"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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BODA
A los dos días.
La señorita secretaria del Marqués entró a la habitación en dónde su señor se preparaba para casarse.
Pensaba verlo de mal humor o enojado; estaba pensado en consolarlo, pero no sabía que pensar cuando vio a su señor con una presencia cálida mirándose al espejo.
«¿Ocurrió algo Loti?»
Preguntó el Marqués con un muy buen ánimo, incluso el mayordomo que lo ayudaba a vestirse estaba en shock desde que empezó su trabajo.
¿Pero como no estar de buen humor?, Axel no podía decir lo feliz que estaba de casarse, por supuesto, no era porque amara a Amaya, sino porque en un año recibiría una buena ruta marítima para hacer crecer su negocio.
Como su secretaria no dijo nada, dió la espalda al espejo y caminó a la puerta pasando de ella.
«si no es nada, debo ir a mi boda, no puedo hacer esperar a mi esposa»
Era realmente muy extraño, tan extraño que la secretaria mordió su labio inferior llena de impotencia y celos.
Axel no era ciego y vio aquella reacción por el rabiyo del ojo.
Ni bien salió de aquella habitación se encontró con una robusta mujer de grandes pechos y musculatura firme que llevaba en su cintura una espada.
Eran de la misma estatura y tenía el cabello rojo con una sonrisa divertida a diferencia del cabello marrón de Axel.
«pero miren nada más, Axel Hackett se casará~, ¿No te escaparas?»
Axel sonrió cálidamente negando.
«no, hoy es mi boda, ¿Cómo podría dejar a mi linda prometida en el altar?»
La mujer levantó una ceja burlona.
«hace una semana estabas planeando cómo fingir estar en coma»
«deja el pasado en el pasado. Ahora no puedo esperar para casarme»
«¡!»
Ella le agarró los hombros asustada.
«¡¿Te embrujó?!, ¡¿Cómo puedes decir eso?!»
Axel sacudió la mano de la mujer con una sonrisa que era un tanto escalofriante.
«ese no es asunto tuyo. Y también, despide a Loti, si se queda, puede que llegue a ser un gran problema para mí esposa»
«oh, ella nunca ha ocultado lo enamorada que está de ti, me preguntaba por qué no la despedias y ¿Ahora la despides por tu esposa?»
«si»
«estas loco»
«ella es muy buena con su trabajo, pero por el bien de Amaya tendré que encontrar a otra secretaria-ah, mejor que sea secretario»
«¿Eh?»
Axel dió palmaditas al hombro de la mujer pelirroja y también pasó de ella.
«te lo encargo Brenda, tienes una semana»
«¡Una semana es muy poco bastardo!»
Axel se tapó los oídos para no escuchar y solo fue a la salida de su mansión, subió a su carruaje para dirigirse a la iglesia.
***
Amaya se miró en el espejo de cuerpo completo, se veía hermosa con el vestido de novia que había usado su madre.
La Duquesa le dió un ramo de rosas rosadas y Amaya se sintió triste y mirando a su madre dijo:
«perdón»
«¿Y ahora por qué cariño?»
«por usar tu amado vestido para un matrimonio roto. Intenté buscar otro vestido, pero no había nada para estar listo en dos días»
«no te preocupes por eso cariño. Todo terminará en un año»
«si...»
«solo espero que hayas aprendido la lección»
«definitivamente aprendí madre»
En ese momento el Duque entró.
«Amaya, el Marqués ha llegado»
«ya veo»
...¡¡DING DONG!!...
...¡¡DING DONG!!...
Las campanas también le confirmaron lo dicho por su padre. Tomó una bocanada de aire y la soltó suavemente.
«bien, estoy lista para casarme»
Tomó el brazo de su padre y caminaron juntos hasta llegar a la entrada de la iglesia en dónde pudo ver cuánta gente de la aristocracia había llegado para presenciar este momento.
Era hermoso, con numerosas rosas adornando toda la iglesia, el camino hecho de pétalos rojos daban un aroma único.
El Emperador, su amado tío, estaba ya en el altar listo para casarla.
Y su guapo prometido estaba en el altar esperándola, con una sonrisa amorosa que encantó a muchas damas.
