Lo que debería ser un simple trabajo arqueológico...termina en un enredo sentimental. Los espíritus del pasado utilizan a los vivos para reparar un daño. Qiang quiere ser perdonado y pide ayuda a Lin a cambio de ayudarlo con revelar la historia. Mei quiere huir de Qiang y se refugia en una extranjera ¿Logrará Qiang obtener el perdón de Mei?
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Nuevo Qiang
En China, Lin y su equipo han vuelto a tejer la malla histórica con los nuevos datos, faltan muchas cosas, pero por el momento la historia tiene algo más, las aportaciones de Qiang y Mei han servido de algo.
Lin está estresado, y tanto que su piel parece escamosa, como si fuera psoriasis, debe ir a casa, darse un buen baño, untarse la crema que su dermatólogo le preparó. Pese a que la psoriasis no es contagiosa, es solo una inflamación de la piel, pero deja un mal aspecto, por lo tanto no podrá ir al gimnasio, su rutina de ejercicios la hará en casa.
Qiang espera el momento más oportuno para seguir revelando. El arqueólogo está listo para ir a dormir y ese es el momento, Qiang debe reanudar con sus revelaciones si quiere que Mei lo perdone.
Después de que el general saliese de la tienda de Qiang, Mei es quien cuida de sus heridas y le ayuda a bajar la fiebre. Ella lava la espalda, hace un preparado a base de hojas y aplica el producto a modo de emplasto. Luego de haber culminado su trabajo de medicación le prepara un caldo para que pueda recuperar energías.
A Qiang hay que darle de comer, para ello debería cambiar la posición, dos guardias lo levantan.
- Despacio, se puede caer la cura, no lo levanten mucho, por favor. – súplica Mei.
- Está bien. Haremos lo que nos diga.
- Iré por trapos limpios para fijar la cura al cuerpo.
Mei salió de la tienda y al poco tiempo volvió con largas tiras de tela, ella cubre la espalda con esas tiras y termina por fajar la espalda en su totalidad. Su cuerpo estaba muy cerca de Qiang , él pudo sentir sus manos, de vez en cuando cruzaban miradas, Qiang estaba inexpresivo, pero tenía miedo.
- No tenga miedo, señorita, está bien sujetado, no podrá hacer daño. – habló uno de los guardias.
- Gracias, prepararé una almohada para que el herido pueda apoyar la cabeza. Eso me ayudaría a darle de comer.
Mei enrolla tela para formar un paquete que sirva de soporte para la cabeza de Qiang.
- Ya lo pueden echar. La sopa estará lista pronto.
- Permaneceremos fuera de la tienda por si le hace daño. Son órdenes del general.
- Está bien.
Mei cubre con una manta a Qiang para que no se enfríe mucho, pocos minutos después la sopa estuvo lista y con cuchara le da la sopa, el orgullo y prepotencia de Qiang estaban por los suelos, tenía hambre, se sentía muy débil, no puede comer solo, sus brazos están muy adoloridos, así que, debe aceptar la ayuda de Mei para poder comer.
- Lo importante es tomar el caldo, le ayudará – le da con la cuchara - muy bien eso es, intente tragar… despacio… le daré toda su comida.
Qiang va comiendo, va observando a Mei. Ella tiene miedo, pero aun asi cumple con su comisión de darle atención. El soldado termina su sopa, con paciencia, con la paciencia de Mei. El general entra a la tienda
- ¿Ya comió? – le preguntó a Mei.
- Si, general. – con reverencia.
- Puedes retirarte, debo hablar con Qiang.
Mei es muy obediente y lo dejó solos.
- ¿Te sientes mejor?
Mueve la cabeza afirmativamente, su voz es apenas audible.
- La próxima vez que me falte el respeto será torturado ¿Quedó claro?
- Sí.
- Mei es muy obediente, es buena mujer, ella cuidará de ti, pero si la veo golpeada, triste o enferma. Será mía.
- No.
- ¿Cómo que no? Ella es bonita, es obediente y joven. Se casará conmigo si vuelve a ser maltratada. Escucha bien, porque yo no repito dos veces lo mismo ¿Entendido?
- Sí, general.
