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Tentaciones Del Sultán

Tentaciones Del Sultán

Status: Terminada
Genre:Completas / Dominación / Brujas / Amantes del rey
Popularitas:15.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Amilkar

El poderoso sultán Selin, conocido por su destreza en el campo de batalla y su irresistible encanto con las mujeres, ha vivido rodeado de lujo y tentaciones. Pero cuando su hermana, Derya, emperatriz de Escocia, lo convoca a su reino, su vida da un giro inesperado. Allí, Selin se reencuentra con su sobrina Safiye, una joven inocente e inexperta en los asuntos del corazón, quien le pide consejo sobre un pretendiente.

Lo que comienza como una inocente solicitud de ayuda, pronto se convierte en una peligrosa atracción. Mientras Selin lucha por contener sus propios deseos, Safiye se siente cada vez más intrigada por su tío, ignorando las emociones que está despertando en él. A medida que los dos se ven envueltos en un juego de miradas y silencios, el sultán descubrirá que las tentaciones más difíciles de resistir no siempre vienen de fuera, sino del propio corazón.

¿Podrá Selin proteger a Safiye de sus propios sentimientos?

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

No es la misma

El aire de la mañana era fresco, más de lo que había esperado. El viento de las colinas traía consigo el aroma de la tierra húmeda y los árboles de los alrededores. Escocia tenía una belleza salvaje y agreste que me resultaba tan ajena como fascinante. Había algo en esos paisajes indomables que parecía reflejar el estado en el que me encontraba: inquieto, incapaz de hallar la paz mental que tanto anhelaba. Aceptar ayudar a Safiye no había sido una decisión sencilla, y aún me pesaba. No por falta de voluntad, sino porque, por primera vez en mucho tiempo, me encontraba en terreno incierto.

Sabía manejar tropas, estrategias y tramas palaciegas, pero lo que mi sobrina me pedía escapaba a todo eso. ¿Qué podría enseñarle yo? Y, sin embargo, aquí estaba, determinado a intentarlo. Un sultán no se retracta de su palabra.

Mientras mis pasos se guiaban por el instinto, terminé saliendo a los jardines y decidiendo que un paseo sería lo mejor para despejarme. De alguna manera, el ritmo del andar y la vista de las colinas siempre lograban hacer que las cosas fueran más claras. Subí a mi caballo, un imponente corcel negro, con la esperanza de que la fuerza del animal transmitiera algo de la confianza que últimamente me faltaba.

No había recorrido mucho cuando, a lo lejos, reconocí una figura familiar. Mi hermana Derya, emperatriz, caminaba entre los jardines, rodeada por su séquito, como siempre. Al verme, ella inclinó la cabeza con una cortesía tan formal que casi me hizo reír. Era extraño, incluso entre nosotros, pero así eran las cosas entre un sultán y una emperatriz. Nos habíamos criado con los rituales y las formalidades incrustadas en nuestra sangre.

— Selin, — me dijo, su voz clara pero con una nota cálida que solo reservaba para la familia.

— Derya,— respondí, devolviendo el gesto.

Antes de poder intercambiar más palabras, Mehmed, quien la acompañaba, corrió hacia mí y me abrazó con fuerza. Sonreí, sorprendido por su entusiasmo.

— ¡Hermano!— exclamó Mehmed. — Te he extrañado. Te contaré de mis viajes por el Mediterráneo, he visto cosas que nunca imaginarías.

Me reí suavemente, escuchándolo mientras me hablaba de sus aventuras. Su energía era contagiosa, y por un momento me permitió olvidar la nube de preocupaciones que me había seguido toda la mañana. Lo vi marcharse poco después, montando su caballo con esa confianza que siempre lo caracterizaba. Mientras lo veía partir, mi mente volvía a Safiye. ¿Cómo sería para ella enfrentar este nuevo mundo de responsabilidades y poderes que apenas comenzaba a comprender?

Con la mirada fija en el horizonte, decidí continuar mi paseo. A medida que avanzaba, los paisajes de Escocia se desplegaban ante mis ojos, cada vez más impresionantes. Los lagos relucían bajo el sol de la mañana, y los bosques se extendían como un manto de sombras y luces.

Sin embargo, algo extraño llamó mi atención a lo lejos. Un grupo de hombres mal vestidos, con miradas feroces y movimientos sospechosos, acorralaba a una joven. Instintivamente supe que algo andaba mal. Espoleé a mi caballo, sintiendo que mi corazón latía más rápido.

Al acercarme más, mi cuerpo se tensó. Safiye. Era ella. Mi sobrina, acorralada por esos malentes. No lo pensé dos veces; mi mano fue directo a la empuñadura de mi espada mientras apresuraba a mi caballo. Pero antes de que llegara a intervenir, una fuerza arrolladora explotó en el aire. Una ráfaga de energía sacudió todo a su alrededor. Los hombres, que hasta entonces la rodeaban con malas intenciones, salieron volando, sus cuerpos arrojados como si fueran hojas en una tormenta.

Safiye estaba en el centro de esa tormenta, sus ojos encendidos de un rojo profundo, casi infernal. La magia fluía de ella de una manera tan natural, tan aterradora, que por un momento me detuve, incapaz de seguir. Nunca había visto esos poderes en acción, nunca con tanta intensidad. Los malentes no tenían oportunidad. En cuestión de segundos, la magia de Safiye los había reducido a poco más que cenizas.

