De Ángel A Princesa

Después de la fiesta había pasado un mes, Giselle mantuvo una distancia saludable para evitar cruzarse con Beatriz y Camila quienes se regocijaban con el compromiso de Beatriz sintiendo que ahora realmente pertenecerían a la nobleza.

(He evitado cruzarme con Beatriz, pero a veces siento que sus encuentros son intencionales) pensó ella mientras caminaba por el pasillo hasta llegar a su habitación y se sentó en su escritorio sacando de un pequeño cajón un libro donde había estado anotando cada mínimo detalle desde su llegada

...Ya han pasado tres meses y medio, todo ha ido bastante tranquilo para ser honesta, pero, siento que debo hacer algo para alejarme de esta familia en cuanto pueda....

(No puedo quitarme de la cabeza que algo no está bien) pensó ella tocándose el puente de la nariz, quería descubrir más pero siempre aparecían situaciones que la obligaban a desviar su atención

(podría casarme con la familia Demora)

El Márquez demora era un hombre justo y de negocios, debido su enorme cantidad de riqueza en minas y joyas estaba por debajo de la familia Ladezma pero eran conocidos por ser una familia tranquila que nunca se había involucrado en algún rumor o chisme, en la vida pasada de Giselle el hijo del Marqués Demora, Cristian Demora había propuesto matrimonio a Giselle pero ella se negó rotundamente porque estaba obsesionada con Russell. (Russell, desde que se comprometió con Beatriz ha frecuentado más la mansión tal como me muestran mis recuerdos, pero algo es diferente)

Pensó ella quien recordaba cómo siempre la buscaba primero a ella, como Russell parecía molestarse con Beatriz casa que lo molestaba cuando estaba con ella, a veces en cenas solía sentarse a un lado de Giselle y charlar con ella de manera discreta.

_ Nadie lo sabe, pero, siendo sincero no me gustan las frutas secas -susurro un día cuando estaban en medio de una cena familiar.

Giselle sabía que la cercanía que Russell tenía con ella era peligrosa y que podía meterla en problemas pero algo muy dentro de ella quería convencerse de que el chico solo la veía como una amiga, su lado más puro quería creer que todo estaba bien y que los humanos eran seres amables.

En ese momento alguien llamó a la puerta haciendo que Giselle guardara rápidamente la libreta donde estaba escribiendo, era Lucía que había entrado con una pequeña caja entre sus manos.

_Lucia, es bastante repentino que llames a la puerta así -dijo Giselle sonriendo pues conocía los horarios de Lucia y a esa hora debería de estar en descanso.

_ Debería de estar descansando pero esto lo vale, alguien envío un regalo para usted señorita.

_¿Para mí?

(Qué raro, no me he relacionado con los hijos de otras familias por el momento) pensó Giselle confundida.

_¿Sabes de casualidad quien lo envía?

_ No dice, el mensajero se negó a revelar la identidad de quien lo envía -dijo Lucia- me parece algo extraño pero quizás sea una oportunidad para hacer más amigos señorita.

Giselle tomo la caja de las manos de Lucía, era liviana, pero por alguna extraña razón no podía dejar de temblar, no era curiosidad, solo sentía que algo no estaba bien, algo no cuadraba, la chica suspiro y dejo la caja sobre la mesita de noche quedándose frente de ella pero al abrirla se sorprendió de ver el contenido.

_ Esto...? -pregunto Lucia sorprendida- es muy hermoso, ¿quién enviaría un presente así de bello?

Giselle contuvo la respiración ,ese símbolo lo reconocía de algún lugar, era el símbolo de la casa Calisto, la chica paralizada miro la caja.

(¿Russell?)

Giselle tomo la carta que se encontraba cuidadosamente colocada debajo de la funda de terciopelo que sostenía el collar, cuando abrió la carga comenzo a leer.

"Te escribo desde el filo

donde mi nombre ya no me pertenece,

donde me vistieron de destino ajeno

y me arrojaron a los brazos

de quien no elegí.

Pero antes de que me entierren vivo

en un compromiso que no deseo,

dejo caer este collar en tus manos,

como un resto de mí

que nadie pudo arrancarte.

Perdóname si tiemblo,

no por miedo…

sino por rabia.

Por saber que te dejé ir

cuando eras lo único

que aún respiraba por mí.

Dicen que debo honrar la unión

con ella,

tu sangre compartida,

mi cadena nueva.

Pero tú…

tú eres la herida que no se cierra,

la promesa prohibida que late

aunque me arranquen el corazón.

No quiero perderte.

No puedo.

No me pidas que sea noble

cuando el mundo me obliga a ser cobarde.

Quédate.

Aunque duela.

Aunque me odies.

Aunque el destino nos llame pecadores.

Porque este collar…

no es un regalo.

Es un pacto.

Un susurro encadenado a tu piel

que te dice lo que no puedo gritar:

mía en la oscuridad,

mía aunque me quemen,

mía aunque me obliguen a casarme con ella…

mía aunque tú intentes huir de mí.

Y si un día lo rompes,

que se rompa conmigo.

Porque sin ti,

ya no quedará nada

que valga la pena salvar."