"UNA MADRE DESESPERADA, UN SALVADOR AMENAZANTE
¿Qué límites cruzarías por salvar a tu hijo?
Adelaida, una madre desesperada, hará cualquier cosa para proteger a su hijo, incluso si significa sacrificar su orgullo.
Pero cuando Kento, un misterioso y poderoso hombre, se convierte en su única esperanza, Adelaida se encuentra atrapada en una red de rencor y pasión.
Kento, su redentor y verdugo, no sabe que Adelaida es la clave para desentrañar su propio pasado.
¿Podrá Adelaida salvar a su hijo y descubrir la verdad detrás del enigmático Kento?
Descubre esta historia de amor, venganza y redención."
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ℂapítulo Once
Adelaida durmió con su niño, lo veía de mejor semblante y eso la ponía optimista. Le daría lo mejor de sí a su niño hasta que su pequeño cuerpito aguantara. Sabía por los reportes médicos dados a lo largo de estos seis años de su niño, que sus órganos iban a empezar a fallar a causa de la betatalasemia. Los múltiples episodios de anemia aguda y sus posteriores transfusiones fueron deteriorando a la larga sus riñones y corazón. Ya su corazón estaba en espera de ser cambiado y eso era algo que podía ser una bomba, que en cualquier momento desencadenaría en la muerte de su pequeño.
Adelaida siempre soñó con tener una familia, fue tan sola en su vida que al conocer a François pensó que por fin iba a tener su anhelado hogar. Eso era lo único que pedía, y fue solo un espejismo. De todo lo que vivió con él, fue el pequeño Francis, el mejor regalo que recibió y también lo podía perder en cualquier momento.
Kento llegó a primera hora al hospital junto a la señora Josefina, y Adelaida aún dormía. La observó con parca seriedad, era increíble lo que Adelaida se parecía a la mujer que destrozó su vida y sus ganas de formar una familia. Sus largas pestañas enmarcaban sus ojos, y daba pequeños resoplidos que la hacían ver tan tierna. Luego de un rato, despertó y se asustó al ver a Kento sentado, mirándola fijamente.
—Kento, ¿qué horas son? —preguntó desperezándose. Se levantó a buscar entre las bolsas de las compras, algo sencillo que ponerse.
—Son las seis de la mañana. A las siete debes de estar lista, porque a esa hora se llevan a Francis para ser trasplantado. —Adelaida quedó de una sola pieza.
—¿Qué? ¿Y tú ya lo sabías? ¿Por qué no me lo dijiste ayer? ¿Por qué? —Adelaida lloraba desconsolada, y Josefina la abraza diciéndole que se calme, que va a despertar al niño y lo va a poner nervioso.
—Por eso mismo, para que no se agarrara a llorar como lo está haciendo. La señora Josefina tiene razón, o se calma, o, de lo contrario, se sale de la habitación. —Adelaida abre sus ojos incrédula y mejor se calma, ese hombre es capaz de cumplir lo que dice.
Se va al baño a darse una ducha rápida y se pone una camisa sencilla y unos jeans. Cuando sale, ya Kento no estaba en la habitación y la señora Josefina ya había bañado y vestido a Francis, listo para ser llevado al quirófano.
—¿Y Kento? —pregunta curiosa al no verlo en la habitación.
—Mamita, buenos días. Mi amigo Ken se despidió. Me dijo que más tarde nos veíamos. Que me fuera juicioso con el doctor y que si me portaba bien me daba un regalo, que sabía que yo quería —Francis le explicó a su mamá lo que Kento le había dicho.
—Mi niño hermoso, ¿Kento te explicó lo que te van a hacer? —Adelaida temía que su niño fuera a hacer un drama, él odia los quirófanos y se pone imposible cuando lo han tenido que operar.
—Si mamita, él me dijo que allá me iban a poner una mascarita en la cara y que iba a estar observando si me portaba bien para darme mi regalo —Adelaida le sonrió, ya sabe que ese hombre es un chantajista de primera.
