La Reencarnación De La Bruja De Las Espinas.

Vicenzo quería saber más sobre Roselia y su mundo, así que mientras toman un par de copas en el balcón, ella le cuenta sobre su mundo, uno muy distinto al ese, le explica sobre la tecnología, la política y las libertades e igualdad que se ha conseguido respecto a las mujeres, aunque, no todo es perfecto, sus defectos también son parte de ese mundo, pues pese a la igualmente también existe la discriminación, tanto en géneros como en razas. También existen personas crueles que usan la tecnología para crear armas y guerras. Roselia se dedico a contarle todo lo bueno y malo de su mundo. Para Vicenzo era impresionante escuchar lo diferente que eran sus mundos.

— aquí es normal ver magia y seres sobrenaturales, en mi mundo, nadie cree en eso y las brujas vivimos ocultas, yo había vivido un siglo, viendo los cambios que se daban en el mundo, hasta que por un descuido perdí la vida.— deja escapar un suspiro.

— lamento que haya sido así, quizás en ese mundo dejaste personas importantes para ti, tu familia y amigos...— comenta preocupado.

— no eran tan importantes, en cuanto a mi familia, no tenía nadie, crecí en un orfanato y nunca me case, me gustaba mi vida solitaria.— responde.

Así que, en su mundo, quizás lo único que extraña es la tecnología, le hacía la vida más fácil, pero, quizás estaba destinada a renacer en ese mundo, ya que ha conocido al vampiro y él se le hace interesante.

— creí que tendría una familia, hijos y un esposo...— comenta Vicenzo.

— nada de eso, aunque si salí con uno que otro chico, pero nada tan serio como para el matrimonio.— se encoge de hombros.

Eso no le gusto nada a Vicenzo, pensar que otros hombres habían sido del interés de la rubia. Roselia al notar que se quedo en silencio, sonríe levemente y ya ambos estaban en el mismo sofá, se inclina hacía un lado apoyando su cabeza sobre el hombro del vampiro, este no esperaba algo así, pero le gusta que puedan ser cada vez más cercanos, tal vez él si logre lo que otros no y es casarse con ella.

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Por otro lado, Luna había llegado a la mansión de Asher, pero ve un carruaje en la entrada, al pasar le pregunta a los guardias de quien era y estos comentan que se trata del carruaje de la ex emperatriz. Luna agradece siguiendo su camino, pensando en el porque esa mujer había llegado a la mansión del ex emperador.

— no sabes la vergüenza que he tenido que pasar, debes ayudarme, soy la madre del emperador, mi imagen no debe seguir siendo arruinada.— se queja Azalea.

— eso debiste pensarlo antes de involucrarte con tus amantes, todo lo que te pasa, es la consecuencia de tus actos.— responde con calma Asher.

— todo por culpa de ese maldito vampiro y su zorra.— se acerca sentándose a su lado y coloca su mano en el brazo del ex emperador.— Asher, tal vez si tú y yo estamos juntos de nuevo, esos rumores se detengan.

Asher la empuja y se aparta levantándose del sofá mientras la observa con enojo.

— no seas ridícula, me tomo años librarme de ti, ¿crees que volvería a tu lado?, no estoy tan necesitado como para recogerte.— responde con una expresión de molestia.

— ¿por qué me tratas así?, tú no me amabas, no me dabas atención, es tú culpa que yo buscará atención de otros.— expresa con tristeza.

— no quieras actuar como la mártir y por si no lo sabes, pienso casarme pronto, esta vez, será una buena mujer, decente y maravillosa.— expresa Asher.

El rostro lastimero de la Azalea cambia a uno de disgusto, ¿como era posible que Asher tuviera una mujer?, eso nadie se lo dijo.

— ¡no! No puedes casarte con otra, yo soy mucho mejor que cualquier otra mujer.— grita con enojo.

— ya deja de humillarte.— Asher llama a los guardias.

Estos entran y por orden del ex emperador sujetan a Azalea de los brazos para sacarla de la mansión. Asher advierte que nadie debe dejarla pasar de nuevo, pues no es bienvenida a su hogar. Entre gritos y pataletas, Azalea es echada de la mansión.

Luna quien había estado escuchando todo, entra a la sala viendo como Asher se deja caer al sofá mientras escapa un pesado un suspiro.

— esa mujer no tiene vergüenza, ¿en serio creyó que volvería contigo?— menciona Luna.

— en su mente, ella puede obtener a quien sea, no comprende que no todos somos como sus amantes.— responde Asher.

— es una pena, ella no sabe lo que se perdió.—

Luna se sube al regazo del ex emperador, quien al tenerla tan cerca, aprovecha para unir sus labios en un profundo beso, mientras que sus manos sostienen con firmeza la cintura de la castaña.

