Valentina Rossi. Lo tiene todo: belleza, fortuna y un apellido que pesa más que el oro. heredera de un imperio empresarial, su vida parece más bien un cuento de hadas.
hasta que las amenazas en contra de su familia la obligan a aceptar algo que jamás imaginó: un guardaespalda personal que la siga a todas partes.
El es Gabriel Duarte, un hombre frío, reservado con un pasado que prefiere mantener en silencio. Su deber es protegerla, mantenerla a distancia y no involucrarse. Pero el carácter rebelde de Valentina, sus intentos de sacarlo de control, un chispa peligrosa que surge cada vez que se miran, lo hace que la línea entre la seguridad y el deseo comience a desmoronarse.
Entre lujos, intrigas familiares y enemigos ocultos que acechan en la sombra, Valentina descubrirá que el peligro siempre la asecha.
¿Podrá un guardaespalda endurecido por la vida, y resistir la tentación de enamorarse de la qué juró proteger? ¿O cederá, aunque eso signifique arriesgarlo todo?
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Celos
-- Te agradezco el gesto. -- Dijo, con voz suave, casi seductora. --Aunque hubieras podido avisar, me alegra que estés aquí. --
Adrien arqueó una ceja, sorprendido por la calidez de sus palabras. No esperaba esa reacción después de la rabia que ella había mostrado al enterarse del compromiso. Después de lo sucedido pensó que ella aún estaría molesta.
-- Sabía que lo entenderías. -- contestó Adrien, ofreciéndole su brazo como si fuera un caballero antiguo. -- ¿Me invitas a tu despacho? --
Ya en el despacho, Adrien recorrió con los ojos la estantería, las carpetas, el escritorio atascado de documentos. -- Veo que trabajas demasiado. -- Se volvió hacia ella con una sonrisa insinuante.
-- Yo podría liberarte de esas cargas. --
Valentina fingió reír feliz.
-- No me subestimes, Adrien. No soy una mujer que necesite ser liberada. --
Se acercó al escritorio, tomando una carpeta con elegancia, como si todo aquello no le importara: no debía dejar que Adrien sospechara lo que investigaba sobre los enemigos de su padre incluyéndolo a él.
-- Entonces permíteme acompañarte en ese trabajo. -- replicó Adrien apoyándose con calma en el respaldo de un sillón. -- Juntos seríamos invencibles. --
Valentina lo miro directamente, fingiendo interés.
-- Quizás... tengas razón. --
Adrien sintió. La chispa del triunfo en sus palabras, mientras que Gabriel, a un acostado de la entrada como un guardián, contenía la rabia que crecía en su interior.
Adrien se acercó más a Valentina, tanto que pudo percibir el perfume suave de su piel.
-- Valentina. -- Dijo Adrien en un murmullo. -- No tienes por qué luchar contra lo inevitable. Este compromiso es nuestro destino. --
Valentina sostuvo la mirada, sin apartarla, aunque cada fibra de su ser gritaba por alejarse. Fingir era un riesgo. Pero también la oportunidad de arrancar información.
-- ¿Nuestro destino? -- repitió, inclinándose ligeramente hacia él. -- ¿O el plan de nuestras familias? --
Adrien sonrió, confiado.
-- Ambos. Pero créeme... acabarás agradeciéndolo. --
Por un instante, el silencio entre ambos se volvió espeso, casi cargado de electricidad. Valentina sabía que Adrien interpretaba su cercanía como un signo de rendición, cuando en realidad era su táctica, para arrancarle secretos.
Y en ese instante fue la chispa que encendió la furia de Gabriel.
Con un movimiento brusco, Gabriel dio un paso al frente, interponiéndose entre Valentina y Adrien.
--Basta. -- dijo con voz dura. --Esta visita ha terminado. --
Adrien lo miró con desdén.
-- ¿Quién eres tú, para decidirlo? --
Gabriel lo sostuvo con una mirada.
-- Soy quien protege a Valentina. Y no permitiré que nadie la corrale en su propia casa. --
Adrien sonrío, divertido. Cómo sí disfrutará de la confrontación.
