Soy "Jessica Sinclair" , ese es mi nombre a diferencia de lo que todos creen, no soy la hija mimada , ni la princesa de papá , es todo lo contrario, a pesar de ser la hija biológica parezco más la adoptada y en esta trama no sólo soy yo, también está él, Edward Jones y no menos importante ,Sara Sinclair _mi pequeña hermana adoptada.
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Él no es el niño que imaginas.
La tensión que había en Londres era insoportable para Isabella.
Aunque la familia de Skylar (los Jones) desconocía quién era Isabella realmente, ella, como una Rossi, sabía que su única prioridad era asegurar el bienestar de su hijo. La decisión fue rápida: un viaje discreto a Italia, su tierra natal, donde la red de seguridad de su familia operaba con la máxima eficiencia.
—Isabella, mi niña, no te preocupes. Skylar cuidará de Ethan. Una vez que vean cuál es la verdadera situación, nos informarán —decía Marina, la madre de Skylar y matriarca de los Jones, mientras abordaban el jet privado.
Aunque Marina mantenía una calma estoica, sus ojos traicionaban la misma ansiedad.
Isabella le devolvió el asentimiento, pero su mente no paraba. Había luchado demasiado para que Ethan sobreviviera y prosperara después de la tragedia de su vida anterior. El recuerdo de Ethan herido, el dolor de verlo luchar por su vida, era un fantasma que nunca la abandonaba, (ella era la tercera reencarnada y el mejor aliado de ambos)
—Isa... disculpa, mamá —dijo, usando el término cariñoso que había adoptado al unirse a la familia Jones—. Tienes razón. Confío en que Skylar nos mantendrá al tanto y cuidará de ambos.
Marina solo la observaba. La conexión entre ellas se había forjado en la adversidad y la defensa de Skylar durante los años de soledad de ambos.
Al aterrizar en el aeropuerto privado, Filipo, el asistente de Isabella y jefe de seguridad de la familia Rossi, las esperaba. Filipo, un hombre discreto y eficiente, las condujo a un vehículo blindado.
—Señora Rossi —dijo Filipo, usando el nombre de soltera de Isabella, el nombre que la definía en el mundo real del poder—. Su padre la espera en el lugar de encuentro. La abuela Marina puede descansar en la villa principal.
Isabella asintió y, durante el trayecto, le comentó a Filipo dónde se encontraba Ethan, dándole la ubicación de su suite en Manhattan y la razón de su viaje: la reaparición de la línea Jones corrupta.
Filipo, inexpresivo, asimiló la información. Sabía que si el joven maestro estaba en peligro, el debía asegurarse de mantenerlo a salvo.
Al llegar al lugar de encuentro, una discreta pero fortificada propiedad en las afueras de la ciudad,
Gio, el padre de Isabella, la esperaba. Era un hombre imponente, con una presencia que eclipsaba la de cualquier Jones, incluyendo a Skylar.
Al ver a Isabella, el rostro de Gio se iluminó. El hombre la abrazó, el líder de un imperio desarmado por el amor paternal.
—Mi niña, cuánto tiempo.
—Papá... —Isabella se aferró a él, buscando la seguridad que solo su linaje podía darle—. ¿Estás bien? ¿Tú y...?
—Sí, ambos estamos bien.
Isabella, al fin, se sintió lo suficientemente segura como para compartir su preocupación sobre Ethan.
—Gio solo sonrió, con una calma perturbadora. —Déjalo jugar. El niño sabe defenderse. Cuando lo enviaste conmigo en aquel tiempo, sabías que yo lo convertiría en un hombre fuerte, ahora porque dudas de sus capacidades.
—Papá, pero esa familia es peligrosa. Y él es mi único hijo —Isabella estaba al borde de la súplica. La reaparición de la amenaza Jones había despertado los miedos más profundos.
Gio soltó una carcajada profunda al oír lo que su hija acababa de mencionar. La idea de que cualquier Jones pudiera ser una amenaza para su sangre le resultaba hilarante.
