El Momento De La Venganza

Margarita se quedó tanto tiempo bajo el agua que la piel de sus dedos se veía arrugada, el jabón ha desaparecido entre sus manos y sus ojos están hinchados, hubiese seguido ahí, si James no cerraba la llave de la ducha y la envolvía en una toalla; algo no estaba bien en esa mujer, y se suponía que no debería importarle, ya que solo era una noche de placer; nadie importante, pero se formó una conexión extraña, jamás se ha sentido responsable por nadie, pero su conciencia le grita que por alguna razón su inocencia se perdió en sus brazos.

- "Entiendo tu motivación, pero si no ibas a resistirlo, no debiste aceptar, ¿qué crees que iba a pasar si te convertías en escort?, no voy a decir que soy un buen hombre, pero podrías haber tenido una primera experiencia horrible", dijo James con cierto tono de frustración.

- "Lo sé. Hay primeras veces que son horribles, y esta no lo fue. Lo siento, sé que debí controlarme. Pero por mucho tiempo creí que mi primera vez sería con alguien que amara. No se confunda, no me arrepiento. Estoy salvando a mi padre, y eso es lo único que importa", expresó Margarita, se puso de pie, para recoger su ropa.

En la ducha se había dado cuenta, que había sido muy tonta respecto a su plan, cómo iba a lograr utilizar a James Thompson, era tonto creer que solo lo haría porque se acostó con él, si obvio tenía muchas mujeres tras él y de seguro más interesantes; ella en cambio se había paralizado, como alguien así podia seducirlo.

- "¿Vas a poder acostarte con otros hombres?, dijiste que tenías un contrato", cuestionó James acercando a Margarita.

Ella se quedó paralizada, había olvidado la otra parte del contrato, estaba atrapada por un año con esa organización. En sus ojos se podía notar el miedo, James había sido una decisión consciente, pero no quería que nadie más la toque, tenía que encontrar una solución pronto, porque sino la única alternativa que le quedaba era la muerte una vez más.

- "¿Si quisieras anular ese contrato, qué necesitarías?", cuestionó James.

- "Pagar la multa, un millón de dólares. Intentaré negociar con ellos, tengo lo que aún me sobra de lo que pagó", respondió Margarita, tratando de sonar calmada, cuando en el fondo estaba con miedo.

James le levantó el mentón, la miraba directamente, no le gusta que tenga los ojos hinchados, y esos labios le vuelven a gritar que los bese. Acaricia uno de los hombros, esa piel tan tersa lo enloquece.

- "Se supone que todo termina a las ocho de la mañana, faltan varias horas", dijo James, dejando caer la toalla, esa piel desnuda lo electriza, pero Margarita no tiene el valor, en ese momento ya no quiere y tiembla, baja la mirada.

- "Se lo ruego, ahorita no estoy lista", suplicó Margarita.

James frunció una vez más el ceño, no se había topado con alguna mujer que le dijera que no, después de estar con él.

- "¿Qué necesitas para estar lista?, ¿tener un nombre de relación?, sigues en una posición difícil, estás desnuda frente a mí y según los servicios que contraté, deberías cumplir con mi demanda de sexo. Puedes estar tranquila, no te voy a violar; pero vas a cumplir con el hecho de dormir abrazada conmigo, es el servicio de acompañante, realizar actividades que haría una pareja. ¿Entendiste?", cuestionó James con mirada seria, Margarita lo quedó mirando; sabe que podría ser peor.

- "Me secaré el cabello e iré a la cama", dijo Margarita muy bajito.

- "Bien, ahora quien necesita un baño de agua fría soy yo", expresó James.

Margarita no volteó, no quería ver el rostro molesto del empresario, lucía muy diferente, daba realmente miedo.

Cuando James salió de los servicios higiénicos, Margarita estaba en la cama, cubierta con la sábana, la joven no podía confiar en lo que le dijo, pero estaba atrapada, ahora no sabe lo que pasará, trata de armar ideas en su cabeza rápidamente, solo que aún se siente vulnerable y es difícil.

La cara asustada de Margarita, lo hace sentir miserable, él sabía que era un demonio con los seres despreciables, pero esa muchacha era víctima de las circunstancias, ella se lo dijo, que otra alternativa tenía; sin embargo, la desea y demasiado.

James fue a secarse, se puso los bóxer y el pantalón; Margarita se sorprendió, cuando se sentó al pie de la cama con la camisa sin abotonar.

- "No me gusta la mentira, te lo dejo en claro una vez más; las circunstancias nos pusieron a los dos en el mismo lugar. Aunque vine al club, no tenía intención alguna de comprar el servicio de alguna mujer, y ahí estabas parada sobre la tarima, me mirabas, y eres bonita, tan atractiva, no salgo con nadie, no le debo respeto a nadie; y se activó el deseo, quise una noche contigo. Ahora tengo un problema, me has quedado gustando, quiero más de ti, que esta única ocasión, no te ofrezco amor, ni una relación, pero te quiero conmigo, en mi cama y que tú quieras estar ahí, así que podría comprar tus servicios de acompañamiento de todo el año", dijo James mirándola fijamente.

La expresión de Margarita solo podía definirse como de sorpresa absoluta, como si el destino la llevara de manera irremediable al hombre que puede ayudarla en su venganza, pero sabe que debe tener cuidado, le a repetido ya dos veces que no le gusta la mentira, cómo contarle una verdad que no existe en este tiempo, tendrá que ocultarlo; respira y se repite a sí misma que no puede ser débil, que no puede repetirse lo que ocurrió, que aunque su alma quede irremediablemente rota, destrozará a quienes la dañaron.