Mi nombre es Carolina estoy casada con Miguel mi primer amor a primera vista.
pero todo cambia en nuestras vida cuando descubro que me es infiel.
decido divorciarme y dedicarme más tiempo y explorar mi cuerpo ya que mis amigas me hablan de un orgasmo el cual desconozco y es así como comienza mi historia.
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Capítulo 5
(Miguel la toma de la mano, buscando su contacto, pero ella lo mira con un dejo de duda. Se siente vulnerable, pero también cansada de la rutina que los ha mantenido atrapados).
—Lo quiero, Carolina —responde con sinceridad, pero también con una tristeza profunda en su mirada. —Lo quiero más que nada. Pero sé que las palabras no son suficientes, y no sé cómo hacer que todo vuelva a ser como antes. Solo sé que te amo.
(El silencio se instala entre ellos por unos momentos. Carolina se queda mirando sus manos entrelazadas, pensando en lo que Miguel acaba de decir. Por fin, respira hondo y mira a Miguel a los ojos.)
—Tal vez… Tal vez necesitamos tiempo, Miguel. Tiempo para entender qué queremos realmente, para ver si aún podemos encontrarnos en medio de todo esto.
(Miguel asiente lentamente, entendiendo que el camino hacia la recuperación de su relación no será fácil, pero dispuesto a recorrerlo si eso significa salvar su matrimonio).
—Lo que sea que necesites, Carolina, estoy dispuesto a hacerlo. Pero te prometo que voy a luchar por nosotros, por lo que éramos, por lo que podemos ser.
(El ambiente se relaja ligeramente, pero la tensión sigue presente. Carolina lo mira fijamente, aún con miedo, pero también con un poco de esperanza. Sabe que el camino será largo, pero por primera vez en mucho tiempo, siente que no está sola.)
(Miguel suspira aliviado, viendo un destello de esperanza en los ojos de Carolina. Se inclina hacia ella y, con una suavidad inesperada, la toma por el cuello, acercándola para darle un beso muy leve, casi temeroso. Carolina cierra los ojos, sintiendo el roce, pero el vacío en su pecho aún persiste).
—Iré a ducharme —dice Miguel, apartándose lentamente. Su tono es sereno, pero hay algo de distancia en su voz. —Mañana es otro día, y tengo una reunión muy importante. Quiero ganar este caso.
(Carolina asiente, tratando de ocultar la tristeza que la invade. Aunque sabe que Miguel está intentando acercarse, no puede evitar sentir que siempre hay algo más importante que ella en su vida.)
—Está bien, Miguel —responde en voz baja, con una leve sonrisa que no alcanza a sus ojos. —Te amo.
(Miguel se detiene en la puerta del baño, mirándola por unos segundos. Nota algo en su expresión, algo que lo inquieta, pero decide no mencionarlo. En su mente, resolverá todo cuando las cosas estén menos complicadas. Sin responder, entra al baño y cierra la puerta detrás de él).
(Carolina se queda en la cama, mirando el techo una vez más. Se abraza a sí misma, buscando consuelo en la soledad de la habitación, mientras el sonido del agua de la ducha resuena en el silencio. Las palabras "te amo" aún flotan en el aire, pero siente que no son suficientes para llenar el vacío que ha crecido entre ellos).
(Susurra para sí misma, como una confesión que teme decir en voz alta:)
—Yo también quiero creerlo, Miguel… quiero creer que todavía me amas.
(Miguel deja que el agua caliente de la ducha caiga sobre su cuerpo, intentando despejar su mente. Cierra los ojos, pero en lugar de tranquilidad, los recuerdos de Emely invaden su cabeza. Su risa, su mirada, la forma en que lo hace sentir vivo. Suspira, frustrado, apoyando las manos en las baldosas frías).
—¿Qué voy a hacer con Emely? —susurra para sí mismo, sintiendo una mezcla de emoción y culpa.
(Piensa en Carolina, acostada en la cama, esperándolo con ese intento de seducción que apenas logró atravesar la barrera de sus sentimientos. La culpa lo golpea de nuevo. Sabe que su esposa no merece su indiferencia, pero no puede negar lo que siente por Emely. Y entonces, la otra realidad lo golpea con fuerza.)
—Maldita deuda… —Gruñe entre dientes, golpeando suavemente la pared.
(Su relación con Emely no solo es un torbellino emocional, también es un callejón sin salida. El padre de Emely, su socio en negocios poco claros, lo tiene atrapado. Esa deuda lo obligó a aceptar la cercanía de la joven, y ahora, para su desgracia, se ha enamorado de ella. ¿Cómo llegó a esto?) ¿Cómo dejó que su vida se desmoronara tan rápido?)
(Miguel apaga la ducha de golpe y se queda inmóvil, con las gotas resbalando por su piel. Sabe que está jugando con fuego, y que no pasará mucho tiempo antes de que Carolina descubra lo que realmente está ocurriendo. Pero por ahora, no tiene respuestas, solo un caos que parece imposible de resolver.)
(Miguel sale del baño con una toalla envuelta en la cintura. Su cabello aún gotea, y el vapor de la ducha sigue impregnando su piel. Al levantar la mirada, ve a Carolina profundamente dormida en la cama, su respiración acompasada y tranquila. Por un momento, siente una punzada de culpa. Se pasa una mano por el cabello, intentando despejar la mente).
—No sé cuánto tiempo estuve ahí… —murmura, mirándola.
(Se acerca lentamente al borde de la cama. Carolina tiene el rostro relajado, pero las sombras bajo sus ojos son evidencia de noches sin descanso. La recuerda más joven, llena de energía y risas, cuando todo era más sencillo entre ellos. Suspira, sintiendo el peso de las decisiones que ha tomado.)
(Miguel toma el edredón que ella no alcanzó a cubrirse y lo acomoda sobre su cuerpo. Por un segundo, duda, pero finalmente se inclina para darle un beso en la frente. Al hacerlo, el aroma familiar de su piel lo transporta a los días en que todavía sentía que ella era su mundo).
—Perdóname, Carolina… —Susurra casi sin darse cuenta.
(Se endereza, observándola por unos segundos más. Luego, camina hacia el armario, toma su ropa y comienza a vestirse con movimientos lentos y mecánicos. Su mente sigue dividida entre dos mundos: el hogar que ha construido y la pasión que ha encontrado con Emely. Cuando termina, apaga la luz y se acuesta del otro lado de la cama, mirando al techo en la penumbra.)
(Piensa en el día que tiene por delante, en la reunión, en Emely… y en cómo no puede seguir ocultando la verdad por mucho más tiempo. Carolina murmura algo en sueños, pero no despierta. Miguel cierra los ojos, esperando encontrar algo de paz en el sueño, aunque sabe que la culpa no se disipará tan fácilmente.)