Ya en la habitación las ropas habían quedado en el suelo, en la cama, Luna jadeaba una y otra vez mientras Asher paseaba su leng*a entre sus suaves pliegues de su intimidad, el placer recorría el cuerpo de la chica en cada desliz de la leng*a ajena, hasta alcanzar su primer clím*x.

Aún respirando agitada, Asher se acomoda entre sus piernas empujando su dureza en su interior con fuerza, causando que Luna se sobresalte levantando la cadera ante tal sensación placentera. Asher comenzó a moverse con frenesí, una y otra vez hundiéndose en el interior de Luna, disfrutando de sus jadeos y su rostro excitado, mientras siente como el interior de la loba le aprieta de manera exquisita hasta que ambos alcanzan la cúspide del placer. Aun con la respiración agitada Luna se asegura de cambiar la posición quedando encima del ex emperador y comienza a mover suavemente la cadera, mientras que Asher le sostiene la cadera, disfrutando de ese suave movimiento que le hace despertar de nuevo. Asher desliza sus manos hasta los sen*s de la chica amasando cada uno.

— te encantan, ¿verdad?— comenta Luna.

— sabes que me encanta todo de ti, Luna...— responde Asher.

Luna sonríe ante sus palabras y continúa con su movimiento de cadera, disfrutando como en su interior se frota aquella dureza causando mayor plac*r en cada estocada, Asher empuja las caderas hasta que nuevamente alcanzan el clím*x con las respiraciones agitadas.

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Raz no estaba dispuesto a caer, así que se aseguro de mantener una estricta vigilancia, así que, gracias a esos espías supo que Roselia saldría sola del palacio, siendo apenas acompañada por un algunos escoltas del emperador vampiro, según el informe, ella iría a una mansión del emperador a las afueras del pueblo para reunirse con la ministro Luna y entregarle las pruebas, siendo estás los contratos que no solo incriman al duque Avalon, también a todos sus clientes. Raz sabe que si esos clientes son revelados, su negocio se irá a la ruina.

Raz y sus hombres ya estaban listos para atacar el carruaje, para su suerte, el viaje sería de noche, lo cual les daba una gran ventaja. El espía en el palacio se encargo de atrapar al cochero para tomar su lugar, así que tan pronto se alejaron de la capital, este comenzó a tomar otro rumbo pese a los reclamos de los guardias. El cochero guiaba a los caballos hacía el bosque, mientras que Roselia en el carruaje estaba tranquila y todo iba de acuerdo al plan, haciendo creer al cochero que había logrado perder a los escoltas hasta que finalmente se detuvo y el carruaje se vio rodeado de enormes lycan mercenarios.

— muy bien humana, es hora de que salgas y me entregues lo que me pertenece.— exige Raz.

La puerta del carruaje de abre y de este baja Roselia con toda tranquilidad tirando una carpeta hacía Raz, quien rápidamente la levanta, pero al abrirla, eran solo papales en blanco.

— que graciosa, por lo visto no sabes que ya eres carne muerta.— gruñe con enojó.

— realmente no creí que fuera tan tonto como para caer en una trampa.— se cruza de brazos.

Raz se sobresalta al escucharlo y efectivamente puede sentir el aroma de los vampiros cerca, así que ordena que maten a la rubia de inmediato. Dos lycan atacan y Roselia levanta las manos atrapando a los dos en sus lianas, estas se enredan en sus cuellos presionando con fuerza. Raz no esperaba algo así.

— ¿que carajos?, ¿como es que una humana puede usar mana?— pregunta furioso.— rápido acaben con ella.

Tras la orden los otro lycan atacan, pero Roselia evita al golpe y usa sus lianas para golpear a los lycan, estos retroceden al sentir las espinas dañar su piel. Raz estaba impactado por la agilidad de la chica con la magia, cuando sus subordinados le contaron, se negaba a creerlo, pero ahora, ahí estaba la chica, peleando contra sus subordinados. Raz aprovecha para dirigirse al carruaje, si ella lleva las pruebas necesita recuperarlas, pero al subir, alguien le jala del cuello y lo derriba contra el asiento del carruaje, dándose cuenta de que era un vampiro. Era Vicenzo quien le sostiene del cuello clavando sus garras.

— ella tenía razón, la mosca cayó fácilmente en la telaraña.— sonríe ladino.

— t-tú...— Raz patea el estómago de Vicenzo.

Al estar libre sale del carruaje pero Vicenzo se lanza sobre él transformandose en aquella bestia de sombra y logra atraparlo con sus garras presionando a Raz contra el suelo.

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