NovelToon NovelToon
En Los Ojos Equivocados

En Los Ojos Equivocados

Status: En proceso
Genre:Romance / Elección equivocada / Dejar escapar al amor / Pareja destinada / Mujer despreciada / Divorcio
Popularitas:180k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Meche

A los ojos de la sociedad, Graciela tiene una vida perfecta: un matrimonio estable, una fortuna envidiable y un esposo atractivo, el exitoso empresario Pepe Benítez, diez años mayor que ella. Pero tras la fachada de perfección se esconde una verdad dolorosa. Pepe, que alguna vez se mostró atento y romántico, solo jugaba un papel para asegurarse la herencia de Graciela, quien quedó huérfana a los cinco años y heredó la fortuna de sus padres adoptivos tras su muerte.

Con el tiempo, influenciado por su madre Catalina, Pepe se transformó en un hombre frío y despiadado, reduciendo a Graciela a la sombra de lo que alguna vez fue. Ella creyó que no había salida, que su destino estaba sellado en un matrimonio sin amor y lleno de maltrato.

Hasta que un malentendido cambió el rumbo de su vida y puso en su camino a Simón Ferrero, un hombre capaz de devolverle la esperanza y enseñarle que existen segundas oportunidades. Con él, Graciela descubre un mundo distinto: un amor genuino, una nueva luz.

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La patrona.

Salvando una vida.

Cuando las empleadas se percataron de que Pepe había salido de casa y ya estaba lejos, la primera en salir fue Remedios, la cocinera de voz ronca. Abrió la puerta para recibir a los empleados que limpian el jardín y casi tropezó con el bulto inerte. Pálida, palmeó las mejillas de su jefa y sintió la piel helada, casi violácea, como porcelana recién salida del agua. Sin dejar de mascullar —Virgencita, protégela—, hizo señas a las demás. En segundos llegaron Marta y Camila, las más jóvenes, arrastrando una manta de lana y un par de bolsas de agua tibia.

—Está tiritando —susurró Marta mientras cubría a Graciela—. Si doña Catalina nos descubre aquí, nos corta la cabeza—

—Pues que la corte —bufó Remedios—. Esta mujer se nos muere, y la patrona ni se entera—

Camila se acuclilló y acercó su oído a los labios agrietados de Graciela. El aliento salía en ráfagas cortas y húmedas. Con dedos temblorosos le apartó un mechón del rostro: la frente ardía como un carbón mal apagado pero, al resto del contacto, la piel estaba tan fría que quemaba.

—Fiebre interna —diagnosticó Remedios, recordando los consejos de su abuela—. Hay que subirla, calentarle la sangre. Ayúdenme—

Entre las tres la levantaron. El cuerpo de Graciela pendía como un vestido sobre la percha, sin fuerza. Subieron la escalera sigilosamente, sorteando los peldaños que crujían. Desde la cocina les llegaba la voz de Catalina, imperiosa y afilada, ordenando el desayuno. Para distraerla, otra criada, Yolanda, la mantenía ocupada preguntándole qué tipo de té prefería, si el chai importado o el jazmín que había llegado ese mes desde Cantón. Catalina, amante de los ceremoniales, comenzó a explicar con lujo de detalles las temporadas de recolección y las diferencias de aroma. Aquello les ganó a las demás el tiempo necesario para desaparecer en el segundo piso.

Entraron en la suite principal y depositaron a Graciela sobre el edredón. Marta corrió a cerrar el ventanal; Camila subió el termostato. Remedios se descalzó y se metió en la cama a su lado, apretándola contra su propio pecho abundante. Le frotó los brazos para estimular la circulación, mientras murmuraba un padrenuestro que se mezclaba con suspiros de preocupación. El susurro casi maternal contrastaba con el esnobismo imperante en la mansión. A esas alturas, ambas sabían que si Catalina llegaba a ver a la cocinera acostada con su nuera la despediría de inmediato, pero el instinto de preservar la vida resultaba más fuerte que el miedo.

Graciela abrió los ojos a medias. Un murmullo de voces de infancia le pareció resonar en el cuarto: su madre tarareando un corrido, riendo en el gallinero, la carreta de la leche a lo lejos. Pero el rostro que tenía ante ella era el de Remedios, plácido y sudoroso, con lágrimas minúsculas detenidas en el borde de los párpados.

—¿Dónde…? —balbuceó Graciela; la lengua le pesaba.

—En casa, patroncita —respondió la cocinera—. Todo bajo control. Tranquila, aquí nadie la va a dejar morir—

El sonido de su propia voz la reconfortó tanto como la calidez del abrazo ajeno. Cerró los ojos y, sintiendo el latido rítmico de la mujer, cayó en un sueño menos brusco, ya sin espasmos.

A varios kilómetros del hogar, Pepe aparcó su sedán negro frente al edificio de la compañía, un rascacielos que reflejaba el cielo gris de la mañana. Saltó del coche con energía juvenil; el hecho de haber dejado a Graciela afuera le pesaba como un secreto, pero también le daba la esperanza de que ella cediera y pidiera perdón a su madre. Él sabía que no era el marido más tierno; sin embargo, cada decisión dura la justificaba bajo la premisa de mantener la paz familiar. La culpa, no obstante, le pinchaba el estómago con agujas finísimas.