- Soldado tonto no sirve para la batalla, soldado tonto tiene que morir. Si no quieres morir muestra que no lo eres. Es tu oportunidad, tu eliges ¿Vivir o morir?
- Vivir.
- Si de verdad quieres vivir, demuestra que eres un buen soldado. Eso es todo.
Y se fue sin decir nada más. Mei entró en la tienda y cuidó de Qiang por el resto del día.
Día a día, ella lo cuidaba, él mejoraba en salud, pero su trato era autoritario y no se atrevía a más porque Mei estaba escoltada. El general no la deja sola, pues a él le gusta Mei y esa es la razón por la que siempre la deja escoltada.
Qiang se ha recuperado del todo y se reincorpora en el batallón. Mei sigue cocinando para servir a la tropa y Qiang ya no se molestaba, aprendió a observar. Se ha dado cuenta que Mei se enfocaba en su trabajo, pero el general es quien tomaba la iniciativa de ayudarla con la distribución del pan, y mirarla de vez en cuando.
Qiang decide competir contra el general para ascender y tener más autoridad sobre Mei. Según su manera de pensar, el primero en declarar a una mujer es el dueño absoluto y ella debe someterse a él. Pero con el castigo y todo lo que el general le decía durante la ejecución del castigo entendió muchas cosas. Durante su recuperación conoció un poco más a Mei, eso le ayudó a cambiar su manera de pensar.
Lin despierta temprano, se levanta y busca su cuaderno de apuntes y escribe todo lo que recuerda del sueño, se queda sentado sobre su escritorio meditando en como el castigo hizo cambiar a Qiang.
- Qiang, ¿estás allí? – pregunta Lin.
- Sí, aquí estoy. – contesta Qiang.
- ¿Por qué tuviste que esperar a ser castigado de esa forma para recapacitar?
- No me esperaba un castigo así, mi padre nunca me educó, pero ese día escuché frases que me hicieron cambiar de opinión.
- ¿Fue a partir de ese momento que dejaste de golpear a Mei?
- Conocí a Mei cuando me atendió, entendí muchas cosas y de lo equivocado que estaba, pero fue difícil para mí hacer cambios, si no fuera por la escolta del general, le hubiera tratado mal con las palabras, pero con la mano no.
- ¿Te volvieron a azotar? - quería salir de dudas.
- No.
- ¿Pudiste competir para ascender de rango en el ejército?
- Trabajé mucho en ello. El general le hacía regalos a Mei, pese a que dejé de maltratar a Mei, me la estaba quitando.
- Cada quién se enamora de la persona que le atrae.
- No. Yo la vi primero y la declaré primero. El general dijo que me la quitaba si yo la maltrataba a golpes otra vez y no cumplió con su palabra.
- En el corazón no se manda. – razona con el espíritu de Qiang.
- Lo declarado se respeta. La palabra dada se cumple. – sentencia Qiang .
- Lo que me das a entender es que tú tomaste una decisión por los celos. Tenías celos del general y para evitar otro azote o tortura, se te ocurrió competir.
Qiang se quedó callado, Lin entendió todo. Cierra su cuaderno, se recuesta sobre la silla y piensa: “Debería escribir una novela con todos estos detalles, no sería mala idea, después de todo es historia con drama y romance. Lo más probable es que me tilden de loco, debería hacer una convocatoria para escritores interesados. Veamos cómo va.”
Lin busca su portátil, navega un poco y empieza a publicar un anuncio para escritores interesados en escribir una novela con datos históricos.
La vida es corta, por lo tanto hacer locuras puede ser tonto en el momento que sucede, pero a futuro se tendrán muchos chistes que recordar. Por lo tanto un experimento así puede que valga la pena pasar por loco, y si fracasa, bueno, se intentó. Lo malo sería quedarse con la duda.
“Y ¿Si a nadie le interesa la convocatoria?- piensa Lin – tendré que hacer yo el trabajo literario… pero no nunca he escrito un libro solo tesis… pero puedo hacerlo y que la editorial haga las correcciones. Claro, para todo siempre hay una primera vez.”
Lin termina de publicar su anuncio, y guarda su portátil. Es hora de preparar el desayuno. Con el reposo ha mejorado con la psoriasis, la inflamación de la piel ya tiene ese aspecto escamoso