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Promesas De Hielo Y Fuego

Promesas De Hielo Y Fuego

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Diferencia de edad / Venganza de la protagonista
Popularitas:9.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Valentina Claros

En el frío norte de Suecia, Valentina Volkova, una joven rusa de 16 años con ojos de hielo y cabello dorado, se ve obligada a casarse con su padrastro, Bill Lindström, un hombre sueco de 36 años. Marcados por un pasado lleno de secretos y un presente lleno de tensiones, ambos deberán navegar entre el deber, el resentimiento y una conexión que desafía las normas. En un matrimonio tan improbable como inevitable, ¿podrá el amor surgir de las cenizas de la obligación?

NovelToon tiene autorización de Valentina Claros para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

V. På väg mot oundvikligheten (Camino hacia lo inevitable)

El clima invernal parecía reflejar la creciente tensión dentro de la casa. La nieve caía más densa, el viento aullaba con más fuerza, y el silencio entre Bill y Valentina se había convertido en un muro impenetrable. Cada interacción era una chispa que amenazaba con encender un incendio incontrolable, y ambos sabían que el tiempo se agotaba.

Día 8

Bill había decidido adoptar un enfoque más frío. Ya no intentaría convencerla con palabras amables o gestos calculados; si Valentina quería guerra, él estaba preparado para darla. Esa mañana, mientras desayunaba solo, escuchó los pasos de ella en las escaleras.

Cuando Valentina apareció en la cocina, llevaba el cabello desordenado y una expresión sombría en el rostro. No lo miró al entrar, pero Bill no pudo evitar fijarse en los círculos oscuros bajo sus ojos. No estaba durmiendo bien, lo sabía.

—¿Quieres café? —preguntó, rompiendo el silencio.

Ella lo ignoró por completo y se dirigió al refrigerador, sacando una botella de agua.

—¿Vas a seguir con esta actitud toda la semana? —insistió él, dejando la taza de café sobre la mesa con un ruido seco.

Valentina finalmente lo miró, sus ojos reflejando un desafío silencioso.

—¿Por qué no? Parece que te gusta manipular a las personas hasta que consigues lo que quieres.

Bill apretó los dientes, tratando de mantener la calma.

—No estoy manipulando a nadie. Estoy asegurándome de que entiendas la realidad.

—Oh, créeme, la entiendo perfectamente —replicó ella, su tono cargado de sarcasmo—. Eres un hombre poderoso que no soporta que alguien le diga que no.

Él se levantó de la mesa con un movimiento brusco, pero en lugar de gritarle, simplemente la miró fijamente.

—Tienes hasta el final de la semana, Valentina.

Ella dejó escapar una risa amarga.

—¿Y qué pasa si digo que no? ¿Me enviarás de vuelta a Rusia para que mi abuela enferma tenga que cuidarme?

Bill no respondió de inmediato, y su silencio solo alimentó la rabia de Valentina.

—Eres despreciable —murmuró antes de salir de la cocina, dejando a Bill solo con sus pensamientos.

Día 10

La tensión había llegado a un punto crítico. Valentina había decidido quedarse en su habitación la mayor parte del tiempo, evitando cualquier encuentro con Bill. Pero él no iba a permitir que se escondiera para siempre.

Esa tarde, golpeó la puerta de su habitación con insistencia.

—Valentina, abre la puerta.

—No estoy de humor para tus discursos, Bill —respondió ella desde el otro lado.

—No vine a hablar. Vine a informarte algo.

La firmeza en su tono la hizo dudar por un momento, pero finalmente abrió la puerta, cruzándose de brazos y mirándolo con desdén.

—¿Qué quieres ahora?

Bill inhaló profundamente antes de hablar.

—Nos vamos a Estocolmo en dos días.

El anuncio cayó como un rayo. Valentina lo miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

—¿Qué?

—Nos vamos a Estocolmo —repitió con calma—. Los preparativos de la boda deben comenzar.

Ella soltó una carcajada amarga, pero había un matiz de desesperación en su risa.

—¿Preparativos? ¿De qué hablas? Ni siquiera he dicho que acepto.

—Eso ya no importa.

La frialdad en su respuesta la dejó paralizada.

—¿Cómo que no importa? —preguntó, su voz subiendo de tono—. ¿Qué parte de "no quiero casarme contigo" no entiendes?

—Valentina —dijo, inclinándose ligeramente hacia ella—, esta boda va a suceder, te guste o no.

El corazón de Valentina latía con fuerza.

—No puedes obligarme...

—No tengo que obligarte —respondió él, interrumpiéndola—. Pero tampoco voy a seguir discutiendo contigo. Ya he hecho los arreglos necesarios.

Valentina lo miró como si estuviera viendo a un extraño.

—¿Qué arreglos?

—Una residencia en Estocolmo, reuniones con los organizadores y una cita en el registro civil para formalizar el compromiso.

El mundo de Valentina parecía desmoronarse a su alrededor.

—Esto es una locura —susurró, llevándose las manos a la cabeza.

—Es lo que tiene que hacerse —dijo Bill con firmeza—. No te estoy pidiendo que estés de acuerdo conmigo, pero sí que lo aceptes.

La desesperación dio paso a la ira, y antes de darse cuenta, Valentina estaba gritando.

—¡No voy a aceptar nada! ¡No soy una de tus inversiones ni un maldito objeto que puedas controlar!

Bill dio un paso hacia ella, su presencia imponente llenando el espacio.

—Y tú no entiendes lo que está en juego aquí. Si no hago esto, todo lo que hemos construido... todo lo que tienes... desaparecerá.

Ella sintió que las lágrimas comenzaban a acumularse, pero no iba a ceder.

—Entonces prefiero no tener nada.

La respuesta lo dejó helado. Durante un momento, sus ojos se encontraron, y algo en la mirada de Valentina hizo que Bill retrocediera un paso.

Sin decir más, se dio la vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.

Día 12

El viaje a Estocolmo estaba programado para el día siguiente, pero la tensión entre ellos había alcanzado un punto insostenible. Valentina pasaba las noches llorando en silencio, mientras Bill trabajaba hasta altas horas de la madrugada, como si sumergirse en el trabajo pudiera distraerlo de la realidad.

Esa noche, mientras Valentina miraba por la ventana, un pensamiento cruzó su mente: ¿Podría escapar?

Sabía que sería difícil, pero la idea de quedarse y aceptar algo que odiaba era aún más aterradora.

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Beatriz Coelho
Lo que no entiendo es cómo le dan tanto poder y le enseñan a manejar negocios si es una niña de 16 años o ya para 17, no estudia no va a la preparatoria???
y de paso es una maquiavélica...no, no, no aburre
Magda borquez
mucho preámbulo. repite mucho. da vueltas en lo mismo...
Magda borquez
una pregunta... Valentina no estudia? sólo tiene 16 años...
Mayelin Almonte
fotos porfavor
うacacia╰︶
Quiero saber más, ¡actualiza pronto! ❤️
Celia Luis Huamani
Emocionada por la continuacion
Max >w<
No puedo esperar a leer el siguiente capítulo! 😃
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