La música empezó a llenar todo el salón. Y eso fue una indicación para que el Duque Dalys diera el primer paso y guiara a su hija a una nueva etapa de su vida.
Las mejillas de Amaya se sonrojaron ante tan hermosa boda, en dónde ella era la hermosa novia que todos veían.
Era tan magnífico que...
[Es una lastima que todo esto sea falso]
Pensó.
Entonces llegó al altar y cruzó miradas con el Marqués Axel Hackett, sonrió de forma ladina al mismo tiempo que una refrescante brisa ingresó por las ventanas de la iglesia e hicieron que muchos pétalos volarán creando un mágico ambiente.
El Duque Dalys agarró la mano de su hija y la extendió para entregarla al Marqués Axel, quién levantó su mano para tomar la mano de su novia.
«Marqués, Amaya es lo más valioso que tengo, espero que la cuide como yo la he cuidado»
Amaya se sonrojó ante lo dicho por su padre y Axel tomó la mano de Amaya con una sonrisa.
«no se preocupe suegro, mientras sea el esposo de Amaya, prometo que nada ni nadie la tocará»
El Duque alejó su mano con un...
«eso espero Marqués, por su bien»
«sin problemas»
Entonces, Felipe dió una breve mirada a su hermano al otro lado del altar. El Emperador tenía una cara rígida, pero su hermano menor podía ver lo claramente emocionado que estaba con todo esto.
Sólo dio un suspiro largo y fue a su asiento, al lado de su esposa, la Duquesa Dana.
Entonces la pareja prometida miró al frente y la música paró para escuchar la voz del Emperador que de inmediato preguntó:
«Marqués Axel Hackett, ¿Aceptas a Amaya Dalys, la princesa de citrino, como tú esposa?, para amarla, respetarla y estar a su lado en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y lo malo, hasta que la muerte los separe»
«acepto»
«Amaya Dalys, ¿Aceptas al Marqués Axel Hackett cómo tú esposo?, para amarlo, respetarlo y estar a su lado en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y lo malo, hasta que la muerte los separe»
«acepto»
En ese momento, los guapos y encantadores príncipes del Imperio Meckma aparecieron, cada uno sosteniendo una almohadilla con una argolla.
Sus primos sonrieron para ella y la aristocracia quedó sin aliento. Era seguro que a nadie más que a Amaya Dalys trataría de esa manera. ¿Qué príncipe haría tal cosa?
Por eso las habladurías decían que Amaya era una "megalómana justificada".
A pesar de no ser hija legítima del Emperador, parecía una princesa con todos los privilegios y más, sin mencionar que ella si tenía la sangre imperial corriendo por sus venas.
Y ahora, tenía de esposo al Marqués Axel Hackett, quién, hasta hace poco era uno de los solteros más codiciados en el Imperio Meckma.
Axel tomó una argolla de oro y la puso en el dedo anular de Amaya diciendo:
«prometo, amarte solo a ti toda mi vida»
Amaya se sonrojó ante tan repentina declaración, sin embargo, tranquilizó su mente y corazón para sostener la otra argolla de oro al ver la cara burlona de Axel.
Tomó la mano de Alex y puso el anillo en el anular. Y si iba a ser un juego de vergüenza, Amaya dijo:
«Quiero que sepas, que mi corazón y mis esperanzas estan en tus manos; y no sabes cómo admiro y valoro tu sencillo coraje para amarme»
La sonrisa desafiante que Amaya le dió, hizo que un sonrojó imperceptible invadiera las mejillas del Marqués sin notarlo.
Sonrió y sin siquiera esperar a que el Emperador dijera "Ahora los declaro marido y mujer", Axel tomó la cintura de su prometida y la besó en los labios dejando a todo el salón en shock absoluto.
Todos veían a una pareja perfectamente compatible a diferencia de los malos rumores que recorrían por todo el imperio hasta hace unos minutos de presenciar esto.
Muchas damas se sonrojaron al ver con sus propios ojos como el Marqués besaba a su esposa.
Mientras Amaya moría de vergüenza, Axel la soltó y miró al Emperador preguntando:
«¿Ya me puedo llevar a mi esposa, su majestad?»