Seré La Protagonista Para El Villano

Tales palabras dejaron en blanco al baron, no podía creer que ella misma pediría eso.

— n-no lo estás diciendo en serio...

— son las palabras más honesta que he dicho en toda mi vida. Ya no quiero seguir en esta situación de que tenga que ser menos en mi propia casa...

— bien. Si así tú lo has querido el divorcio se llevará a cabo está semana. Te llamaré solo para que firmes. Pero déjame decirte que después de eso, te echaré de aquí, al no tener más el apellido Whitney no tengo responsabilidad de mantenerte.

— Pienso irme de aquí de todas formas... Si eso era todo, está bien...— con ello, Margareth se va de la oficina del barón.

Margareth se queda en el pasillo y piensa en todo lo que le dijo a él, y él a ella. Pero, Margareth habla fuerte porque había alguien en el pasillo.

— ya debes estar feliz... ¿O, no?... Sasha...

La mujer sale doblando el pasillo. Con una risita veía a la pelirosa.

— pensé que te ibas a resistir al divorcio, que pedirías las demandas de quedarte con la mitad de todo...

— ¿Mitad?...— con una sonrisa ésta le aclara—... No me confirmaré con solo miserias.

— ja. El pronto se convertirá en duque, así que será más rico que antes... Con una buena compensación de bienes te quedarás tranquila.

— ¿Quién habló de bienes?... No me interesa lo material que él me pueda ofrecer, ni lo rico que pueda volverse... Al final, eso jamás lo llenará...

— ¿A que te refieres?— Margareth se va ignorándola por completo...

Margareth sabe lo que hace, sabe cómo herir realmente al barón con su amante, pues aunque ella se quiere separar no se quedará con el sabor amargo de los recuerdos como la humillaba aún estando enferma.

Luego Sasha susurra cuando no la ve más.

— hump... Por lo menos no seré el hazme reír en la alta sociedad... No te preocupes que haré mejor papel de duquesa que tú lo hubieses hecho...

Sasha entra a la oficina de Enrique, con una sonrisa se expresa al saber que pronto será la nueva señora de casa.

— cariño...

— ahora no Sasha... Estoy molestó.

— ¿Eh?... ¿Acaso no estás feliz de que esa mujer te haya dado el divorcio?.

— no es eso... Aparte de que gasto una buena cantidad de dinero, ella... Simplemente dijo que ya se quería divorciar. Pensé que iba a dar pelea... Y solo cedió todo.

Sasha se pone al lado de él y con sus manos en los hombros, trata de darle un masaje.

— el que parece dar pelea eres tú. Ésto es lo que siempre quisimos, Margareth está dejándolos todo en charola de plata, asi que hay que aprovechar y divorciarte de ella de una vez... No seas tonto.

Enrique lo siguió pensando. No le contestó nada a Sasha, aún sigue desconcertado de la actitud de su esposa.

_____________ días después.

Como los días iban pasando, Margareth esperaba a que el barón le llamara para la firma de divorcio. Aún así, no había recibido ni una notificación de ello.

Margareth habia planeado irse desde que tuvo la discusión con Enrique, pero no lo hizo para estar más cerca de Giselle, al final, ella le prometió ser un apoyo para su futuro y no piensa abandonarla por dos personas sin importancia.

Con cada día ambas se iban acercando una a la otra, pues solamente era las únicas que se contaban en esta casa.

En una tarde de té, Giselle se encontraba acompañado a su madre, hasta que llega Romina con un anuncio de su padre.

— el señor la requiere en su oficina, dice que hay algo importante que decirle.

— lo siento madre, me gustaría seguir hablando contigo pero...

— oh, no... No te preocupes, se que tienes responsabilidad... Romina, ¿Enrique tiene algo para mí?

— ah... Es cierto, mi señor también me pidió avisarle que pronto los papeles estarán listos, así que espere su llamado próximamente.

— bien...

— nos vemos madre, traeré noticias agradable.

Con un suave abrazo, Giselle se despide de su madre. Una vez llegada a la oficina, su padre es breve y le dice que de una vez tienen que ir al palacio, en lo que ella le preguntó el porqué la urgencia, el barón le respondió con seguridad y algo entusiasmado.

— el rey nos ha llamado, dice que nos tiene algo importante que decir. Así que ya preparé el carruaje para irnos de una vez.

“¿Decir?... ¿Será que el príncipe se arrepintió y no vendrá?... Ésto me deja aún más en intriga... Solo espero que no sean malas noticias"

Sin más que comentar o pensar, ambos se fueron al carruaje, no había tiempo que perder. Durante todo el viaje, su padre se mantuvo callado. Hasta que...

— ¿Tu madre... Ha preguntado por mí?

— ¿Ah?... Por supuesto que sí.

— ¿En serio?

— si, para el divorcio...— dijo ella con una sonrisa. A lo que su padre se molesta pero controla su tono.

— parece que estás feliz por la noticia...

— ¿Por que no lo estaría?... Mi madre merece una felicidad mayor y realmente a tu lado dudo mucho que la tenga...

Solo chasqueando su lengua, Enrique se quedó callado, ya no quería escuchar más. Una vez llegado al palacio, el barón se presenta con su hija para poder pasar, un guardia guía hasta adentro del lugar, hasta la sala del trono.

— el barón Whitney y su hija han llegado— anuncio él guardia en la sala del trono, donde el rey aguardaba con otros invitados.

— ¡Oh!... ¡Bienvenidos sean!... ¡Me complace anunciarle de que el príncipe Rember está aquí...!— con su mano señala educadamente al hombre que se encontraba al lado del asiento de su majestad.

Aquel hombre, cuya descripciones era las que Giselle había pensado, ojos carmesí, cabellos oscuros como la noche sin luna, y un rostro tan angelical que no parecía a un monstruo como en los rumores. Aquél hombre, solo hace una reverencia y con su mano en el pecho, saluda a su prometida.

— señorita Giselle... Es un gran placer conocerla finalmente...— tanto su voz como sus ojos era de completa seriedad.

Ésto era una clara señal para acercarse más, por eso la joven con su padre siguen el sendero de la alfombra y caminan. Mientras que Giselle se acercaba al lado de su padre, no podía dejar de pensar en eso, pues sus expectativas fueron superadas. Aún así, debe de ser respetuosa, no conoce bien al príncipe como tal para hablar abiertamente de lo lindo que es, pero solo espera que no se le salga algo parecido para no caer en vergüenza.

“bien... Es un alivio que él esté aquí, pensé que no quería venir, o que se había retractado de conocerme... Así que me presentaré adecuadamente, la primera impresión vale más que ningun-..."

— ¡AAAHGR!

Sin querer, su vestido es pisado por unos de su pies, causando así una caída que podría ser una vergüenza delante de todos, pero no, no fue así, pues el príncipe la toma a tiempo antes de que se cayera...