Arenas De Pasión

Isra se encontraba en su habitación, no sabía dónde estaba Sharif y era media noche.

Era de madrugada cuando no aguanto más y decidió levantarse. Salió de la habitación y se dirigió a la sala prendió la luz fue cuando vio la chaqueta de Sharif sobre el sillón.

Camino unos pasos y abrió la puerta del estudio de Sharif, pero estaba vacío, fue hacia el sector de las habitaciones, abrió la puerta y ahí estaba Sharif dormido en la habitación contigua a la suya.Isra cerró la puerta y regreso a su habitación...

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Jalil ingreso en la sala del palacio su familia se encontraba reunida a excepción de Malek y su esposa.

 — Estás muy serio dijo Amira al ver entrar a su hijo.

— Estaba hablando con Sharif, Rashad está desaparecido, su avión se estrelló en Jazeera Al-Faridah, creen que logro eyectarse, pero aún no tiene noticias y ya paso una semana comento Jalil.

— Deben estar desesperados dijo Amira.

— Hablaré con Karim, ayudaremos en lo que sea posible dijo Khalil.

Rosse miró a su hermano, deseaba que Rashad regresara pronto y estuviera a salvo. Rashad siempre era lindo con ella. Rashad tenía el rostro con una expresión dura, el pelo negro y unos ojos azules. Era diferente parecía calmado e indiferente y tenía una boca preciosa que te hacía pensar en besos, también era muy alto.

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Rashad avanzaba cuidadosamente por la formación rocosa, su cuerpo pegado a las sombras para evitar ser detectado por el enemigo. El sol del mediodía hacía brillar la arena del desierto, pero entre las rocas había suficientes recovecos para esconderse. De repente, escuchó voces cercanas, susurradas pero claras en la quietud del desierto.

Rashad, oculto tras una gran roca, aguzó el oído al escuchar que el grupo se acercaba. No sabía si estos hombres eran aliados o enemigos, pero estaba decidido a no dejarse capturar sin luchar. Con movimientos silenciosos, desenvainó su daga y se preparó para un combate cuerpo a cuerpo.

—Debemos encontrar al príncipe antes de que anochezca," dijo Naim a sus hombres, su voz cargada de urgencia.

Uno de los hombres señaló una formación rocosa más adelante. "Podría estar oculto por aquí. Revisemos cada rincón."

El grupo se dispersó, avanzando con cautela. Rashad contuvo la respiración, esperando el momento adecuado para atacar o escapar.

Naim, conocido por su astucia y valentía, caminaba junto a sus hombres, explorando el terreno con atención. Su misión era clara: encontrar al príncipe Rashad Bakhur y llevarlo de vuelta, no como prisionero, sino como un símbolo de la nueva alianza entre Jazeera Al-Faridah y Burhan. La unión entre estos dos reinos era crucial para la estabilidad de la región, y derrocar a Amir Al-Dhaher.

Cuando uno de los hombres se acercó demasiado, Rashad saltó desde su escondite, derribándolo al suelo y colocando la daga en su cuello.

—¡No te muevas!.—susurró Rashad con firmeza. —Dime quién eres y qué quieres.

El hombre, sorprendido pero entrenado para mantener la calma, respondió rápidamente.

—Somos enviados por Yassir Al-Dhaher. Buscamos al príncipe Rashad para llevarlo a salvo y asegurar la alianza entre nuestros pueblos.

Antes de que Rashad pudiera procesar la información, Yassir Al-Dhaher apareció detrás de él, con una espada desenvainada pero no levantada. —Baja el arma, Rashad. No estamos aquí para hacerte daño.

Rashad, sin apartar la mirada del hombre en el suelo, habló sin titubear. "¿Por qué debería confiar en ti? Jazeera Al-Faridah no ha sido precisamente un amigo de Burhan."

Yassir bajó su espada en señal de paz.

— Para empezar, porque fui yo quien ayudo a tu hermano y presencio su boda. Porque nuestros reinos necesitan unirse contra amenazas mayores. La división solo nos debilita. Estamos aquí para protegerte y llevarte a salvo de vuelta a Burhan. Te lo prometo, no hay engaño en mis palabras."

Rashad evaluó sus opciones. Podía sentir la sinceridad en la voz de Yassir.

Finalmente, Rashad retiró la daga y ayudó al hombre a levantarse. ?—Muy bien, Yassir. Te seguiré, pero mantendré mis ojos abiertos."

