son las reglas.
— ¿Reglas?
— Claro, ahí muchas reglas, si vas a estas con un hombre como yo, sea tres meses o dos días tienes que cumplir con las reglas.
— Está bien.
— Puedes irte, espera un poco que mi guardaespaldas te acompañará con las cosas.
— ¿Qué cosas?
— ¿Estás en posición de hacer preguntas?
— No.
La puerta de auto se abrió, me bajé, el hombre musculoso saco muchas bolsas del maletero, y luego me hizo una señal para que caminara, después de eso, comencé a caminar, hasta que él, me detuvo.
— Espera, ven acá.
— Me di la vuelta y se acerque a la puerta otra vez.
— Está noche, te enviaré un paquete, con algunas cosas, póntelas mañana.
—Si, señor.
— Te puede ir.
Camine rápido, entre al edificio y el guardaespaldas venía detrás de mí, llegamos a mi piso, abrí la puerta, el hombre entro, miro todo con incredulidad, puso los paquetes sobre la mesa, miró otra vez alrededor, salió y se fue, yo fui corriendo y cerré la puerta.
Caí en el piso, puse la cabeza en mi rodilla y me puse a llorar, hace mucho tiempo que no lloraba, y este llanto era de impotencia, el sentirme entre la espada y la pared, él tiene que ceder a los deseos malsanos de un hombre rico por dinero, eso me haces lo mismo que mi abuela tanto lucho por qué yo no fuera, una prostituta.
Entonces estaba en un dilema moral, el dinero o la vida de la vida de la única familia que tengo en este mundo, la mujer que lucho por criarme bien, siendo una persona trabajadora, que mis ojos no se llenarán por la codicia del lujo y la vanidad, la persona que me formó como un ser humano decente, puedo yo dejarla morir por conservar mi dignidad, no lo haría.
Después de un largo rato me pare del suelo, lo que tenía que ser será, solo son 3 meses, después puedo irme con mi abuela, a otra ciudad, comprar una pequeña casa, y haces mi vida como si está episodio de mi vida nunca hubiera pasado, es lo que voy a hacer, borrarlo todo desde el principio al final.
Fui a la mesa, y abrí las bolsas, era cómoda del restaurante y no las sobras de cosas que sobraban eran platos preparados expresamente para mí, era muchos platos, y todos muy caros, langosta, filete, camarones, todos con sus guarniciones, los contente y había exactamente 8, dos de cada plato y todos repetidos, ¡oh!, serian dos para la señora del 3A, 4 para la pareja del 3C, y 2 para mí.
¿Cómo lo supo?, que le pasó comida a estas personas, ¡Dios!, ese hombre es un verdadero demonio, incluso las bolsas estaban repartidas, dos, cuatro, dos, increíble, tome las bolsas, abrí la puerta, salí al pasillo, toque la puerta de la pareja, después de un rato trocando la mujer abrió de mala gana.
— ¿Qué quieres?
— Toma.
— Son tus sobras otras vez, no las queremos.
— No es así, estos son platos caros, me voy a mudar y quise darle algo antes de irme.
— ¿De verdad?
— Sí.
— Bueno.
Tomo la bolsa y me dio un portazo en la cara, no esperaba menos de ella siempre es así, respire profundo, y toque la puerta de la señora del 3A, ella me abrió, después de un rato, no parecía estar bien.
— ¿Qué le pasa?
— Niña, mi medicina se ha terminado desde hace unos días y no la he podido comprar, faltas unos días para que llegue lo de la pensión y bueno... que te trae por aquí.
— Vine a traerle está comida, por qué no me da su receta y yo le compré la medicina este mes.
— No niña, ya haces demasiado, además tienes todas tus cosas, no lo hagas.
— No se preocupe un millonario me dio una buena propina confíe en mí, deme la receta.
La mujer estaba dudosa, pero sabía que el mes a penas estaba comenzando, que no iba a resistir tanto, así que me busco la receta, le di la bolsa de la comida, y tome la receta.
— Vengo en un rato con su medicina.
— Gracias, Niña Dios te lo multipliqué.
Fui a mi apartamento, cerré la puerta, busque el dinero que tenía escondido, eran unos 500 dólares de propina que había acumulado, los entre en el bolsillo de dentro de mi abrigo, y las llaves también, salí del apartamento y cerré todo muy bien, la medicina de la señora del 3A, estadía en la farmacia a 4 cuarta de apartamento, lo sé, por qué ella me lo ha dicho que, es donde la encuentra.
La calle estaba fría y ya era de noche, las personas comenzaban a salir a trabajar a estas horas, mujeres en las esquinas se podían ver esperando clientes, y hombre que pasaban en sus autos sedientos de placeres, camine lo más rápido que pude, no me gusta encontrarme con hombre morboso en la calle.
Llegué a la farmacia, entre pase la receta, el señor que atendía me dio todo, y me dijo el precio.
— Son 150 dolares.
— Me da para dos meses por favor.
Ya que estaba haciendo el favor es menos que lo haga bien, además le dejaré algo de dinero y una compra, para que le pase comida a los dos inútiles del apartamento 3C, tengo miedo que un día se mueran de hambre ahí adentro.
Tome el medicamento, y lo pague, había una máquina de bebidas, me compré una soda y unas botellas de agua, pague lo demás, y salí con mis bolsas en la mano, camine rápido, y no me detuve ante nada, por qué aunque viva en este lugar, estás calles son muy peligrosos, llegue al edificio tan rápido como pude, entre y subí las escaleras rápidamente, cuando llegue a mi piso, estaba muy cansada, me asusté cuando vi a la señora del 3A hablando con el hombre vestido del blanco, ¿qué hacía aquí?
— Niña, este señor te vino a buscar.
Me acerque, y le dije le pase la bolsa de la medicina, y otra con agua, la tercera era mía.
— Señora aquí está la medicina de dos meses, y agua, este es mi jefe, no se preocupe.
— Gracias, niña, adiós joven.
La señora entró en su apartamento y quedamos en y yo en el pasillo, tenía unas bolsas en las manos.
— No me invitas a pasar.
— ¿Eh?.. Claro.
Saque las llaves de mi abrigo, abrí todas las cerraduras, y abrí la puerta, lo deje pasar, luego entre detrás de él y cerré, puse la bolsa en la mesa, y le busque la silla que tenía.
Se quedó mirando el lugar por todas partes, y después de un rato se sentó en la silla, se veían imponente en un lugar como este, yo me senté en la cama, y espere a que habla.
— ¿Por qué vives en un lugar como este?
— Es necesario.
Mi respuesta fue cortante, no tengo que explicar mi vida, ni tampoco lo voy a hacer.
Se paró de la silla, dio varios pasos hacia mí, me paso la bolsa.
— Ponte esto para mañana, te voy a mandar a buscar con mi chófer a las 8 de la noche.
Se dio la vuelta para irse, puse las cosas en la cama, me pare y fui abrirle la puerta, abrí todas las cerraduras y le abrí la puerta, me miró por un segundo y luego salió, de nuevo, puse todas las cerraduras, eso fue muy incómodo, de verdad, esto no va a hacer nada fácil.