Mi corazón palpitaba con fuerza. Había escuchado sobre sus habilidades, pero una cosa era oír historias y otra muy distinta era ser testigo de ese poder desatado.

Respiré profundamente, calmando mis nervios, y acerqué mi caballo hasta donde ella estaba. Safiye, como si nada hubiera pasado, sonrió al verme. Una sonrisa tranquila, casi despreocupada, como si esa muestra de poder fuese una cosa trivial.

—Tío Selin —dijo con un tono de voz suave—. Parece que llegaste en el momento justo.

La miré con una mezcla de admiración y preocupación. La niña que conocía estaba desapareciendo poco a poco, y en su lugar, había una joven capaz de cosas que ni siquiera yo podía entender del todo. Bajé del caballo y caminé hacia ella.

—Parece que no me necesitabas después de todo —respondí, intentando mantener mi tono ligero, aunque por dentro estaba agitado.

—Uno nunca sabe —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Siempre es bueno tenerte cerca.

La miré a los ojos, esos ojos que ahora estaban volviendo a su tono habitual, el rojo desvaneciéndose lentamente. Intenté leerla, intentar entender qué pensaba, qué sentía realmente. Era difícil. Safiye siempre había sido una mezcla de misterio y desafío, pero ahora… ahora era algo más.

—¿Desde cuándo puedes hacer… eso? —pregunté, gesticulando hacia los restos de los hombres que yacían esparcidos por el suelo.

—Desde siempre, creo —respondió ella sin inmutarse—. Solo que antes no era tan necesario mostrarlo.

Su respuesta me dejó en silencio por un momento. Había algo en su voz, en su manera de decirlo, que me hizo sentir como si estuviera ante alguien completamente distinto. Safiye ya no era la niña que recordaba, y eso me inquietaba.

—Sabes que este poder es peligroso, ¿verdad? —dije con firmeza.

—Lo sé —dijo ella, sin desviar la mirada—. Pero no siempre se puede elegir cuándo usarlo.

Asentí, entendiendo más de lo que me gustaría. El poder siempre tiene un precio. Y ella, con esa capacidad, iba a enfrentarse a desafíos que yo apenas podía imaginar. Me sentí culpable por haber dudado de ayudarla. Ahora más que nunca, necesitaba orientación.

—A partir de hoy, entrenaremos todos los días —le dije, sin rodeos.

Ella me miró, sorprendida por mi repentina determinación.

—¿Entrenar? —preguntó, alzando una ceja.

—Sí, Safiye. No podemos permitirnos perder el control de ese poder. Si vas a ser capaz de hacer lo que acabas de hacer, necesitas aprender a controlarlo mejor. A protegerte. Y, sobre todo, a proteger a los demás.

Por primera vez desde que llegué, vi en su rostro un atisbo de duda, como si realmente estuviera considerando el peso de lo que había sucedido.

—Está bien, tío Selin. Entrenaremos —dijo al fin, con un tono más solemne.

Monté de nuevo en mi caballo y me aseguré de que ella estuviera bien antes de continuar nuestro camino. Mientras avanzábamos, no pude evitar pensar en cómo Escocia, con su naturaleza salvaje, era un reflejo de lo que Safiye estaba enfrentando. Indomable, hermosa, pero peligrosa. Y ahora, era mi responsabilidad asegurarme de que ella pudiera manejarlo.

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Betzabeth Calderón
Asi es no te dejes Safiye
Betzabeth Calderón
Ayyyy que lindos
Betzabeth Calderón
Estos haran problemas no se van a quedar de brazos cruzados
Betzabeth Calderón
Ay Amara te crees palmera🌴 pero caeras como coco🥥
Betzabeth Calderón
Tiembla tierra que esta mujer es fuego, luz y oscuridad todo junto
Betzabeth Calderón
Esa Laydi no se que esta frita, ya hay una lapida con su nombre solo que aun no lo sabe 🤣😂🤣😂🤣
Betzabeth Calderón
Jajajaja ya los pillaron
Betzabeth Calderón
Rayos que rapido sucumbiste
Betzabeth Calderón
Pero niña tu si que saliste avispada
Betzabeth Calderón
Pobre Selin que maraña de sentimientos se carga
Betzabeth Calderón
Ay mi Selin te estas metiendo en camisa de once varas
Betzabeth Calderón
Esta poniendo en practica la leccion tomada y te ha dejado noqueado y viendo estrellitas
Betzabeth Calderón
Ay ese sultan esta temblando
Betzabeth Calderón
El maestro esta poniendo un cuchillo en su propio redil
Betzabeth Calderón
Me gustas tu tio Selin
Betzabeth Calderón
El por sus demonios pasados se niega a abrirse veremos que pasa
Betzabeth Calderón
El impacto del recuentro dejo mas nublados sus pensamientos, no comparten lazos sanguineos
Betzabeth Calderón
Este capitulo me rompio el corazon💔 pobre Selin pasar por tanto solo que horror
Amanda Mercedes Meza
Me encantaron toda las historias , sin ser larga era completas , no eran cansador con algún problema y demostraban realmente su poder
Bettzi Iseth Nieto Peralta
muy interesante 😊
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