--Proteges demasiado...¿O acaso crees que es tuya?. --
La tención en el despacho se volvió insoportable. Valentina, consciente del peligro, se levantó. Y puso una mano sobre el brazo de Gabriel.
--Tranquilo... -- Susurró, aunque en su interior agradecía la lealtad feroz que lo impulsaba.
Pero Gabriel no apartaba la mirada de adrien. Había algo más que el deber profesional en sus ojos: Había celos, y claros, que por primera vez se dejaban ver.
--Adrien. -- intervino Valentina. -- Aprecio tu visita, pero ya has conseguido lo que querías: aparecer en mi Villa, mostrarte a mi lado. Eso basta por hoy. --
Adrien la miró, buscando una fisura en su máscara. -- ¿Me estás despidiendo?
-- Te estoy recordando que esta es mi casa. -- Contestó Valentina, una sonrisa elegante. -- y aquí, yo pongo las reglas. --
-- Muy bien, Valentina. Me retiro... por ahora. Pero volveré. Y cada vez, estaré un paso más cerca de ti. --
Se inclinó lentamente con un gesto teatral y salió, dejando detrás de sí, un aire envenenado.
Cuándo la puerta se cerró, Valentina se giró hacia Gabriel.
-- ¿Qué demonios fue eso? -- preguntó Valentina, aunque ya sabía la respuesta.
Gabriel no pudo contenerse más.
-- No, no lo soporto verlo tan cerca de ti. No lo soporto que juegue contigo como si fueras un trofeo. --
Valentina. Lo miró con intensidad.
--Sabes que estaba fingiendo. Necesito Adrien que crea, que puede acercarse, para poder descubrir que es lo que oculta. --
-- ¿Y si en ese juego terminas atrapada. -- Replicó Gabriel, con voz áspera. -- Valentina, no eres de piedra. Ese hombre sabe cómo manipular. Cómo meterse debajo la piel. --
Valentina dio un paso hacia él.
-- ¿Y qué sugieres, Gabriel? ¿que lo rechace formalmente y pierda toda la oportunidad de arrancar la información que necesitamos? --
Gabriel apretó los puños, luchando contra sus emociones. Finalmente, suspiro, admitiendo.
-- Sugiero que no olvides que no estás sola. Yo estoy aquí. Y no permitiré que él te arrebate. --
Se detuvo, mordiéndose las palabras.
--¿Que te arrebate que? -- Valentina lo desafió, acercándose un poco más. Los ojos de Gabriel ardieron con la verdad que había intentado ocultar demasiado tiempo.
--A ti. -- dijo finalmente, con voz ronca.
El silencio que siguió fue más intenso que cualquier discusión. Valentina lo observaba, sorprendida, con el corazón latiendo con fuerza. Nunca había oído a Gabriel pronunciar algo tan directo.
Por un momento, olvidó la máscara, los planes, incluso a Adrien. Había algo puro y brutal en la confesión de Gabriel que la desarmaba.
-- Gabriel. -- susurró, sin saber qué más decir.
Gabriel apartó la mirada, respirando hondo. Cómo sí se arrepintiera de haber hablado.
-- Olvida lo que dije. Mi deber es protegerte. Eso es todo. --
Pero ambos sabían que ya no había marcha atrás. Esa noche, mientras la villa se volvía un silencio, Valentina comprendió que ahora.Tenía dos batallas en juego. La primera, era contra Adrien, que intentaba seducirla y atraparla en un compromiso. la segunda, más peligrosa aún, contra los sentimientos que Gabriel había dejado al descubierto.
Y en medio de ambas, la investigación sobre los enemigos de su padre, era el verdadero motor de su resistencia. Miro los cuadernos sobre su escritorio, acariciando con la yema de los dedos los nombres anotados.
-- No puedo permitirme distracciones. -- Se dijo para sí misma.
Pero en el fondo de su pecho, la declaración de Gabriel seguía latiendo como una herida abierta... como una promesa. que tal vez nunca llegaría.
pero esa cancelación debe ser un hecho en la prensa directa
ahora valentina debe tener mucho más cuidado
con ese loco de Adrien
Entonces dale dónde más le duele a Gabriel 🤣 en el Orgullo. ☺️