Ander Hernández, un futbolista nacido en cuna de oro, decide ocultar su apellido para construir su carrera sin la sombra de su influyente padre. En su camino, conoce a Dalia Molina, una mujer que desafía los estándares tradicionales de belleza con su figura curvilínea y sus adorables mejillas.
Dalia, que acaba de sufrir una pérdida devastadora, se enfrenta al reto de sacar adelante a su madre y a su hermana menor. Pero su mundo da un giro inesperado cuando un hombre, tan diferente de ella en apariencia y situación económica, irrumpe en su vida, alterando todos sus planes.
A pesar de sus diferencias, tanto físicas como sociales, los corazones de Ander y Dalia laten al unísono, mostrando que, aunque sean polos opuestos en muchos aspectos, comparten lo más importante: un espíritu noble y un amor que trasciende todas las barreras.
NovelToon tiene autorización de Fer. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Parte 9
Daila
No había podido asimilar mis sentimientos por Ander, hasta que escuché su confesión, una verdadera confesión que me hizo temblar, me hizo sentir muchas cosas en ese momento.
Acepté que me gustaba, me gustaba cuando sonreía, me gustaba que solo lo hacía cuando me miraba, que lo hacía para mí. Era el hombre que siempre había podido. Papá, tenías razón, eso llega cuando menos lo esperas, ojalá estuvieras para verlo.
—Cachetes, pondré las cosas en la cocina —dijo Ander mientras llevaba el mercado que había comprado.
—¿Seguro que puedes? Faltan cinco minutos para el partido.
—Ya está encendido, desde aquí podré escuchar cualquier cosa.
—Eres demasiado caballeroso.
—Quiero dar lo mejor de mí —respondió con una sonrisa, esa sonrisa que me encantaba tanto.
—Siempre lo haces.
—No me seduzcas.
—Ustedes no coqueteen en la cocina —interrumpió Olivia, mi hermana, con sus pelos parados y un buzo gigante combinado con un short. Se acercó para sacar agua, suspirando cuando terminó de tomar su vaso y nos giró a ver, levantando el pulgar—. No quiero sobrinos tan rápido, estoy muy joven.
Se fue sin decir más, y Ander me miró y se rió. Luego, se dirigió a mi habitación, se quitó los zapatos y se metió en mi cama, abriendo los brazos para que me uniera a él. No podía creer que ese hombre estuviera a mi lado. Sin dudarlo, fui hacia él y le di un beso por ser el hombre tan precioso que es.
Nos quedamos así, acurrucados, sintiendo una paz que hacía tiempo no experimentaba. Su presencia era un bálsamo para mis heridas, y aunque mi mamá vigilaba desde la puerta para asegurarse de que no hiciéramos nada fuera de lugar, sabía que ella también estaba agradecida por la compañía de Ander en nuestras vidas.
Al principio del primer tiempo, me sentía completamente despierta, pero a medida que el partido avanzaba, el cansancio comenzó a ganar terreno. La calidez del cuerpo de Ander y su respiración tranquila me arrullaron, y poco a poco, fui cayendo en un sueño ligero.
Cuando me desperté, era muy tarde. Me levanté asustada, buscando a mi familia. Ander aún dormía, su rostro relajado en un sueño profundo. Salí de la habitación y encontré a mi mamá y a Olivia en la sala, susurrando y riendo suavemente.
—Mamá, Olivia —dije, tratando de no sonar demasiado preocupada—. ¿Todo está bien?
—Todo está bien, cariño —respondió mi mamá con una sonrisa—. Ander es un buen chico. Nos hemos estado preocupando menos desde que está con nosotros.
Olivia asintió, y su sonrisa era suficiente para calmar cualquier inquietud. Sentí una oleada de gratitud por tenerlas a ambas, y por tener a Ander, que se había convertido en una parte esencial de nuestras vidas.
No me había equivocado al elegir a mi pareja, me había equivocado en muchas cosas, pero en eso, tal parece que no lo hice.
Cuando se tuvo que ir, me abrazo fuertemente, estaba a punto de salir al aeropuerto, no quería que yo fuera, porque después para devolverme sola no le causaba mucha seguridad. Por esa razón nos íbamos a despedir ya.
—No hagas nada que me haga dudar de ti —Le digo, Ander me sonríe y me da un beso mientras me agarra de las mejillas.
—No tengo tiempo para desperdiciar mi tiempo con otra. Ya sé que quiero en mi vida.
Es nuestra despedida, se iba a ir poco tiempo. Debía acostumbrarme a que íbamos a pasar mucho tiempo en eso, en no poder vernos por su horario tan apretado y yo no quería ser una mantenida, siempre había sido mi sueño, pero debía velar por mi familia y esa responsabilidad no era de mi pareja.
No dejaba de mandarme mensajes y estar pendiente de mí, tenía un horario que se perdía por completo y luego volvía para contar como le había ido el entrenamiento.
Mi madre se metió en su mundo de ver series, hasta que llego la tarde y tuvimos que ir al médico para ver como seguía con su pierna.
En la consulta, el doctor la examinó minuciosamente, observando cada detalle y haciéndole preguntas sobre su progreso.
—Señora Molina, estoy muy contento con su avance —dijo finalmente el doctor, sonriendo—. Su pierna ha mejorado mucho, pero aún necesita reposo. Debe continuar con los ejercicios que le hemos recomendado para mejorar el movimiento y evitar recaídas.
—¿Podré volver a caminar normalmente, doctor? —preguntó mi mamá, la preocupación reflejada en sus ojos.
—Con el tiempo y siguiendo las indicaciones al pie de la letra, sí. Pero debe ser paciente y constante en su rehabilitación.
Sentí una oleada de alivio. Había temido que la recuperación fuera más lenta o que hubiera complicaciones. Mi mamá asintió, agradecida, y nos dirigimos de vuelta a casa con una nueva esperanza.
Mientras la ayudaba a instalarse cómodamente en el sofá, no podía evitar pensar en Ander y en cómo su presencia había transformado nuestras vidas. A pesar de la distancia y los desafíos, sabía que podíamos enfrentar cualquier cosa juntos.
Una semana después, aunque seguía hablando siempre con Ander, por llamada o por chat, incluso me había mandado dinero y ahora estaba empezando a sospechar como estaba ganando dinero, ¿de dónde sacaba?
Hoy íbamos a ir a mercar, se nos habían acabado unas cosas que necesitábamos. Mi madre hacía un tiempo no salía, pero estaba un poco más animada de hacerlo y quería ver como le iba con el pie, al final no pudo y tuvimos que ponerla en un carrito que la ayudaba, mientras mi hermana lo manejaba, poníamos la comida.
Creo que las tres sentíamos un poco de vacío, porque aun me temblaba la perdida de mi papá. ¿Uno cómo debe sentirse después de la muerte de un ser querido? ¿Uno que hace sin un papá? Lo extrañaba y hacer todo esto, lo hacía sentir más real, más ausente.
Solo quería voltear y reír tal cual lo hacía con mi papá que nos decía si podíamos llevar unas chucherías luego de mirar a mi mamá para ver que tan necesario era. Cuando llevaba cerveza y para eso si no pedía permiso de su mujer. Extrañaba todo eso, creo que las tres lo estábamos haciendo.
Uno no olvida la perdida de un ser cercano, uno no olvida a su padre, simplemente lo extraña más.
Que familia tan ignorante y estúpida, mucho dinero poco cerebro
La mujer está sensible será que hay gente en la panza