Olvidada

Majic se encontraba frente a la puerta de la habitación del rey, estaba temblando, no tenía la menor idea de lo que debía pasar adentro pero su corazón estaba inquieto; Lady Marila sintió por primera vez un minúsculo grado de compasión por la muchacha.

- "Solo haga lo que su majestad le indique, aunque pueda llegarle a parecer terrible pasará pronto si no pone resistencia", le dijo Lady Marila muy bajito a la princesa; quien abrió enormemente sus ojos.

Pronto anunciaron a la princesa, y ella pasó tímidamente a la habitación, mientras las puertas se cerraban tras ella; se ajustó aún más la bata que tenía encima, la pobre no entendía porque le habían puesto un camisón tan transparente para ir hablar con el rey, se alegró que al menos le hayan puesto esa bata encima.

El rey se acercó y le sirvió una copa de vino, ella se mantenía en la puerta, Fortem se acercó a la princesa con la copa en la mano; a ella le molestó que el rey estuviera tan cerca a ella y se pegó más a la puerta, tratando de mantener distancia.

- "Beba princesa, beba todo, tal vez sea mejor así", dijo el rey y le dió la copa.

La joven princesa tomó la copa y bebió un poco, pero le pareció muy amargo, hizo una mueca de desagrado y no quería tomar más.

- "¡Que bebas!", gritó el rey.

La pobre recordó que debía hacer lo que su majestad le indicara, así que muy a su pesar tomó presurosa el vino que quedaba en la copa. El rey empezó a olfatear a la jovencita, sentía un olor agradable en ella, luego la tomó del cuello y la acercó para besarla, pero la mirada asustada de la menuda princesa le impidió continuar y pensó como podía tomarla como mujer si parecía una niña, aunque haya tomado tanto la seguía mirando como una niña.

Majic seguía parada al lado de la puerta, preguntándose la razón de que el rey actuara de esa manera; caminando de un lugar a otro hablando consigo mismo, dándose pequeños golpes en la cabeza, "se habrá vuelto loco", pensó la princesa; sin atreverse a mirar a otro lugar.

Fortem estaba en una lucha interna, con las palabras que le había dicho su consejero "acaso no recuerdas que los soldados de ese reino bajo las órdenes del rey Carpio robaron la inocencia de las niñas, en nuestras ciudades que caían rendidas sin importar como lucieran", recordó que le respondió que "no era ese tipo de monstruo", a lo que Tesko le respondió "tú no serías un monstruo, solo estarías ejerciendo el derecho de ser su esposo, y ella no es una niña indefensa, vino acá sabiendo que se convertiría en tu mujer, que no te engañe su cara de ángel, es la hija más amada de ese demente que mató a tu madre y de esa manera, vamos no es como si nunca hubieses estado con una mujer antes, en todo caso imagínate que es otra"; el rey recordó la muerte de su madre, apretó los puños, respiró profundo y se dirigió donde estaba la joven princesa.

La mirada del rey había cambiado era mucho más terrible que antes, una sensación de angustia se apoderó de la princesa, la que se acrecentó aún más cuando el rey le sacó la bata rápidamente y la dejo en aquel camisón tan transparente; no entendía porque el rey hacia eso, acaso pensaba matarla de frío.

De pronto, el rey la jaló con fuerza y sin poderse resistir la llevó a la cama y la tiró sobre ella; todo estaba pasando demasiado rápido, su cerebro no alcanzaba a procesar lo que estaba ocurriendo, estaba ahí echada mientras veía que el rey empezaba a desnudarse; ella pudo notar algunas cicatrices en el abdomen de su esposo, pero mientras el rey se desnudaba, ella cerró los ojos de vergüenza y se adentro a la cama tratando de alejarse de él; pero fue inútil, el rey la jaló de las piernas y levantó el camisón, mientras ella repetía "no me haga daño, por favor", "no me haga daño, por favor", mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

La imagen de su madre suplicando lo mismo vino a su mente y el rey no pudo continuar, solo pegó un grito furioso que se escuchó en todos los ambientes cercanos.

- "¡Vístete!", le dijo el rey a la princesa mientras se volvía a poner su pantalón.

Majic se apresuró a vestirse y ponerse la bata nuevamente, no entendía porque toda esa escena, ella volvió a la puerta queriendo abrirla, pero estaba cerrada.

- "Siento mucho si lo ofendí, en verdad lo siento, si tenía que castigarme sería mejor que me golpee no entiendo que pretendía hacer, esas señoras ya me revisaron, ¿usted quería hacer lo mismo?, no entiendo porqué es muy vergonzoso sabe, mejor me da un par de latigazos lo soportaré", dijo entre sollozos la princesa.

El rey se carcajeo un rato, esa niña encima pretendía burlarse de él acaso, con esos comentarios tan absurdos, así nunca, si bien ella nunca había estado con un hombre, debían haberle enseñado que significaba tener una vida matrimonial.

- "Deja de burlarte de mí, tengo todo el derecho de tomarte como mi mujer, solo que no soy un abusador de mujeres y niñas, como tú padre", manifestó al rey, acercándose a ella y tomándola del mentón.

- "¿Tomarme como su mujer?, ¿que significa eso?, yo estoy muy confundida, me dicen que debo hacer lo que usted pida, que debo complacerlo, que aunque duela debo hacerlo no entiendo nada; si al menos alguien me explicara", se atrevió a decir la jovencita entre sollozos.

- "Deja de fingir, todas las princesas y señoritas de la sociedad reciben clases sobre los deberes como esposa y madre, aunque te hubiesen hablado con mucha delicadeza del tema, tendrías que tener alguna idea de lo que pasa entre los esposos en una cama", le dijo molesto el rey.

- "No lo sé, a mi no me enseñaron nada", expresó la princesa aún llorando.

- "Veamos, ¿qué te dijeron sobre lo que ocurre en un matrimonio?, dime", preguntó el rey.

- "Nada, ya le dije a mi no me enseñaron nada, que se supone le enseñan a una princesa olvidada por su padre", expresó la princesa con lágrimas en los ojos.

"Olvidada", una princesa olvidada dijo esa chica pensó el rey, qué cuento estaba tramando esa mujer ahora; los cancilleres y los guardias que fueron por ella le comentaron que su padre, el rey Carpio no se cansaba de señalar que era su hija más amada, tanto que podía comportarse de manera insolente sin hacer reverencia a su padre, y se lo permitía. Cómo era posible entonces, que Majic le dijera que solo era una princesa olvidada.