Si supieras que una sola llamada puede cambiar tu vida por completo ¿Contestarías?
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Capítulo 7 FRIALDAD
Giuliano Rossi
Recibí un mensaje de mí hermosa novia dónde aparecía un número de teléfono de línea fija, así comunicarnos sería muy fácil.
Memorizaria su número pronto ya que era muy sencillo, predominaban los ochos y los seis, aunque admitía que confundirme sería bastante fácil inicialmente. Nada que anotar en el anotador que está a un lado del teléfono que no resuelva.
Ahora bien, todo estaba perfectamente bien, tan bien que me causaba cierto malestar; es decir luego de tantos días sin vernos jamás me dijo varias cosas que deseaba escuchar luego de estar separados e incomunicados. Temía que nuestra relación se estaba enfriando pero guardaba la esperanza de que nada estaba perdido y que sólo es una etapa en toda relación.
Toda mí experiencia anterior en relaciones serias se reducía a una sola mujer en mí pasado antes de Heather pero aquella relación sólo duró poco más de un año y cuando las cosas se enfriaron acabamos tomando caminos separados.
En el inicio nuestra relación fue muy pasional pero ya después aquello también falló, si bien era satisfactorio no teníamos la misma conexión de siempre ni tampoco nos besábamos en todo el encuentro. Todo cambió con el tiempo y el sexo fue cada vez menor y más espaciado en el tiempo.
Con Heather temía estar atravesando por la misma situación y que todo acabara entre nosotros en el lapso de poco tiempo dejándome nuevamente solo y más lejos de cumplir mí sueño de formar una familia.
Me mantendría optimista y seguiría visualizando un prometedor futuro para los dos lejos de los problemas de mí familia, aún más lejos de mí tan amada Italia.
Hoy vería a mí novia en mí apartamento, esperaba con ansias tenerla entre mis brazos, cenar juntos y también tener intimidad con ella, demostrarle de todas las maneras cuánto la quiero y cuánta falta me hace.
Compré todo para hacer una rica cena y también aromatice mí apartamento con lavanda, que es el que usa normalmente para que esté más cómoda.
Cambié las sábanas, también tenía gel íntimo y preservativos en caso de ser necesario porque aveces ella aunque se cuidara no deseaba que derrame mí esencia en su interior. Siempre cumplí sus deseos, intenté ser el hombre perfecto para ella y solo esperaba que fuera suficiente para hacerla feliz.
Heather llegó a mí apartamento y la noté un poco distante, le di un efusivo abrazo pero se separó antes de tiempo de mí cuerpo alegando que estaba un poco adolorida por las escenas un poco riesgosas que había filmado. Cenamos pero tampoco tuvo mucho apetito y en la habitación la intimidad no llegó a ser satisfactoria para mí, fue más fría que de costumbre y aunque sea penoso de reconocer porque me animo a dañar mí orgullo y ego no sentí que estuviera conmigo en el acto, sino ausente. Sus gemidos fueron en su mayoría fingidos y rechazó solemnemente mí clara invitación a repetir, mucho más aún a la posibilidad de quedarse conmigo a dormir.
Ella se fue poco después de la medianoche y me fui a la cama cabizbajo mientras pensaba cada detalle y cosa ocurrida, repensaba cada conversación sostenida al menos en el último mes para saber si quizás había cometido algún error que justifique su frialdad hacia mí pero frustrado me dormí al no encontrar los motivos.
Desilusión era la palabra que expresaba lo que sentía cuando desperté a la mañana siguiente solo en mí cama pero más que con el inminente fracaso conmigo mismo por llegar a mí edad sin poder ver un futuro prometedor siendo un buen esposo y padre de familia.