Esther es una mujer llena de luz, apasionada por el ballet y la vida. Su mundo parece perfecto al lado de Lucas Belmonte, su esposo y el amor de su vida. Pero todo cambia en un instante cuando un trágico accidente automovilístico le arrebata al amor dejándola rota, perdida y convencida de que jamás volverá a amar.
En busca de sanar sus heridas, Esther emprende un viaje por el mundo, decidida a reencontrarse consigo misma. Cada lugar, cada rostro, cada paso la confronta con su dolor, pero también le abre puertas a nuevas emociones, aprendizajes y posibilidades.
¿Será capaz de reconstruir su vida? ¿Podrá abrir su corazón otra vez y volver a amar?
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Un Grato Reencuentro...
...Lisboa estaba vestida de fiesta....
...Las calles empedradas del Barrio Alto se cubrían de farolillos, banderines de colores y guirnaldas que bailaban al ritmo del viento. Era la noche de San Pedro, y el corazón de la ciudad latía con una energía vibrante, casi mágica....
...Esther no recordaba haber vivido algo así desde niña. Pero esa noche, entre la música popular y el aroma de sardinas asadas en cada esquina, algo dentro de ella se ablandó....
^^^—¿Estás segura de que quieres salir? —preguntó su madre, ajustándole una flor en el cabello.^^^
—Sí —respondió Esther, mirándose en el espejo
—Quiero estar con ustedes. Y con la ciudad.
...Salieron los cuatro, entre risas suaves y pasos sin prisa. Su padre llevaba una botella de vino; su madre, una cesta con pan y queso. Beatriz, como siempre, documentaba todo con su vieja cámara, cantando fragmentos de canciones que apenas entendía....
^^^—¡Esta ciudad es una postal viva! —gritó Beatriz, girando sobre sí misma en medio de la plaza, los brazos abiertos.^^^
...Esther rio, con esa risa que había creído perdida....
...Encontraron una mesa cerca de la iglesia, donde el sonido del fado se mezclaba con risas y brindis. Todo brillaba con una calidez que no venía solo de las luces: era la gente, la vida, el presente....
...Mientras comían sardinas, Beatriz intentaba hablar en portugués con la madre de Esther, quien la corregía entre carcajadas....
—“Obrigada”, no “obligada”, meu amor —le dijo, tocándole la mano.
^^^—¡Lo siento! Desde que llegué hace ocho años, nunca aprendí a hablar bien portugués —se lamentó Beatriz, provocando más risas.^^^
...Esther los observava, el corazón henchido de una ternura inesperada....
...Su padre, sentado a su lado, le ofreció una copa de vino y, con su voz grave y serena, le dijo:...
^^^—Tu madre y yo te hemos extrañado. Sabemos que no podemos quitarte el dolor… pero estamos aquí, filha. Siempre. Y nos hace bien verte reír otra vez, aunque sea un poco.^^^
...Ella lo miró. Su padre no era un hombre de muchas palabras, pero cuando hablaba, dejaba huella....
...Se inclinó y apoyó la cabeza en su hombro, como cuando era niña....
—Gracias por esperarme —susurró.
...Más tarde, cuando los fuegos artificiales iluminaron el cielo sobre el Tajo, Esther y Beatriz bailaron juntas entre la multitud. Sin pasos ensayados. Sin música precisa. Solo bailaron....
...Como si el mundo, al fin, les diera permiso para moverse otra vez....
...Esa noche, de regreso a casa, cansadas, pero livianas, Beatriz la miró de reojo y le dijo:...
^^^—Hoy eras tú. No la que llora. No la que lucha. Solo tú.^^^
...Y Esther, por primera vez, no sintió miedo al escucharlo....
...El sol caía lento sobre Lisboa cuando Esther decidió ir sola al mercado de Campo de Ourique....
...Su madre le había pedido hierbas frescas para la cena, pero Esther intuía que era más una excusa que una necesidad. Su manera de empujarla, suave, pero firme, de regreso al mundo....
...Caminaba sin apuro, entre puestos de frutas, flores y pan caliente. Llevaba una cesta de mimbre y el cabello recogido en un moño desordenado. No pensaba en nada. Solo dejaba que los sentidos la guiaran....
...Y entonces, lo escuchó:...
^^^—¿Esther Silva?^^^
...Se giró, sin imaginar que esa voz pudiera ser para ella. Pero lo era....
...Unos ojos azules, cálidos y sorprendidos, la miraban desde el otro lado del puesto de aceitunas....
...Nombre: Fabio Santos...
...Edad:25 años...
...Ocupación: Dramaturgo...
...Su rostro le resultó tan familiar como una melodía olvidada....
—¡Fabio! —exclamó, soltando una risa incrédula.
...Él cruzó el pasillo entre la gente y la abrazó sin dudar. Un abrazo largo y suave, como quien saluda no a una persona, sino a una parte de sí mismo....
^^^—Dios mío, ¿cuántos años han pasado? —preguntó él, sin soltarla del todo.^^^
—Muchos… Desde hace 9 años, cuando te fuiste a triunfar fuera de aquí —respondió ella, aún sorprendida.
—¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
^^^—Vine a buscar queso y me encontré con una Silva —bromeó, sonriéndole con una ternura intacta—. Vivo aquí desde hace cinco años. Trabajo con un colectivo de arte y danza. ¿Puedes creerlo?^^^
...Esther sonrió....
...Habían sido grandes amigos en la adolescencia, cuando aún vivía en Portugal. Fabio era de esas personas que siempre parecían tener una canción en la cabeza y una sonrisa a punto de estallar....
^^^—Estás... distinta —dijo él, mirándola con atención, sin juicio, solo afecto—. Pero sigues siendo tú.^^^
—Estoy… reencontrándome —admitió ella, bajando la mirada.
...Fabio no preguntó más. Como quien entiende que algunas heridas se escuchan mejor en silencio....
^^^—¿Te parece si tomamos un café? —propuso, con suavidad—. Solo para ponernos al día. Si tienes tiempo.^^^
...Esther dudó apenas un instante. Y luego asintió....
—Tengo tiempo. Y ganas también.
...Se alejaron del bullicio del mercado, caminando juntos como si el tiempo no hubiera pasado. Como si las historias no contadas, supieran que, al fin, encontrarían espacio....
...Fabio no era una solución....
...Ni un consuelo....
...Era parte de su historia. De su tierra. De su vida antes del dolor....
...Y ese reencuentro, sin pretensiones ni urgencias, fue un regalo que Lisboa le ofreció con manos suaves...