*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 18— Sentimientos.
Noah se encontraba en uno de los bares de moda que solía frecuentar. La música vibraba en el aire, y las luces neón daban al lugar un aspecto surrealista, como si existiera en una dimensión aparte, donde el tiempo se detenía y las preocupaciones desaparecían. A su lado, estaba su amigo de turno, uno de esos que pasaban por su vida sin hacer mucho ruido, sin dejar huella más allá de un par de noches apasionadas y fugaces. Esta vez, no era diferente. Se estaban besando con la misma intensidad que siempre, sus cuerpos sincronizados por la atracción momentánea que los unía.
—Vamos despacio, Noah —murmuró el otro hombre, intercalando sus palabras con besos en su cuello—. Cuando lleguemos a mi casa, la diversión será mejor.
Noah respondió con un gemido suave, su mente en otro lugar a pesar de lo que sucedía en el bar. De pronto, sintió cómo los dedos del hombre rozaban su cuello y, en cuestión de segundos, el collar que llevaba quedó expuesto. El hombre lo agarró, tirando suavemente de él para observarlo con curiosidad.
—¿Y esto qué es? —preguntó entre risas—. ¿Una de esas alarmas de emergencia? No me digas que estás tan preocupado por un paciente que has estado con esto las 24 horas del día…
La sonrisa en el rostro de Noah se desvaneció al instante. Con un movimiento rápido y casi violento, tomó el collar y lo guardó de nuevo debajo de su camisa.
—Solo estoy tomando medidas de prevención —respondió secamente—, pero no es asunto tuyo.
El hombre frunció el ceño, sorprendido por la brusquedad de Noah. Aun así, continuó hablando, tratando de volver a la atmósfera ligera de antes, pero Noah ya no estaba prestando atención. Terminó su trago de un solo sorbo y, cuando su acompañante sugirió que se fueran a casa para continuar la noche, Noah se levantó del asiento y negó con la cabeza.
—No esta noche. Estoy cansado… Creo que simplemente iré a casa a dormir. Lo siento, hagámoslo en otro momento.
Sin más explicación, se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida, dejando a su acompañante perplejo y solo en el bar. Hasta hacía unos minutos, Noah parecía estar completamente involucrado en lo que estaba ocurriendo, pero algo había cambiado. Algo dentro de él lo empujaba a alejarse de la vida que solía disfrutar con tanta facilidad.
El aire fresco de la noche lo golpeó en cuanto salió del bar. Miró su reloj: eran las dos de la madrugada. Sabía que si regresaba a casa a esa hora, despertaría a Gael. Una imagen del rostro de Gael, dormido y tranquilo, cruzó por su mente, y Noah sintió un nudo en el estómago. No podía enfrentar esa calma después de la agitación que sentía por dentro. Así que optó por su plan B.
Después de tocar el timbre insistentemente, Alejandro, un viejo amigo, finalmente abrió la puerta. Tenía el rostro desvelado y una expresión de irritación.
—¿Siquiera sabes qué hora es? —fue lo primero que le dijo al ver a Noah parado frente a su puerta.
—Vayamos a beber —respondió Noah, ignorando la queja de Alejandro.
Alejandro suspiró, resignado, pero no pudo evitar sonreír levemente. Era típico de Noah aparecer en los momentos más inoportunos, siempre con una propuesta que no podía rechazar.
—Nunca me invitas a beber solo para hablar —comentó Alejandro con una risa sarcástica mientras se preparaba para salir—. Esto debe ser una buena historia.
Noah se quedó en silencio durante unos segundos, mientras ambos se dirigían a un pequeño bar alejado del bullicio de la ciudad. Una vez que estuvieron sentados y con un par de copas frente a ellos, Noah empezó a contarle a Alejandro lo que sucedía con Gael.
Alejandro escuchaba con atención, intrigado por lo que estaba oyendo. Aunque Noah siempre había sido reservado en cuanto a sus relaciones, era evidente que Gael había dejado una huella en él, una huella más profunda de lo que Noah estaba dispuesto a admitir.
—Parece que este chico te está haciendo pensar más de la cuenta —comentó Alejandro con una sonrisa burlona—. Pero ten cuidado, Noah. Tal vez solo está intentando divertirse, y una vez que consiga lo que quiere, se aburrirá y se irá.
Noah tomó un sorbo de su bebida antes de responder.
—Tengo la sensación de que él no es como los otros chicos —dijo en voz baja, más para sí mismo que para Alejandro.
