Un Jefe Pervertido

Al llegar a casa, hicimos de deberes con Bella un árbol genealógico, un poco complicado, ya que somos ella y yo.

Mis padres fallecieron y prácticamente, su padre se fue y olvidó a su propia hija, pero igualmente lo colocamos, desde mis abuelos en adelante.

En la noche, preparé mi ropa y la dejé con Amanda para ir al Restaurante, algo que pasó liviano, ya que no hubo tanta gente y el jefesito no fue.

Al parecer hoy se dedicó a comportarse con mucha educación.

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Un nuevo día empezó; un miércoles bastante caluroso, así que esta vez, opté por una pollera.

Amanda como siempre ya estaba levantada y vestida de negro.

Poco después de desayunar, hicimos lo de siempre.

Al llegar a Trabajar, nos colocamos en nuestros escritorios y media hora después, llegaron nuestros jefes, no con mucho humor.

Por educación y como mi puesto requería, golpeé la puerta de Presidencia y desde dentro el señor Belmonte me prohibió la entrada.

- No quiero saber nada de Nadie - Gritó.

Sin emitir palabra, volví a sentarme y miré a Amanda.

Ella intentó hacer lo mismo, pero para su buena suerte, Joaquín abrió la puerta y la metió dentro, besándola enseguida.

Me Reía de la situación, pero en parte los envidiaba un poquito, yo también quisiera tener atención íntima.

El teléfono de su escritorio sonó y para no interrumpirlos, fui a atender.

-¡Buen día! Habla con Vicepresidencia. ¿Qué necesita? - Dije amable.

- Quiero hablar con Brandon. - Dijo una mujer maleducada.

- ¿Eh? - Estoy confundida, ¿Por qué llama a Amanda? Tendría que llamarme a mí

- ¿Eres sorda o retrasada?

- Ni una, ni otra, señora. ¿Desea hablar con el Señor Belmonte?

- Sí, inútil.

- Veré si puede atenderla. - Dije tragándome los insultos que quería escupirle.

Dejé el teléfono en el escritorio, ahí, mientras que la vieja hablaba sola, para entrar bastante enojada a la oficina, sin darme cuenta, ni golpeé.

Brandon -¿Qué pasa? - No parecía enojado.

- Una vieja quiere hablar contigo. - Escupí con la vena yugular a punto de reventar.

Brandon- ¿Cómo dijiste? - Se sorprendió

Respiré varias veces y volví a repetirlo.

- Una señora desea hablar con usted, señor.

Brandon- Venías bien, enojada y olvidando tutearme, pero otra vez con tu formalismo.

- Me disculpo, es que esa mujer me insultó y por tragarme la respuesta, descargué aquí sin educación.

Brandon- Entiendo, ¿Quién llama?

- No sé, olvidé preguntar, pero no es como si me diese tiempo.

Brandon- Pregunte y luego me avisa, según quien sea, le daré permiso para que me pase la llamada, Señorita Daurella.

- Si, señor, permiso.

Salí hacia el escritorio de Amanda y agarré el tubo telefónico otra vez.

- Señora, ¿Cuál es su nombre?

- Dile a Brandon que soy su esposa.

- ¿Esposa? - ¿No estaba divorciado? ¡Ese atrevido me robo un beso y me tocó estando casado! ¡Maldito mentiroso!

- Sí, niña, sí. Muévete.

Esta vez no abandoné el teléfono, directamente pasé la llamada a Presidencia. ¿Qué problemas puede haber? ¡Es su esposa!

- MARISOOOOOOOL - Me Gritó Belmonte desde su oficina.

Entré sin golpear, ya que me llamó y pregunté lo obvio.

- ¿Qué necesita, señor?

Brandon- ¿Por qué me pasaste la llamada de mi ex esposa? Te pedí que me avisaras quién era para darte el permiso o NO.

- Es su esposa, señor.

Brandon- No lo es, me divorcié hace dos años.

- No lo sabía, señor - Levanté los hombros restándole importancia. Me lo habían dicho, pero ya me había entrado la duda.

Brandon - Ahora lo sabe, señorita. NO TENGO ESPOSA, NO TENGO MUJER ALGUNA, NI NOVIA. No tengo hijos, ni sobrinos. N A D A. ¿Quedó claro? - Se notaba un poco irritado

- Sí, señor.

Brandon- Ahora, ya sabe, si llega alguien diciendo lo que sea, primero me pregunta a mí.

- Sí, señor.

Brandon- Tráeme un café, puro y sin azúcar.

- Sí, señor - Volví a repetir por tercera vez.

Salí de la oficina e hice lo que me pidió.

