segunda parte de mi hermoso vagabundo.
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CAPÍTULO 6
(Sam Warren)...
Me dejo llevar por el placer que siento en este momento, ella está con las piernas abiertas sobre mi cintura, me besa mientras mi mano viaja por su espalda hasta llegar a sus bragas, esa cabellera oscura no me permite ver su rostro cuando me aparto un poco, pero sí percibo su exquisito aroma sobre mi cuerpo desnudo.
Disfruto con gusto cuando llevo mi boca a sus pechos, saboreando y jugando con uno de ellos. Escucho su respiraración agitada y vuelvo a su boca para saborear sus exquisitos labios...
_ ¡Sam, despierta! Tienes otra pesadilla _ me dice Amanda, despertándome de un solo grito.
Estoy empapado de sudor y con mi amigo como piedra. Así que me levanto de la cama sin decir nada, ni siquiera pierdo el tiempo en mirarla y me voy directo a la ducha.
Dejo correr por más de media hora el agua fría sobre mi cuerpo, intentando deshacerme con mi mano lo que no pude terminar en mi sueño. Ya que el deseo que siento al recordar a esa mujer me tiene con el corazón a mil por hora.
¡Otra vez el mismo sueño! Me digo más molesto e irritable que otras veces.
Después de mi accidente, recurrentemente sueño con una mujer en mi cama. Esa mujer me da vueltas y vueltas en mi cabeza, y por más que intento ver su rostro, me es imposible. Pero esa mujer con la que sueño no es mi esposa y eso me deja con una crisis de ansiedad por varios días e incluso semanas.
Suelto el aire que tengo retenido en los pulmones antes de salir del baño.
Me siento cabreado y la cabeza me palpita y más cuando veo que Amanda me espera recostada sobre la cama y me señala la bandeja con el desayuno.
_ No tengo hambre, gracias _ le respondo _ Mientras cojo mi ropa y me visto rápidamente.
_ Cariño ¿Por qué estás molesto? _ me pregunta mi esposa sin entender qué me sucede.
Niego con la cabeza cuando termino de vestirme.
_ ¿Sam, dime qué te pasa? _ vuelve a preguntar, levantándose de la cama.
_ Nada, voy a la empresa _ respondo de mala manera y salgo de la habitación para no seguir la conversación, ya que no quiero seguir escuchando su voz.
Cuando salgo, me dirijo al carro donde mis cuatro escoltas me esperan.
_ A la empresa _ les ordeno. Uno de ellos se abre paso hasta la puerta trasera del carro y subo.
"Después de mi accidente automovilístico, salgo a todas partes con mis escoltas contratados por mi madre, para no sufrir otro atentado como lo sufrí un año atrás".
Maldigo el día que recién comienza, porque tardo más de lo habitual en llegar a la empresa, debido a la fuerte lluvia y algunos semáforos apagados.
Horas más tarde...
El día se me hace eterno. No solo tengo que lidiar con el recuerdo de mi sueño que se me repetía una y otra vez en mi cabeza cada vez que veía a una mujer con el cabello largo y oscuro.
También con el montón de ineptos que trabajan en la empresa. Más las dos reuniones con unos inversionistas árabes, que no me pude negar, debido a que firmaremos un ostentoso contrato dentro de poco.
(11:30 P.M)
Observo mi teléfono y tengo 10 mensajes de Amanda y mi madre preguntando a qué hora llegaré a la mansión.
Si mi mujer supiera que por mí no regresaría nunca a la mansión, porque cada vez que escucho su voz, ella me saca de mis casillas. "No puedo entender cómo llegue a hacerla mi esposa". Si, cuando me besa, sus besos no me saben absolutamente a nada.
A los pocos minutos...
Salgo de la empresa, me subo al carro junto a mis escoltas y solo alcanzamos a avanzar un par de cuadras cuándo...
_ Señor, tenemos un problema _ me dice Max, uno de mis escoltas.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto molesto.
_ Una llanta delantera está en el piso, nos tomará unos minutos cambiarla _ me responde.
"Lo que me faltaba, tener que esperar en medio de la calle, mientras cambian la llanta."
Me bajo del carro, para tomar un poco de aire.
_ Señor, la zona no es segura _ me dice uno de mis escoltas cuando bajo del carro.
_ Necesito tomar aire _ le respondo valiéndome una mierda, que el lugar sea peligroso.
_ Tienes algo para comer _ me dicen a mi espalda.
Trago saliva, un escalosfrio me recorre la columna y comienzo a sudar frío cuando escucho esa voz, que proviene a solo un paso de mí.
Me volteo y veo a una mujer vagabunda con el rostro cubierto por la gorra de su viejo y sucio abrigo negro.
_ Déjala _ le digo a uno de mis escoltas, cuando se le acerca jalándola del brazo para sacarla del lugar.
_ ¿Tienes algo de comida? _ vuelve a preguntar con una voz temblorosa.
_ Comida no tengo _ le respondo, ni yo sé por qué le respondo si jamás pierdo mi tiempo en alguien como ella.
_ ¿Me darías dinero para comprar algo de comer?_ me pregunta, pero esta vez levanta su rostro para mirarme directo a los ojos.
"Me comienza a doler la cabeza"
Mientras ella se queda en silencio mirándome fijamente, yo bajo la vista de inmediato y la reparo de pies a cabeza; Es delgada, con cabello largo y oscuro, y con un hermoso rostro un poco sucio.
_ Aquí tienes _ le digo cuando meto la mano al bolsillo de mi chaqueta para entregarle un par de billetes que traía conmigo.
Sus ojos se le tornan vidriosos y niega moviendo la cabeza. Se da media vuelta y se marcha del lugar, dejándome como un idita con los billetes en la mano y sin saber qué fue lo que le molestó.
Porque si necesitaba comida, con los billetes le habría alcanzado para la semana completa.
_ Señor, ya está listo el carro _ me avisa Max.
Me subo al carro con una fuerte punzada en el pecho y un dolor de cabeza aún más fuerte que el de esta mañana.
_ Analgésicos _ le exijo a Jackson, el escolta encargado de mis medicinas.
que explote la bomba y dinamiten a esas brujas desgraciadas de la vida de Sam