una novela de 4 adolecentes estudiantes 2 chicas y dos jóvenes que eran parejas de novios pero a medida del tiempo 2 de ellos se dieron cuenta que estaban con la pareja equivocada porque ellos se gustaban
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### Capítulo 6: El Despertar de los Sentimientos
### Capítulo 6: El Despertar de los Sentimientos
Después de la maravillosa jornada que pasaron juntos en el festival de arte, Santiago no podía dejar de pensar en Vanessa. Cada risa, cada mirada compartida, y cada conversación profunda resonaban en su mente, como si estuvieran grabadas en su corazón. Sin embargo, a medida que sus sentimientos por ella se intensificaban, también crecía en él una sensación de culpa. La relación de Vanessa con Tomás aún era un tema delicado, y Santiago sabía que cruzar esa línea podría complicar las cosas.
La semana siguiente transcurrió en un torbellino de emociones. Santiago se encontraba en su habitación, revisando un guion para un cortometraje, pero su mente divagaba. Era imposible concentrarse cuando cada pensamiento lo llevaba de regreso a Vanessa. Se dio cuenta de que, aunque disfrutaba de su amistad, había algo más profundo que lo unía a ella. Era una conexión emocional que había florecido en los momentos compartidos, y la idea de que pudiera estar enamorándose de su amiga lo llenaba de inquietud.
Su mente se llenaba de preguntas. ¿Era correcto sentir esto por ella? ¿Y si Tomás se enteraba? La culpa lo consumía, y sabía que debía ser honesto consigo mismo. Finalmente, decidió que necesitaba hablar con alguien sobre sus sentimientos. Laura siempre había sido una buena amiga y confidente, y sabía que podría ayudarlo a aclarar sus pensamientos.
Esa tarde, se encontró con Laura en una cafetería del campus. Al llegar, la vio sentada en una mesa, revisando algunas notas. Se acercó y se sentó frente a ella, sintiendo un nudo en el estómago.
—Hola, Laura. —dijo Santiago, intentando sonar casual.
—¡Hola! ¿Cómo estás? —preguntó ella, notando que algo no estaba bien.
Santiago respiró hondo. —No estoy seguro. Hay algo que ha estado en mi mente, y no sé cómo manejarlo.
Laura lo miró con curiosidad. —¿De qué se trata? Puedes contarme.
Santiago dudó un momento, sintiendo que abrirse era arriesgado. Pero sabía que necesitaba ayuda. —Es sobre Vanessa. He estado pasando mucho tiempo con ella últimamente, y creo que estoy desarrollando sentimientos por ella.
Laura frunció el ceño, comprendiendo la gravedad de lo que decía. —¿Sentimientos románticos?
—Sí. —Santiago se sintió vulnerable al admitirlo. —Pero también me siento culpable. No quiero interferir en su relación con Tomás. No sé qué hacer.
Laura lo observó con atención, intentando encontrar la mejor forma de responder. —Santiago, es natural desarrollar sentimientos por alguien con quien pasas tanto tiempo. Pero también es importante considerar cómo se siente Vanessa y lo que eso significaría para ella.
—Lo sé, pero cada vez que estoy con ella, siento que hay algo más. Y luego me recuerdo a mí mismo que Tomás está en la imagen. —Santiago se pasó la mano por el cabello, frustrado.
Laura asintió, comprendiendo la complejidad de la situación. —Es un dilema difícil. Pero lo más importante es ser honesto contigo mismo y con Vanessa. Si realmente sientes esto por ella, tendrás que tomar una decisión.
Santiago se sintió abrumado por las palabras de Laura. Sabía que tenía razón, pero la idea de arriesgar su amistad con Vanessa lo aterraba. Y, además, no quería convertirse en el villano de la historia, el que separara a dos personas que se habían amado.
—No quiero que se sienta presionada. Y si ella todavía está tratando de resolver su relación con Tomás, no quiero ser una distracción. —Santiago se sintió impotente.
Laura le dio una mirada comprensiva. —Lo entiendo, pero también es importante que tú no te ignores en el proceso. Tus sentimientos son válidos, y si decides hablar con ella, asegúrate de que lo hagas desde un lugar de sinceridad.
Santiago asintió, sintiendo que tenía que encontrar una forma de equilibrar sus sentimientos y la lealtad a su amiga. —Gracias, Laura. Realmente necesitaba hablar de esto.
Después de la conversación, Santiago se sintió un poco más aliviado, pero aún abrumado. Sabía que tenía que tomar una decisión, y el tiempo se estaba acabando. Cuanto más tiempo pasaba con Vanessa, más intensa se volvía su conexión, y no podía ignorar lo que sentía.
