Después de la desaparición de su hija, la primera princesa de Asdefor, los reyes adoptaron a Valentina Befort, ella creció amada por su nueva familia. Pero todo se derrumba cuando la verdadera hija de los reyes es encontrada. Esta no solo le quita el amor de sus padres, también se lleva la atención de su prometido, convirtiendo a Valentina en la cruel villana que envidiaba a su hermana, a quien intenta asesinar. Su destino es la muerte por su crimen contra la princesa real, pero la historia no acaba con un final feliz, ya que los protagonistas encuentran su final en manos del cruel villano, Maximiliam Chevalier.
Pero ahora, otra alma ha reencarnado en Valentina y esta no piensa tener un final miserable por culpa de las personas que la traicionaron, así que, en busca de su supervivencia, se acercara a Maximiliam, el villano, siendo este, la mejor opción para cambiar su destino y su cercanía a él la llevaran a descubrir su verdadero origen.
¿Podrá Valentina escapar de su miserable destino?
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capítulo 6- encuentro...
Los mercenarios se desplazan a gran velocidad, adentrándose en un bosque, mientras que Valentina se mantiene quieta, hasta que llegan a un campamento en la profundidad del bosque, así que el hombre que lleva a Valentina la baja y la tira al suelo, la chica solo se mantiene quieta. Como no ven que se mueva, uno de los hombres se acerca y sujeta su cabello para hacerla levantar la cabeza, notando que la albina lo observa fijamente, así que le quita la mordaza.
"Que linda, deberíamos divertirnos con ella antes de matarla." Habla aquel hombre.
"Hagan lo que quieran, el jefe no dijo que teníamos que cuidar su virtud." Le responde el jefe.
— así que solo son un grupo de violadores, yo creí que una gran organización había enviado por mi, pero veo que solo son un pobre grupo de hombres resentidos con las mujeres.— se burla Valentina.
El hombre al escuchar eso, no duda en darle un golpe en la cara.
"Que seamos una organización importante, no quiere decir que no sepamos divertirnos con putas como tú." Ríe.
Valentina escupe sangre tras reincorporarse, pero mantiene su mirada inexpresiva ante la presencia de esos hombres. El jefe que esta un poco lejos la mira fijamente, cualquier otra mujer ya estaría gritando histérica, pero ella esta tranquila y no se ve que tenga miedo.
— ¿puta? Claro, es así como sueles llamar a las mujeres para parecer más macho. Pero solo te haces ver más ridículo.—
"Cállate maldita." El hombre intenta darle otro golpe, pero esta vez, Valentina se inclina hacía atrás y logra darle un patada en la cara al hombre, aprovechando para ponerse de pie, aunque sigue con las manos atadas.
— tranquila princesa, hagas lo que hagas no podrás escapar.— le advierte el jefe.
— escapar, ¿quien dijo que pienso escapar? — ladea la cabeza mostrando una sonrisa maliciosa.— primero los mataré a todos.
La risa de la chica resuena en el silencio del bosque. Otro de los mercenarios se acerca para atrapar a la chica, pero ella mantiene un pie sobre el suelo y gira, dándole una patada en la cara al hombre, en un rápido movimiento, antes de que este se ponga de pie, pisa con fuerza directamente el cuello dejando escuchar un crujido. Los demás se sorprenden con la facilidad en la que esa pequeña y delgada chica, derribo a ese hombre que le dobla el tamaño.
El jefe ordena que la atrapen y le aten los pies, pero Valentina corre al bosque, siendo de noche tendrá una ventaja y así se divierte matándolos uno por uno. Los mercenarios se adentran al bosque, así que Valentina, logrando liberar sus manos, aprovecha para divertirse, atrapando uno a uno a los hombres. Uno camina con cuidado, usando una gema de luz para iluminar su camino, pero de repente, su cuerpo se eleva y siente como se le corta el aire, ya tenía una soga en el cuello, cuando dirige su mirada hacía abajo, ve a la albina mirándolo fijamente con esos ojos que parecen un mar de sangre.
— morir así debe de ser lo peor, ¿no? Sientes como el aire te falta, luchas por tomar una bocana de aire, pero nada sirve, solo sientes como la vida se te va, mientras suplicas que alguien te baje, pero, ¿que crees? Nadie viene por ti...— una sonrisa llena de malicia se ve en los labios de Valentina.
