Después de un accidente de auto, quedé en sillas de ruedas, mi novia habia fallecido. Pasé años en depresión, hasta que un día, cuando mi hermana Antonella y yo salimos a la plaza y la vía ella, una chica sentada en una de las banquetas que estaba junto a la estatua del general.
NovelToon tiene autorización de Luna Azul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
RECUERDOS
YARA CORTÉZ
Le pedí a Antonella que me sirviera más vodka, no sentía nada.
— Ya no le des más, está borracha— escuchaba la voz de María.
Un celular timbró. María contestó.
— Mamá — ella se levantó del piso.
— Mi mamá está en el hospital, es apendicitis. Está por entrar a cirugía. No quiero dejar a Yara en este estado, quien sabe que haga o le pueda pasar. Te dije que no le dieras más. La vamos a llevar a mi casa, ahí que descanse.
Entre María y Antonella me llevaron al auto. Llegamos a la casa de María. Quería hablar, pero la lengua se me enredaba.
— Ayúdame a subirla— escuché que María le decía a una de las sirvientas.
— Anto, quédate con ella.
— Pero quiero ir contigo y acompañarte.
— Yo me quedo con ella— era la voz de Adrián.
Me subieron al cuarto. Me quedé acostada, viendo el techo.
Había un silencio. Era como si no hubiera nadie.
— Ey, Adrián— me senté en la cama— habla. Nunca hablas, me desesperas de que no hables— le dije un poco enojada.
Me sentí aún más mareada. Cerré los ojos.
Me levanté de la cama y caminé hasta donde él. Toqué su cara, apreté sus mejillas, él me miraba y sonreía.
—¿Te estás burlando de mí? Dame un poco más de vodka.
Él movió su cabeza diciendo que no.
— Solo un poquito. Por favor.
ADRIÁN JONES
Estaba con Yara en la misma habitación, observándola desde cerca. Y ella hablando miles de locuras.
— Si me das un poco más, te voy a dar un beso como este— se acercó a la silla de ruedas y se sentó encima de mí.
Tomó mis mejillas apretándola y me besó. Yo respondí a ese beso, aunque sé que no es un beso que ella quisiera darme porque no le gusto sino porque está borracha. Aun así, respondí a ese beso.
— Acuéstate y descansa Yara— le dije.
Aunque quisiera cargarla e irla a acostar no puedo. Solo soy un hombre inválido que no sirve para nada. Me sentí un poco frustrado por eso.
Ella se levantó y se fue a la cama obedientemente. Me acerqué a la cama y me pasé de la silla a la cama, ya tenía cierta independencia en ese aspecto. Me acosté a un lado de ella. Cerré un rato mis ojos.
Yara se acercó y me abrazó. Ella cerró sus ojos.
— Aunque soy un hombre en sillas de ruedas, soy hombre y esa parte aún sirve. ¿Por qué me tientas?
—¿Miguel?— ella habló.
— Si tú supieras Yara, que...
— Shhhh no digas más—se acercó mis labios a besarme — tu voz me gusta.
Ella se sentó encima mío y me besó. La besé tanto como podía. Sabía que otro día no podría hacerlo.
Tocaron la puerta.
— Suficiente Yara, acuéstate.
— No quieres jugar conmigo. Eres malo.
— Vamos acuéstate. Voy a abrir la puerta.
Ella se sentó a un lado y se acostó. Me pasé de la cama a la silla de ruedas. Me acerqué a la puerta y la abrí.
— Perdón, joven Adrián, la señorita Antonella llamó, dice que su tía entró a cirugía y que está noche se queda en el hospital. Si es posible que le devuelva la llamada. Me preguntó por su amiga.
— Ya le devuelvo la llamada. Ella se durmió. No sé preocupe. ¿Puede traerme agua?
— Si joven.
La empleada se retiró, y yo llamé a Antonella. Y luego a María.
— Ella se durmió, me voy a descansar al cuarto de huéspedes.
— Gracias, primo. Mañana te llamo.
Cuando llegó la empleada, le dije que me preparará una habitación para descansar. Me fui a descansar y le pedí que estuviera al pendiente de Yara.
Cómo todas las noches, antes de dormir, recapitulaba mi vida desde aquel accidente que desgració mi vida.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
...Flashback #1...
Empecé en el mundo del modelaje a la edad de 15 años junto con Mía, mi novia. En el cumpleaños número 19 de Mía fuimos a una fiesta a celebrar su cumple, estando en la fiesta, ella saca un papel en forma de cartucho y pone un polvo blanco en la mesa.
—¿Qué haces?
— Prueba— inhale ese polvo.
Me puso inquieto, con energía, bailé y bailé esa noche como jamás lo había hecho en mi vida. A eso de las 3 y media de la madrugada, dejamos la fiesta para terminar de celebrar en un motel.
Mía conducía, ella era una chica chispa, aventada, sin pena, le gustaba aventajarse cuando manejaba.
Esa noche rebasó un auto sin fijarse que al frente venía un camión con el cual terminamos chocando. Mía murió con el impacto y yo quedé prensando tras el choque, donde mis piernas quedaron comprometidas y a causa de ese accidente perdí la movilidad de ellas, ahí también, terminaron mis sueños como modelo y la chica que yo amaba terminó muriendo.
Estuve en coma seis meses. Perdí las ganas de vivir. Me costó aceptar que Mia ya no estaba. Caí en depresión.
Gracias a la fortuna que pagó mi padre, eliminaron la noticia de las redes y de todo medio de comunicación. Así como, todas las fotos de la agencia con la que modelé.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
...Flashback #2...
Conocí a Yara por Antonella. Y creo que me enamoré de ella por culpa de mi hermana. Todo esto ocurrió hace más o menos un año atrás, cuando tenía 22 años.
Ese día Antonella me insistió tanto para que saliera a tomar el sol, que acepté. Me llevó a la plaza. No bajé del auto porque ví a Yara sentada en una de las banquetas cercanas a la estatua del general. Fue en ese momento que sentí amor por ella. No bajé porque sentí un poco de vergüenza.
— Ahora porque no quieres bajar. Adrián, se serio. Sabes, que yo te amo con todo mi corazón, pero tienes que poner de tu parte. Todos nos esforzamos por ti.
No dije nada. Desde ese accidente hablaba poco.
— No quiero que me vean así.
— Aquí nadie te conoce, hermano. Nos regresamos a casa.
— Aún no. Déjame ver un poco más.
— La miras a ella, ¿Te gusta? Si no me dices— Anto se bajó del auto— Voy donde ella si no me dices.
— Acaso no eres mi hermana.
Anto caminó un poco.
—Si, ella me gusta. Solo guarda el secreto.
Después de esa vez, casi a diario visitaba la plaza sin bajarme del auto para ver si la veía, para mí sorpresa, casi siempre estaba sentada ahí, siempre tenía una bolsa blanca en sus manos. Ella entregaba la bolsa, y se iba.
Anto, mandó al chófer, para preguntarle a Yara que vendía, el señor chófer preguntó y le encargó una bufanda, el chófer le dió su número para que le confirmara la entrega y cuándo ella llamó, el chófer guardó el número de Yara y me lo dio. Así es como conseguí el número de ella.