Sin Compromiso

Todo estaba bien, la habíamos pasado rico, sabía que era calentura del momento, nada de promesas de volvernos a ver, pero tenía que saltar con su idiotez. Jesús, ¿es que no puede existir uno solo que no sea así?, la respuesta es, ''parece que no''.

Tomo mis cosas y salgo del lugar para ver si consigo un taxi disponible a esta hora, lo positivo es que mucha gente sale a trabajar y las calles no están tan solas.

- Latifa! - escucho su voz detrás de mí.

Me hago la sorda y sigo caminando por toda la avenida. No es que no sepa que fue algo casual, pero que el idiota dijera semejante estupidez, me hizo enojar, mientras iba en una discusión interna, logra tomarme del brazo.

- Gatita lo siento, no debí abrir la boca...

- No, debiste - le replico - sé perfectamente a qué atenerme y créeme, yo tampoco estoy interesada en tener compromisos.

- Realmente lo lamento - baja la cabeza avergonzado - déjame llevarte a tu casa, no es bueno que andes sola por ahí nena.

Me lleva tomada del brazo, volvemos a entrar a su edificio pero esta vez a la zona de parking, nos lleva a donde está su auto de lujo y nos subimos. Media hora después llegamos a mi edificio.

- Muchas gracias por la noche, espero pases bien... - voy a bajarme cuando me detiene.

- Sé que quizás no quieras, pero me gustaría volver a verte.

- No lo sé, creo que una vez fue suficiente para mí - lo veo bajar la cabeza - no estuvo mal - me apresuro a decir y alza la mirada para verme con esos impactantes ojos - es solo que dos veces es sexo, tres es crear un vínculo, ¿si me entiendes?

- Comprendo tu punto, pero somos adultos Latifa, tengo 30 años y tu ¿24?

Sé que si tengo más de tres encuentros con este hombre, me va a costar renunciar a él después, tiene todo lo que un hombre tiene para gustarme; no es amargado, siempre sonríe de manera genuina y no es el típico riquillo que presume lo que tiene, bueno, salvo lo del restaurante.

- Está bien, anota mi número y otro día nos podemos ver.

Le doy mi número, bajo del auto y voy a mi apartamento para lavar mi uniforme, no alcanzo a dormir, mejor preparo el desayuno solo para mí porque Cindy debe estar con su Akim y Lourdes siempre lo hace en el restaurante, así que me toca comer sola.

Mi uniforme está listo, voy a revisar mi correspondencia virtual, debo tener varios correos de mi universidad en línea, porque sí, estoy estudiando comercio internacional, siempre me llamó la atención, sueño con poder trabajar en una gran empresa.

Revisé todo y efectivamente tenía varios correos, por la noche me dedicaré a ello. Me coloco mi ropa, tomo mi bolso y me dirijo a la tienda donde trabajo. Mientras voy en el autobús, vienen a mi los recuerdos tan candentes de mi noche, ese hombre echa candela, malditos germanos y sus grandes cuerpos que te hacen pedir más, pero que ni crea él que voy a volver a rogar, que me ruegue él a mí.