Y esa sonrisa, es lo último que ve, la chica apaga la gema y ahí, en la oscuridad, el hombre lucha por respirar, pero cada segundo que pasa, se hace eterno, hasta que da su último suspiro. Al escuchar un ruido, Valentina se aleja, dos hombre iluminan la zona, viendo a su compañero colgado y sin vida. Entonces escuchan un ruido acompañado de una risa y ven como algo rueda a sus pies, al iluminar se espantan, era la cabeza de su jefe, que muestra una expresión de terror, como si hubiera visto algo horrible antes de morir. Al par de hombres, deciden correr, lo mejor es ir al campamento y largarse de ese lugar.
Pero al llegar, no hay ni un solo caballo, así que toman sus armas y comienzan a correr, escuchando pasos que van tras ellos, pasos que poco a poco se van acercando, así que solo corren buscando salir de aquel bosque oscuro. Uno de ellos cae al recibir un par de dagas en la espalda, así que el otro, solo va por otra dirección, entrando donde hay mas árboles, así no podrá lanzarle nada. Valentina corre por los árboles, siguiendo a aquel hombre, no piensa dejar salir a ninguno sin vida, pero de repente ve que este resbala y desaparece, por lo que ella se detiene a tiempo, notando que era un acantilado.
Valentina chasquea la lengua y justo cuando se da la vuelta, aquel hombre la empuja contra el acantilado.
"¡muere perra!"
Valentina pierde el equilibrio y resbala por ese lugar y aunque intenta sostenerse de las ramas que se ven, éstas se rompen, dejando que caiga, en en ese momento no tenía tiempo de pensar, solo cerró los ojos tratando de concentrar su magia, pero siente que algo la sostiene y al abrir sus ojos, puede ver unos ojos rojos que la observan fijamente y un brillante cabello rubio.
Maximiliam había visto como la chica fue empujada y bien pudo dejar que ella cayera, pero algo en él le hizo correr rápidamente hacía ella y atraparla, ahora que la tiene en brazos, una extraña sensación recorre su cuerpo al ver a los ojos de esa chica.
Maximiliam la baja, así que Valentina se acomoda el vestido, mientras observa al chico, por alguna razón se le hace conocido. Valentina hace una reverencia.
— agradezco su ayuda, sin usted no podría haber sobrevivido. ¿Como puedo recompensar su amabilidad?— pregunta de manera tranquila.
Maximiliam la observa de arriba hacía abajo, la chica era linda, aunque no es muy su tipo, es pequeña y sus pech*s son pequeños.
—¿y si digo que debes darme tu virtud en agradecimiento?— sonríe burloso.
— entonces no sería diferente a esos cerdos que me secuestraron y tendré que matarlo.—
Maximiliam levanta una ceja, en señal de confusión ante las palabras de la joven. Después de salir una risa, mientras que Valentina puede ver como mariposas rojas comienza a asomarse y volar alrededor de ambos.
— me temo que no saldría viva de este lugar.— Maximiliam levanta la mano y una mariposa se posa en su dedo.
Valentina observa a las mariposas moverse alrededor, era extraño, como si ese hombre las controlará, solo entonces, Valentina se acordó y lo observa, era de cabello rubio, ojos rojos y atractivo, con un aura de arrogancia.
— ¿de casualidad usted es el príncipe Maximiliam Chevalier de Trois Blanc?—
— así que la señorita me conoce, aunque no recuerdo ni su rostro, ni su nombre.— Maximiliam hace una seña y las mariposas se dispersan.
— Valentina Befort, de Asdefor, soy la hija adoptiva de los reyes.— hace una reverencia.
Es verdad, ya era el momento en el que Maximiliam llegaba a Asdefor, justo en la fiesta de aniversario del reino, así que seguramente es allá donde se dirige.
— que casualidad encontrarme con la princesa.— existe la posibilidad de que todo sea planeado.
— ¿por qué dice como si esto fuera hecho a propósito?—
— astuta. Porque la reina me ha insistido en venir al cumpleaños de su hija y creo saber con que intenciones.—
— me temo que me confunde, la reina debe tener esas intenciones, pero con su hija biológica, yo solo soy una hija adoptiva.— se lleva las manos al pecho y finge tristeza.
Maximiliam analiza la expresión de la rubia y puede notar que no es auténtica, nisiquiera esta dolida. Tal vez al ser hija adoptiva, ha tenido que acostumbrarse al desprecio de su familia y no esperaba cortesía legítima de los demás.
《Interesante.》pensó el rubio.
— entonces debo asumir que si es una casualidad...—
— así debe de ser. Yo iba de regreso al reino, unos bandidos me secuestraron y escape de ellos, aunque en un descuido, uno me empujo.— frunce los labios.
Jura que encontrará a esa maldito y le cortara las manos con las que se atrevió a empujarla.
...
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