Amanda fue liberada por Joaquín una hora después, un largo ejercicio en horario laboral.

Pasó la hora del almuerzo y luego la salida del colegio de Bella, entonces fui a buscarla.

Siendo las 16 hs. llegó una señorita, bastante bonita, pero altanera.

- Señorita, ¿En qué puedo ayudarla?

- Soy Irina Puig, la esposa de Brandon, me está esperando.

Otra vez la misma historia, ahora no sé qué pensar, él dice que no, incluso ni anillo usa, pero está mujer llama y viene directo a verlo, diciendo que la espera, ¿Qué hago? Si le hago caso a ella, él me puede despedir, pero si no le hago caso, puede armar un escándalo.

- Un minuto, señorita.

Entré a Presidencia sin golpear y Brandon me miró con intriga.

Brandon - ... Señores, denme un minuto. - Les dice a unos hombres con los que habla por videollamada.

Se levanta de su escritorio y camina hasta colocarse delante de mí, a centímetros.

- ¡Ay, dios, concédeme resistencia! - Pensé.

Brandon- ¿Qué pasa, señorita Marisol? - Susurró para que nadie escuche.

- Llegó una señorita llamada Irina Puig aludiendo ser su esposa y que usted la esperaba. - también Susurré porque creo que él no desconectó el micrófono de la llamada.

Brandon- Llama a seguridad para sacarla; y ya te dije, no tengo esposa, ni mujer.

- Sí, señor. - salí de la oficina e hice lo que me pidió.

- Seguridad, necesito que saquen a alguien de Presidencia. - Dije al teléfono.

Irina- ¿Qué haces inútil? Mi marido espera.

- señorita, hable con el presidente y me Ordenó sacarla.

Irina - Eres una idiota, Brandon no haría eso, él me ama.

- No me meto en temas privados, solo cumplo con mi trabajo.

Irina- ¿Sabes qué? Voy a volver y no te va a gustar lo que haré la próxima. - Se dio la vuelta y se fue.

Amanda - está loca - Dijo riendo.

- Por dios, me amenaza como si tuviera miedo de lo que pueda hacer jajaja. - Me uní a su risa

Amanda - Ella no te conoce, además, estoy para defenderte, aunque no lo precisas.

- En España hay gente que desea morir joven- Dije sarcástica, porque si esa mujer quiere pelea, se la daré.

Isabella- Mami, tengo hambre.

- Espérame aquí unos minutos, iré hasta la cafetería por un chocolate caliente para ti.

Isabella - Sí, mami.

Amanda - Yo la cuido, ve tranquila.

- Gracias.

Fui lo más rápido que pude a buscar comida para mi niña y volví al escritorio, pero no estaba.

- ¿A dónde fue Bella? - Miré a mi amiga.

Amanda - El señor Belmonte la invitó a dibujar dentro de su oficina para que tú pudieras trabajar tranquila.

Caminé hacia la puerta de Brandon y golpeé, me dio el permiso y entré.

- Señor, vine para llevar a Isabella a mi escritorio así no lo molesta.

Brandon - Tranquila, ella está allí- Me señala la mesita que hay enfrente al sillón- Además, no me molesta, al contrario, me agrada estar con mi sobrina.

- ¿Seguro? - Dije incrédula, pensé que sería de esos hombres que odian a los niños, más que nada a los ajenos.

Brandon - Tranquila... Tomé - Me tiende tres carpetas - Necesito 10 fotocopias de cada carpeta para la reunión de mañana.

- Sí, señor, enseguida - Voy hasta el escritorio y las recogí - Bella, pórtate bien - Le dije a mi hija.

Isabella - Sí, mamita. - Me tira un beso en el aire y repito la misma acción para luego salir de la oficina.

Hago lo que el jefe me pidió y me lleva bastante tiempo, ya que cada carpeta tiene veinte hojas y prácticamente, son seiscientas fotocopias.

Al terminar, como dos horas después... Voy a la oficina y le llevo todo.

Brandon- Gracias, señorita Daurella, puede retirarse.

- Hasta mañana señor. Isa, vamos a casa.

Isabella - Sí, mami. - Junta sus cositas y va hasta Brandon - Tío, esto es para ti - Creo que le entregó un dibujo.

Brandon- Gracias, pequeña, es hermoso - Se levantó y la agarró en brazos para darle varios besos en la cara.

Mi hija Reía gracias a lo que mi jefe hacía. Seguramente, le hubiese gustado estar así con su papá.

Luego de ese momento tierno, salimos juntas y nos unimos a Amanda que ya nos estaba esperando para ir a casa.

Eran más de las 18 hs; me quedaba poco tiempo para estar con Bella e ir al Restaurante.