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Cuando Era Joven, Me Convertí En Millonario

Cuando Era Joven, Me Convertí En Millonario

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / CEO
Popularitas:444
Nilai: 5
nombre de autor: Cristián perez

Me hice millonario invirtiendo en Bitcoin mientras aún estudiaba, y ahora solo quiero una cosa: una vida tranquila... pero la vida rara vez sale como la planeo.

NovelToon tiene autorización de Cristián perez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 24: Contacto íntimo

La luz del mediodía entraba a raudales por las amplias ventanas del set de Riverside Hills. Los focos iluminaban cada rincón de la habitación decorada para la escena final. Adrián Foster estaba apoyado ligeramente contra Olivia Hart y los demás miembros del equipo; desde esa posición nadie podía ver del todo su expresión. Un silencio expectante llenaba el aire.

—¿Listos? —preguntó Olivia Hart, con una mezcla de autoridad y nerviosismo.

—¿Está listo el señor Foster? —preguntó Emma Carter, una de las productoras, observándolo atentamente. Ella parecía percibir claramente la tensión en él. No esperaba que Adrián estuviera más tímido y reservado de lo habitual, como un hombre que nunca antes había experimentado un momento tan íntimo frente a tantas cámaras.

Adrián respiró hondo, enderezó los hombros y giró lentamente hacia ellas. Con una ligera sonrisa, respondió:

—Sí. Vamos a hacerlo.

Olivia asintió y dio un paso al frente, levantando la mano con decisión:

—¡Acción!

Mark, el camarógrafo principal, ajustó su cámara al hombro, enfocando a Adrián y Olivia. La luz del sol se filtraba entre las persianas, proyectando sombras inquietantes sobre el dormitorio preparado para la escena. El calor del verano se sentía intenso, pero dentro del set había una frescura artificial, fruto del aire acondicionado y los ventiladores estratégicamente colocados.

—¡Espera! —levantó Adrián la mano, con cierto rubor en el rostro—. Olvidé la línea.

Hubo un instante de silencio incómodo. Emma Carter suspiró.

—¿Recuerdas?

—¡Sí! —respondió Adrián con determinación.

Olivia sonrió ligeramente, y Olivia gritó:

—¡Acción!

La habitación estaba en silencio, salvo por el murmullo tenue de los equipos y el sonido del aire acondicionado. Era una escena cargada de tensión: vida y muerte convergiendo en un instante.

Adrián se sentó junto a la cama donde Olivia interpretaba a su esposa enferma. Su rostro pálido contrastaba con la calidez de la escena. El cabello ligeramente desordenado y una leve tensión en los hombros mostraban la vulnerabilidad del momento. Tomó suavemente la mano de Olivia.

—Mi amor —susurró—, el médico dijo que si mantenías tu ánimo y cuidabas tu salud, te recuperarías.

Emma Carter interrumpió, en tono burlón:

—Olivia, eres una paciente grave, ¿por qué tienes la cara roja? ¿Intentas engañarnos? Sé que Adrián es guapo, pero eso no justifica alterar las leyes de la biología.

Olivia sonrió débilmente, con un toque de ironía:

—Está bien, inténtalo otra vez.

Adrián sonrió ligeramente, aunque sus ojos mostraban un brillo profundo. La tensión emocional aumentó. Olivia tosió suavemente, acercándose más a él.

—Tengo algo que decirte, amor —susurró ella con voz entrecortada.

—No importa ahora —respondió Adrián suavemente—. Lo importante es que te cuides. Cuando estés bien, tendrás décadas para decirme lo que quieras.

Olivia insistió, con un gesto determinado:

—Hoy quiero decírtelo.

Adrián asintió lentamente, dejando que sus emociones afloraran. En ese instante, ella tosió, debilitada, su rostro pálido y húmedo por las lágrimas contenidas.

—Después de que me vaya… —susurró Olivia, la voz cargada de emoción.

—No te irás —interrumpió Adrián—. Estaré contigo siempre. En esta vida, en la siguiente, y en todas las demás. Seremos siempre marido y mujer.

Olivia cerró los ojos, dejando escapar lágrimas silenciosas. El momento se llenó de una fragilidad hermosa y desgarradora.

—Si me voy… prométeme algo —dijo ella, con un hilo de voz—. No te encierres en tu tristeza. Vive, conoce el mundo, come toda la comida deliciosa que soñé probar… y hazlo por mí.

Adrián sostuvo su mano con fuerza, sus ojos fijos en ella.

—Lo prometo —susurró—. Ninguna otra podrá ocupar tu lugar en mi corazón.

Olivia sonrió, casi imperceptiblemente, y cerró los ojos, como entregándose al momento. Adrián la abrazó con fuerza. Era la primera vez que tocaba así a Olivia. El abrazo transmitía calor, ternura y una intensidad imposible de ignorar.

El set se sumió en un silencio reverente. El murmullo de las cámaras, el viento que entraba por las ventanas y el leve latido de sus corazones llenaron la escena.

De repente, Emma Carter gritó:

—¡Corten!

Adrián se apartó lentamente, con una mezcla de frustración y alivio. No quería soltarla, pero sabía que ese momento quedaría grabado para siempre.

—Excelente trabajo —dijo Olivia, recuperando la compostura—. Han dado lo mejor.

El equipo sonrió, algunos aplaudiendo. Adrián, aún con el corazón agitado, observó a Olivia mientras ella ajustaba su ropa. Sabía que algo había cambiado entre ellos.

Mientras recogían el equipo, Adrián se acercó al grupo:

—Gracias a todos por su esfuerzo. Esta noche invito a cenar.

—¡Gracias, jefe! —respondió Emma con entusiasmo.

Olivia se limitó a sonreír ligeramente, sus pensamientos lejos de la conversación. Hoy había sido un día único: su primer contacto verdadero con Adrián, su primer abrazo. El futuro era incierto, pero algo había cambiado para siempre.

En el viaje de regreso, Olivia se acomodó en el asiento del copiloto. Adrián conducía en silencio, concentrado en la carretera. Ella miraba el horizonte teñido por el atardecer, donde el cielo de Riverside Hills se transformaba en un lienzo de tonos naranja y violeta. Entre ambos reinaba un silencio que lo decía todo.

Era el silencio después del contacto íntimo.

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