—No te preocupes. Verás que nada malo le ocurrirá —dijo, su tono volviéndose serio al final. Mientras decía aquello, pensaba: Hay, mi niña, si supieras que los que deben temer son ellos.
"Ethan,él no es el niño que imaginas".
Gio, el abuelo de Ethan, era plenamente consciente de la profundidad de su nieto, de su inteligencia y de su capacidad física, se sorprendió que cuando el llego a sus 14 años, Isabella le rogó que cuidará de él y le enseñará a defenderse, pero jamás preguntó el porqué, solo sentía que quizás era la preocupación de una madre ante la inseguridad que podria vivir.
Gio se sentó, invitando a su hija a hacer lo mismo.
—¿Bueno, dime, Isabella? ¿Por qué estás en Italia y no en Londres? ¿Acaso viniste a pedirme que cuide de ambos en Nueva York?
La mirada de Isabella se hizo cautelosa. Sabía que quizás su padre era el único que la podía ayudar con el problema que había notado, uno que iba más allá del conflicto Jones.
—No, papá. Vine porque necesito que me ayudes con algo más urgente.
Se inclinó, hablando en voz baja y con una intensidad febril. —Viajé hasta aquí porque he sentido que nos seguían en este tiempo que estuvimos solas. Al principio sentí que quizás era alguno de tus rivales, alguien que se equivocó de objetivo, pero no es a mí a quien siguen. Es a mamá, siento que mi suegra Marina está en peligro. La gente que me cuida no ha podido dar con ellos, pero tú... —Isabella no terminó la frase; la reputación de su padre hablaba por sí misma.
El rostro de Gio, que había estado sonriendo, se congeló. Su hija había notado el acecho, y este se centraba en Marina. La abuela Jones era el eslabón débil, la víctima del pasado de Liam.
¿Quería Matthew terminar el trabajo que su madre no pudo?
—No te preocupes, cariño —dijo Gio, su voz ahora era puro acero—.
Ven con tu suegra e instálate unos días en casa, y veremos quién está detrás de ella y qué quiere.
Nadie toca a la familia de un Rossi, ni siquiera a los que se han unido a ella.
La orden había sido dada. La seguridad de Gio se desplegaria de inemdiato. La preocupación por Marina se había convertido en un problema de seguridad de alto nivel, lo que significaba que la amenaza en Nueva York era aún más profunda de lo que Skylar y Ethan imaginaban.
Mientras el poder de la familia Rossi se movilizaba en Italia, en Nueva York, Ethan se preparaba para su encuentro con Jessica.
El recuerdo de la Jessica del pasado se sobreponía sobre la Jessica actual, y ambas imágenes despertaban grandes emociones en él. El celular sobre la mesa interrumpió su monólogo interior. Era la línea segura.
—Dime —dijo, cogiendo de inmediato la llamada.
—Señor Jones. Lo tengo. Sarah Sinclair y la madre de la señorita Jessica están juntas en el hotel con un tercer individuo.
Hemos interceptado comunicaciones codificadas. Parece que están coordinando una filtración de información.
El labio de Ethan se curvó en una sonrisa fría. La familia Sinclair se estaba aprovechando del idiota de Edward , y Matthew ni si quiera estaba enterado.
—Perfecto. Asegúrate de que las interceptaciones continúen. Necesito esa información cuanto antes y quiero que averigües quien es esa persona que se mantiene oculta.
—Entendido, Señor.
Ethan colgó. El mensaje estaba claro: alguien más estaba usando a Sarah y a Mary Ann para algún tipo de golpe, incluso posiblemente para desviar la atención de la deuda. Y la presencia de la madre de Jessica lo hacía todo aún más revelador.
Ethan no era lo que Isabella imaginaba. Él no era solo un hombre fuerte; era un estratega implacable con información privilegiada de dos líneas de tiempo. Algo que ella desconocía.
Mañana, la reunión de negocios no sería solo un pretexto para ver a Jessica, sería el inicio para saber quien más estaba involucrado en querer destruir el imperio Jones.