Alejandro lo observó con atención. Era raro ver a Noah tan pensativo, tan preocupado por alguien más. Durante años, había visto a su amigo pasar de una relación a otra sin involucrarse demasiado, como si estuviera evitando algo más profundo, algo que lo aterraba.
—Nunca te había visto pensar tanto por alguien —dijo Alejandro con suavidad—. En realidad, ya ha pasado mucho tiempo desde… ya sabes. ¿No crees que es tiempo de abrirle tu corazón a alguien más?
Noah guardó silencio. Alejandro lo miró, esperando una respuesta, pero lo que vio lo tomó por sorpresa. El rostro de Noah estaba ligeramente enrojecido, y sus ojos evitaban los de Alejandro.
—No me digas que ya estás enamorado —bromeó Alejandro, aunque había una nota de seriedad en su voz.
—No, no es eso —respondió Noah rápidamente, aunque su tono no era tan convincente.
Alejandro soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza.
—Ay, Noah. ¿Cuándo dejarás de ser tan terco? ¿Cuándo dejarás de torturarte de esta forma? Solo sigue a tu corazón. Nunca sabes a dónde puede llevarte.
Noah suspiró, frotándose las sienes con frustración.
—Como dije, Alejandro, es una estupidez… Este tipo de consejo estúpido no era lo que esperaba oír de ti.
Alejandro se rió suavemente.
—Parece que tendré que hacerme algo de tiempo para conocer a ese chico —dijo, insinuando su curiosidad.
Noah lo miró con seriedad.
—¿Qué? No, quédate fuera de esto.
Pero Alejandro solo sonrió con más curiosidad, disfrutando de la incomodidad evidente de Noah. Sin embargo, la noche ya estaba llegando a su fin, y Alejandro tenía responsabilidades al día siguiente. Se levantó de la mesa y miró a Noah.
—En fin, ya tengo que irme. No puedo amanecerme esta noche, mañana tengo una reunión importante en el departamento. Tú también deberías irte a descansar.
Noah lo observó, sabiendo que Alejandro tenía razón, pero no estaba listo para regresar a casa.
—¿Entonces puedo dormir en tu casa? —preguntó con una sonrisa forzada.
Alejandro lo miró con burla antes de negar con la cabeza.
—Duérmete en el hospital si estás tan asustado de tus propios sentimientos para ir a casa.
Noah soltó una risa amarga, sabiendo que Alejandro tenía razón. Al final, decidió seguir su consejo y terminó en el hospital, en su cuarto habitual. La oscuridad del lugar era fría y aséptica, pero era exactamente lo que necesitaba para aclarar su mente.
Mientras se acostaba en la estrecha cama del hospital, el pensamiento de Gael regresó a su mente. Recordó el beso que habían compartido, la forma en que su corazón se aceleró en ese momento. Aunque intentaba convencerse de que no significaba nada, la verdad era que algo había cambiado dentro de él. Noah se dio la vuelta en la cama, tratando de ignorar los latidos acelerados de su corazón, y finalmente se quedó dormido.
Al día siguiente, Noah se levantó como si nada hubiera sucedido. El hospital estaba lleno de vida, como siempre. Después de conversar brevemente con una enfermera que le ofreció una taza de café, Noah se dirigió al área de descanso de los médicos. Fue allí donde vio a Dylan, un joven médico que parecía estar en el centro de una conversación animada con un grupo de enfermeros. Lo que llamó la atención de Noah fue la mano de Dylan, envuelta en un yeso.
Noah se acercó, observando la mano vendada de Dylan con una ceja levantada.
—¿Qué pasó? —preguntó, aunque su tono mostraba claramente que no creía en cualquier excusa superficial.
Dylan sonrió con nerviosismo y se encogió de hombros.
—Nada grave. Me caí y me fracturé la muñeca. Ya sabes, cosas que pasan.
Noah lo observó durante unos segundos más, tratando de leer entre líneas. Algo en la expresión de Dylan no le cuadraba, pero decidió dejarlo pasar por el momento. Asintió lentamente y se despidió, aunque su mente seguía analizando la situación.
A pesar de lo que intentaba aparentar, Noah sabía que no podía seguir ignorando lo que sentía. Las palabras de Alejandro seguían resonando en su cabeza: **“Sigue a tu corazón.”** Pero, ¿cómo podía hacerlo cuando ni siquiera sabía hacia dónde lo estaba llevando su corazón?
Mientras caminaba por los pasillos del hospital, Noah no podía dejar de pensar en Gael, en lo que realmente significaba para él.