Al entrar en la oficina, se topó con su asistente, Abril, depositando un arreglo de orquídeas en la mesa de recepción. La joven había trabajado apenas 12 meses allí, pero en ese corto tiempo había pasado de temerle a idolatrarlo. Llevaba un vestido verde aguamarina que abrazaba sus caderas y un recogido de moño bajo que dejaba al descubierto un cuello de cisne. En cuanto lo vio, sonrió con un brillo que oscilaba entre la admiración y el deseo.

—Buenos días, señor Benítez —canturreó, llevándose la punta del índice a los labios como quien guarda un secreto.

Pepe sintió que aquel gesto íntimo le salpicaba la conciencia, pero lo dejó pasar. Se acercó, le tomó la mano, delicada, de manicura impecable y depositó un beso en el dorso, tal como ella había fantaseado en sus noches de insomnio. Abril supo que, aun si aquel gesto era fruto de una cortesía seductora, para ella significaba un hito.

—¿Agenda de hoy? —preguntó él, con el tono de quien estrena un juguete nuevo.

Abril desplegó su tableta. Le temblaban los dedos todavía. Revisó el calendario digital.

—A las diez tiene la reunión con el comité de auditoría; al mediodía, almuerzo con la delegación de Osaka. Y—hizo una pausa, buscando su reacción—hemos recibido esta invitación especial—

Le tendió una tarjeta negra, bordes dorados. Pepe la giró entre los dedos; leyó en voz baja el encabezado: “Círculo Privado de Jóvenes Empresarios, Cena de Gala —Hotel Amarant, 20:30”. Al final, el nombre que lo intrigaba: Simón Ferrero, CEO de Ferrero Holdings.

—Interesante —murmuró—. Hablan maravillas de él. Formación militar, estudios en Harvard, operaciones mineras en tres continentes y apenas treinta años—

Sus ojos se encendieron con la chispa competitiva que años atrás lo había convertido en tiburón. Ferrero era la estrella ascendente del mercado, y Pepe necesitaba codearse con él para no quedar relegado entre los viejos zorros del gremio.

—Quiero que me acompañes —decidió, sin dar espacio a dudas.

Abril enmudeció. Su corazón dio un brinco que casi le hizo perder la compostura. Pensó: que me lleve como su pareja, y la imaginacion la embriagó. Alzó la mirada, intentando parecer serena, estaba a un paso de lograr sus objetivos, estar en el lugar de Graciela lo era todo.

1
Katiana Rivas
es buena me encanta gracias por compartir tu novela 😘😘😘🤗🤗🤗
Maria Riquelme
Esas dos no son más que unas víboras que solo saben manipular a sus hijos a conveniencia de ellas, solo espero que pronto les llegue su karma, ABRIL solo siento un poco de pena por ella porque parece. que no sabe vque su madre no es invalida y ahora le provocó el aborto y el imbecil que también su madre lo masnipula en contra de GRACIELA y por creer todo lo que la madre le dice la hizo perder los su propio hijo que después de 6 años ella por fin estaba esperando
Maria Riquelme
Ojalá Dios castigue a esa maldita vieja, que ni siquiera le importa su hija si es que lo es, para obtener lo que ella quiere, a lo mejor si no fue un té abortivo, haya sido algo peor lo que le dió
Maria Riquelme
Me encanta como es SIMÓN con GRACIELA desde que la saco del lado de ese malnacido bastardo, y ella se siente ya más aliviada estando al lado de él
Martha Ordoñez
gracias gracias por tan hermosos capitulos bendiciones escritora
Nena Bastida
Ojalá pagues idiota todo lo que le estas siendo a ella y tu bebé
Nena Bastida
Que desgracia que la deje y se vaya con sus vividoras
Nena Bastida
Eres un invesil
Maria Riquelme
Me gustaría leer pronto como le va a ir a PEPE cuando esas mujeres sepan que todo el dinero que está gastando en ellas es todo de GRACIELA, hasta la empresa le pertenece a ella
Maria Riquelme
Te leo desde SANTIAGO CHILE 🇨🇱 y me gustan mucho tus nvelas
Yuleima Lucena
que bueno que prevalece la amistad y el amor
Yuleima Lucena
que hermoso capitulo
mariela
Que hermoso capitulo donde la amistad y el cariño de dos personas pueden superar las dificultades Diego y Simón son una dupla inseparables.
Por fin Diego dió el paso y se casó con Camila que sean muy felices como lo son sus amigos.
mariela
Que hermosa etapa está viviendo Graciela poder disfrutar de su embarazo siendo querida y mimada por Simón y todos los que están con ella y él ni se diga está que no verá el tiempo para que nazcan los trillizos.
Diego si pensabas irte con Camila y vivir con ella sin casarse pues Graciela no anduvo con cuento o te casas o te casas.
Fabiola Miranda
woooooo que emoción siii más capítulos siii
Jessica Gonzalez
que hermosos capítulos te felicito Meche y estoy leyendo tu otra no tu otra novela
Yuleima Lucena
que hermoso capitulo felicidades
Ana Maria Espinoza Uviedo
Que hermoso capítulo, aunque se que es una novela, Dios siempre premia al final del túnel jajaja hermosa novela Autora
Jessica Martinez
🥲 que hermoso capítulo felicidades tres tres bebitos 🤗👋👍🇵🇦
patry
que emocionante sorpresa para Simón
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play