Sarah es una bailarina de ballet que, por primera vez, logró firmar con una compañía. Durante uno de sus tours, conoce a un hombre que está completamente enamorado de ella. Él amenaza con arruinar su carrera si ella no firma un contrato con él. ¿FIRMÓ ELLA EL CONTRATO? ¿QUE QUIERE EL DE ELLA?
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Capitulo 6
Una Propuesta Tentadora
Mientras el misterioso hombre continuaba observándome con esa mirada penetrante, sentí que un escalofrío recorría mi espalda. Las advertencias de la directora artística resonaban en mi mente, recordándome que debía mantener las distancias.
"Le agradezco sus amables palabras, señor", respondí, esforzándome por mantener un tono tranquilo. "Pero debo admitir que me siento un poco incómoda con tanta atención."
Él asintió con comprensión, sin apartar sus ojos de mí.
"Entiendo, señorita. No pretendo incomodarla", dijo, con una sonrisa enigmática. "Simplemente me siento fascinado por su belleza y su talento. Usted brilla como ninguna otra bailarina que haya visto."
Sentí que mis mejillas se sonrojaban ante sus cumplidos. ¿Quién era este hombre y por qué parecía tan interesado en mí?
"Le agradezco su interés, señor, pero debo retirarme ahora", dije, buscando una excusa para alejarme de él. "Tengo algunos asuntos que atender."
"Por supuesto, no la entretengo más", respondió él, haciendo una leve inclinación. "Espero tener la oportunidad de conversar con usted más adelante."
Lo observé alejarse, sintiendo una mezcla de alivio y aprensión. No podía dejar de preguntarme si este hombre era en realidad el mismo que la directora artística me había advertido.
Busqué a Natalia entre los invitados y me acerqué a ella.
"Nat, ese hombre volvió a acercarse a mí", le susurré, inquieta.
Natalia frunció el ceño, escaneando la multitud.
"¿Dónde está? ¿Qué te dijo?" preguntó, con preocupación.
Le conté brevemente sobre el encuentro, y ella apretó los labios con gesto serio.
"Sarah, tienes que tener mucho cuidado con él. Parece que es el mismo hombre del que la directora te advirtió", dijo, con firmeza. "No dejes que se acerque demasiado. Tu carrera está en juego."
Asentí, sintiendo que el peso de la responsabilidad caía sobre mis hombros.
"Lo sé, Nat. Voy a mantener las distancias, te lo prometo", le aseguré. "Nada ni nadie va a interferir con mi danza."
Natalia me dio un apretón de apoyo en el brazo, y juntas nos alejamos del hombre misterioso. El resto de la velada me mantuve alejada de él, evitando cualquier interacción.
Cuando finalmente pude retirarme, me sentía exhausta, tanto física como mentalmente. Ese hombre y su interés por mí me inquietaban profundamente. No podía permitir que nada ni nadie pusiera en riesgo todo lo que había logrado.
Al día siguiente, durante los ensayos, la directora artística me llamó a su despacho. Sentí que el corazón se me aceleraba, preguntándome si ella habría escuchado algo sobre mi encuentro con el misterioso hombre.
"Sarah, toma asiento", dijo la directora, con su habitual seriedad. "Hay algo que quiero discutir contigo."
Obedecí, tratando de mantener la calma.
"Señora, ¿sucede algo?" pregunté, con cautela.
"He recibido una propuesta muy interesante para ti", reveló, sorprendiéndome. "Un mecenas de la compañía ha expresado su deseo de patrocinarte y convertirte en la nueva estrella del ballet."
Sentí que el mundo se detenía a mi alrededor. ¿Un patrocinador? ¿Acaso se refería al hombre misterioso de la recepción?
"¿Un patrocinador, señora?" pregunté, tratando de procesar la información. "¿De quién se trata?"
La directora me miró con seriedad.
"Se trata del señor Dimitri Volkov, uno de los hombres más poderosos y acaudalados en el mundo del ballet", explicó. "Al parecer, quedó cautivado por tu talento y desea ser tu mecenas personal."
Abrí los ojos, sorprendida. Ahora entendía por qué la directora me había advertido sobre ese hombre. Evidentemente, sus intenciones iban más allá de una simple admiración por mi danza.
"Señora, yo... No sé qué decir", balbuceé, sin saber cómo proceder.
La directora me observó con atención.
"Sarah, sé que esto puede ser una gran oportunidad para ti", dijo, con cautela. "Pero también conlleva ciertos riesgos. El señor Volkov es conocido por sus influencias en el mundo del ballet, y sus favores no son gratuitos."
Tragué saliva, sintiendo cómo el miedo se apoderó de mí.
"¿Qué es lo que quiere a cambio?" pregunté, temerosa de la respuesta.
La directora me miró con seriedad.
"Quiere que seas su acompañante personal en todos los eventos sociales a los que asista", reveló. "A cambio, te proporcionaría todo el apoyo financiero que necesites para asegurar tu éxito como bailarina."
Sentí que mi corazón se detenía. ¿Ser la acompañante personal de ese hombre? Eso significaba convertirme en algo más que una bailarina. Significaba vender mi libertad y, quizás, mi integridad.
"Señora, yo... No puedo aceptar esa oferta", dije, con firmeza. "Mi danza es lo más importante para mí. No puedo permitir que nada ni nadie interfiera con eso."
La directora asintió, con una expresión de alivio en su rostro.
"Me alegro de escuchar eso, Sarah", dijo. "Sabía que podrías ver a través de esa propuesta. El señor Volkov es un hombre peligroso, y no puedo permitir que alguien como él interfiera con el futuro de esta compañía."
"Gracias, señora", respondí, sintiéndome más tranquila. "Puede estar segura de que no voy a dejar que nada ni nadie se interponga en mi camino."
"Bien", asintió la directora. "Ahora, vuelve a los ensayos. Tienes una función importante esta noche y necesito que des lo mejor de ti."
Salí del despacho con la cabeza hecha un torbellino. ¿Cómo se había atrevido ese hombre a ofrecerme semejante trato? ¿Acaso creía que podía comprarme con su dinero?
Pero, más allá de eso, me preocupaba saber que ese individuo tenía tanta influencia en el mundo del ballet. Si se proponía interferir en mi carrera, ¿cómo iba a detenerlo?
Durante el ensayo, traté de concentrarme en la danza, dejando que los movimientos fluyeran con gracia y precisión. Pero en el fondo, mi mente no dejaba de dar vueltas a la propuesta de Volkov y a las posibles consecuencias que podría traer.
Cuando llegó la hora de la función, salí al escenario con una determinación férrea.