—¡Qué bien, mi niño hermoso! Eres mi chico valiente. —En ese momento llegaron por él para ser llevado al quirófano.
Adelaida y Josefina acompañaron a su niño hasta la sala de preparación, y allí ya se despidieron de él. Se mostraron fuertes para no ponerlo nervioso, y salieron hasta la sala de espera para los familiares.
Allí empezaron a rezar el rosario a la virgen de Lourdes mientras su niño es operado. Fue todo tan de repente que Adelaida ni preguntó quién fue el donante, pues lamentablemente en los estudios que le hicieron a ella en el hospital donde estuvo hospitalizado Francis, su médula no salió compatible.
Rogaba a Dios por un milagro, su niño ya ha pasado por tantas cosas y no es justo que sufra tanto. A veces pensaba que debía de dejar de ser tan egoísta al quererlo tener a su lado y que deje de sufrir tanto. Pero si él le faltara, su vida ya no tendría sentido.
—Josefina, tengo que ir a la cita con la ginecóloga. Es acá mismo en el hospital. Si me necesitas, me llamas inmediatamente al celular. —Josefina asintió mientras seguía rezando. Adelaida debía hacerse esos exámenes ahora, ya que más tarde sería más complicado.
Adelaida regresó y en total pasaron cuatro horas y por fin el doctor Bernard salió del quirófano.
—Doctor, ¿cómo salió mi niño de la cirugía? —preguntó Adelaida ansiosa.
—Salieron bien, dentro de un rato el niño será pasado a la habitación. En este folleto están las indicaciones que debe de tener de ahora en adelante con Francis para que las siga al pie de la letra. Los cuidados luego del trasplante son cruciales para que su cuerpo no haga rechazo. —Adelaida lo tomó y agradeció al doctor dándole un abrazo. Aunque no entendía por qué hablo en plural.
Luego de un rato, les avisaron que ya el niño se encontraba en la habitación. Antes de entrar, las hicieron higienizar, poner un tapabocas, gorro y bata desechable. Es importante que todo sea estéril para que Francis no se infecte. Para que su organismo no rechace el trasplante, sus defensas son bajadas.
—Mamita lo logré —Fue lo primero que dijo Francis cuando despertó —Y mi amigo Ken estaba ahí como lo prometió.
Esto desconcertó a Adelaida, debe ser que su niño bajo efectos de la anestesia lo imaginó.
—Que bueno mi niño, me alegro mucho que tu amigo te haya cuidado —Le decía Adelaida, sin quererlo sacar de su error.
—Finita, mi amigo me dijo, cuando me iban a operar, que al llegar a la habitación buscara en el armario mi regalo. Me lo alcanzas, por favor —Francis le decía a Josefina con sus ojitos lindos poniendo las manos juntas—, ¿a quién no convence con esa ternura?
Josefina se fue a buscar su regalo, y ya lo tenían esterilizado.
—Este regalo es muy grande para mi niño. ¿Qué será, qué será? —Josefina se lo pasó.
Francis lo abrió y gritó con alegría. Era una réplica original de la guitarra de Miguel en la película de coco.
—¡Mamá, la que yo quería! Mi amigo me la consiguió. Cuando me recupere, le voy a dar las gracias. Pero tu mamita, ¿puedes ir a su habitación donde esta él y darle las gracias por mí?
Ya están más cerca de Adelaida cuando se encuentren y se enteré de que su rayito de sol está vivo será muy emotivo de parte de ella.
Kento realmente merece el perdón por haber salvado a Francis te llamé papá aún sin saber que va a ser padre de gemelos.
Ya Tanchy confirmo que su hija es Adelaida y le tocará contar su versión a su hija.
Que casualidad que la misma psicóloga Itzel Lions es amiga de Kento ahora veremos cómo será ese encuentro ❓❓❓🤔🤔😱😱