A lo largo de la semana, la relación entre Vanessa y Tomás continuó siendo frágil. Aunque habían hablado y tratado de resolver sus problemas, la tensión seguía presente. Vanessa no podía evitar sentirse atrapada entre sus sentimientos por Tomás y la creciente conexión que compartía con Santiago. Cada vez que estaba con Santiago, se sentía libre y comprendida, pero cada vez que pensaba en Tomás, un nudo de culpa se formaba en su estómago.
Un día, mientras estaban en la universidad, Vanessa se encontró con Santiago en el pasillo. Él estaba sonriendo, y algo en su mirada la hizo sentir un cosquilleo en el estómago. Era un momento simple, pero la intensidad de sus sentimientos la abrumaba.
—¡Hola! —saludó Santiago, su voz llena de energía. —¿Tienes planes después de clase?
—No, en realidad no. Solo tengo algunas cosas que hacer, pero podría tener un poco de tiempo libre. —Vanessa le sonrió, sintiendo que su corazón latía más rápido.
—¿Qué te parece si salimos a caminar? Hay un lugar nuevo en el que quería llevarte. —Santiago la miró, sintiéndose emocionado por la idea.
Vanessa asintió, sintiendo que pasar tiempo con él siempre era una buena idea. Se sintieron cómodos juntos, y el aire estaba lleno de posibilidades. Sin embargo, la culpa aún persistía en su mente. A medida que caminaban por el campus, la conversación fluía, pero había un trasfondo de tensión que no podían ignorar.
Cuando llegaron al nuevo café, se sentaron afuera, disfrutando del clima. Santiago pidió un café helado y Vanessa un té helado. Mientras esperaban, comenzaron a hablar de sus planes para el verano.
—¿Tienes algo en mente? —preguntó Santiago, mirando a Vanessa con curiosidad.
—Me gustaría hacer un viaje, quizás a la playa. —Vanessa sonrió, imaginando un lugar soleado y relajante. —¿Y tú?
—Tal vez un viaje en carretera. Siempre he querido ver más de la costa. —Santiago se sintió emocionado al pensar en la aventura.
Cuando sus bebidas llegaron, la conversación continuó fluyendo de manera natural. Sin embargo, a medida que hablaban, Santiago no pudo evitar sentir que había algo más en juego. La forma en que Vanessa lo miraba, la forma en que se reía de sus chistes, todo parecía indicar que había una conexión más profunda. Pero la culpa lo mantenía en un tira y afloja emocional.
—¿Te gustaría hacer un viaje juntos? —sugirió Santiago, sintiendo que era un paso arriesgado, pero también emocionante.
Vanessa lo miró, sorprendida. —¿Juntos? Eso sería… interesante. —Su corazón dio un vuelco ante la idea. Pasar tiempo a solas con Santiago era algo que anhelaba.
—Sí, solo como amigos. Podríamos explorar y disfrutar de la vida. —Santiago sintió que la idea lo emocionaba, pero también lo llenaba de dudas.
—Me encantaría. Pero… —Vanessa dudó, sintiendo que la culpa la invadía. —¿Y Tomás? No quiero que eso cause más problemas entre nosotros.
Santiago sintió un nudo en el estómago al escuchar su nombre. —Entiendo, pero también creo que deberías hacer lo que te haga feliz. —Su voz era suave, pero había una firmeza en sus palabras.
Ambos se quedaron en silencio, sintiendo el peso de la situación. La conexión entre ellos era innegable, pero la sombra de Tomás seguía presente. Santiago sabía que no podía seguir ignorando sus sentimientos, pero también no quería presionar a Vanessa.
Después de un rato, Vanessa rompió el silencio. —Santiago, estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mí. Me has ayudado a encontrar claridad en mis pensamientos.
—Siempre estaré aquí para ti. —Santiago la miró, sintiendo que había una chispa en el aire. —Pero también quiero que sepas que lo que siento por ti ha cambiado. No sé cómo manejarlo.
Vanessa lo miró a los ojos, sintiendo que su corazón latía más rápido. —Yo también he sentido algo diferente entre nosotros. Pero… no quiero que eso cause problemas.
Santiago se sintió aliviado de escuchar sus palabras, pero la duda seguía presente. —Quizás deberíamos hablar de ello más adelante. Tal vez sea mejor concentrarnos en nuestra amistad por ahora.
Vanessa asintió, sintiendo que la decisión era la correcta. —Sí, me parece lo mejor. Pero no puedo evitar sentir que hay algo más entre nosotros.