Yassir asintió, aliviado. —Sabia decisión, príncipe Rashad. Vamos, no tenemos tiempo que perder. Debemos movernos antes de que el verdadero enemigo nos alcance y ahí nos colgarán juntos.

Juntos, el grupo avanzó a través de las formaciones rocosas, con Yassir liderando el camino. Durante el trayecto, Yassir y Rashad intercambiaron algo de información.

Al llegar a un lugar seguro, donde los aliados de Yassir habían establecido un campamento, Rashad sintió una extraña sensación de esperanza. Quizás, pensó, esta alianza podría realmente cambiar el destino de sus reinos.

— El Príncipe Bakhur es nuestro invitado atiéndalo, ordenó Yassir. — Enviaré un mensaje al General Qadir de que ya estás con nosotros. En cuanto sea posible podrás comunicarte con tu familia.

Rashad asintió con un movimiento de cabeza,

aún con la adrenalina del reciente encuentro con Yassir y sus hombres, se dejó guiar por uno de los hombres hacia un rincón tranquilo del campamento. La tensión en sus músculos comenzó a disiparse a medida que avanzaban, y la promesa de un respiro en medio del desierto era más tentadora de lo que quería admitir.

—Príncipe Rashad, aquí podrá descansar y refrescarse," dijo el hombre, señalando un pequeño oasis oculto entre las rocas. El agua cristalina y las palmeras proporcionaban un refugio inesperado en medio del árido paisaje.

Rashad se inclinó lavó su rostro y manos, dejándose llevar por la sensación revitalizante. Mientras tanto, las mujeres del campamento se ocupaban de preparar una comida reconfortante y encontrar ropa limpia para él.

Layla observaba al príncipe no podía verlo bien en aquel momento, solo alcanzaba a vislumbrar los músculos de sus brazos mientras nadaba. Al llegar al extremo de la laguna se dio media vuelta y ella salió disparada por miedo a que pudiera descubrirla.

Minutos después una mujer joven, con rostro amable y ojos brillantes, se acercó a Rashad con una sonrisa.

—Príncipe, hemos preparado una comida para usted. Por favor, esa tienda fue preparada para usted. — Rashad la siguio .—Siéntese y descanse. También le hemos conseguido ropa limpia

Rashad se sentó sobre cojines, sintiéndose un poco incómodo pero agradecido por la hospitalidad. Mientras las mujeres colocaban platos de dátiles, pan recién horneado y carne asada, comenzó a relajarse. El aroma de la comida le recordó a su hogar, debía recomendar que estaba hambriento

—Gracias por su amabilidad,dijo Rashad, tomando un dátil y masticándolo lentamente. —No esperaba encontrar tanta hospitalidad aquí."

La mujer le sonrió. —La hospitalidad es una de nuestras mayores virtudes. Y en tiempos de necesidad, todos debemos apoyarnos.

Después de comer, Rashad se levantó y se vistió con la ropa limpia que le ofrecieron. Al cambiarse, se sintió renovado, como si se hubiera despojado de la suciedad y el peso del pasado reciente.

—Rashad, parece que el descanso te ha hecho bien, dijo Yassir con una sonrisa.

—Así es. Agradezco la hospitalidad de tu gente. Ha sido un alivio en medio de todo esto, respondió Rashad sinceramente.

— Estás en tu casa, en unas horas tendremos noticias de tu gente, es cuestión de horas para que estés de regreso en tu casa.

Rashad se encontraba sentado al borde del oasis cuando vio a una mujer.

— No debería estar aquí dijo Rashad.

— Soy viuda, nadie se preocupa por mí dijo ella.

Rashad sonrió era una interesante información.—Lo siento, ¿su esposo estaba con los rebeldes?.

— Lo estaba murió en una emboscada a Yassir Al-Dhaher le comento ella.

— ¿Por que sigue con ellos?, pregunto Rashad.

— Mi hermana vive en Burhan junto a su esposo, en su país mí hermana pudo estudiar una carrera, puede trabajar si así lo desea. Aquí no se puede, las niñas no reciben educación, el príncipe Yassir cambiará eso. Ni siquiera puedo salir del país libremente. Me hubiera gustado conocer occidente. Hay muchas de sus costumbres que me son atractivas.

Rashad sonrió, sonaba a invitación tal vez si la estadía se extendía la aceptara...