Ambos se sintieron atrapados en un tira y afloja emocional, pero a medida que continuaban su conversación, la conexión entre ellos seguía creciendo. La culpa y la incertidumbre seguían presentes, pero también había esperanza.
A medida que las semanas avanzaban, Santiago se encontró atrapado en un torbellino de emociones. Pasaba más tiempo con Vanessa, y cada momento compartido intensificaba sus sentimientos. Sin embargo, la sombra de Tomás lo seguía persiguiendo, y la culpa lo mantenía despierto por la noche.
Una noche, mientras estaba en casa, vio que Vanessa había publicado una foto en sus redes sociales. Ella estaba sonriendo, disfrutando de una tarde con amigos. Sin embargo, había algo en su mirada que lo conmovió. Santiago sintió la necesidad de enviarle un mensaje, y rápidamente escribió: “Me alegra verte feliz. ¿Te gustaría salir mañana?”
Vanessa respondió casi de inmediato. —¡Por supuesto! Siempre disfruto pasar tiempo contigo.
Al día siguiente, se encontraron en un parque. La brisa suave traía consigo el aroma de las flores, y el sol brillaba en el cielo. Se sentaron en un banco, disfrutando del paisaje.
—Me encanta este lugar. —dijo Vanessa, mirando a su alrededor. —Es tan tranquilo.
—Sí, es perfecto para desconectar. —Santiago sintió que el ambiente era propicio para una conversación más profunda.
Mientras hablaban sobre sus días, Santiago sintió que era el momento adecuado para abrirse. —¿Sabes? A veces me pregunto qué pasará con nosotros. Con nuestra amistad, quiero decir.
Vanessa lo miró, sintiendo que su corazón se aceleraba. —No estoy segura. Hay tantas cosas en juego. Pero siento que hay algo especial entre nosotros.
Santiago respiró hondo, sintiendo que era el momento de ser honesto. —Creo que me estoy enamorando de ti. Pero no quiero que eso arruine nuestra amistad.
Las palabras flotaron en el aire, y Vanessa sintió que su corazón latía con fuerza. —Santiago, yo… también he sentido algo más. Pero tengo miedo de lo que eso podría significar.
La conexión entre ellos se sentía más intensa que nunca, y ambos sabían que estaban en un punto crucial. La amistad que habían construido estaba a punto de transformarse en algo más, pero la incertidumbre seguía presente.
—Quizás deberíamos tomar un tiempo para pensar en esto. —sugirió Santiago, sintiendo que era lo mejor.
—Sí, creo que eso sería lo más inteligente. No quiero que nuestras emociones interfieran en nuestra amistad. —Vanessa lo miró, sintiendo que la decisión era difícil, pero necesaria.
Ambos se quedaron en silencio, sintiendo el peso de la situación. La conexión que habían compartido estaba ahí, pero la culpa y la incertidumbre seguían presentes.
A medida que se despidieron, Santiago sintió que el nudo en su estómago no se iba. Sabía que había algo especial entre ellos, pero la situación era complicada. La culpa por lo que sentía lo perseguía, y no podía evitar preguntarse si estaba haciendo lo correcto.
Mientras se alejaba, sintió que la relación que estaban construyendo estaba en un punto de quiebre. La amistad que habían compartido se estaba volviendo más intensa, pero también más complicada. Santiago sabía que debía ser honesto consigo mismo y con Vanessa, y que el tiempo diría qué camino debían seguir.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Santiago reflexionó sobre lo que había sentido. La amistad que había construido con Vanessa era preciosa, y aunque la incertidumbre lo abrumaba, también había esperanza. Sabía que, independientemente de lo que sucediera, la conexión que compartían era única y merecía ser explorada.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Santiago intentó concentrarse en su trabajo, pero su mente siempre regresaba a Vanessa y a la conexión que habían compartido. La vida continuaba, pero había un vacío en su corazón que solo ella podía llenar.
Finalmente, una tarde, decidió que no podía seguir así. Necesitaba hablar con Vanessa, no solo sobre sus sentimientos, sino sobre el futuro de su amistad. La conexión entre ellos era innegable, y era hora de enfrentar la verdad. Sabía que el tiempo estaba en su contra, y que debía actuar antes de que fuera demasiado tarde.
Con el corazón latiendo con fuerza, envió un mensaje a Vanessa: “¿Podemos hablar? Me gustaría aclarar algunas cosas”. La incertidumbre lo invadía, pero también había una chispa de esperanza. La historia de Santiago y Vanessa estaba lejos de terminar, y el destino parecía tener planes sorprendentes para ellos.