SÓLO SI ES CONTIGO

Leya salió para estirar un poco las piernas. Intentó recordar el portón de la casa y siguió caminando hasta dos esquinas adelante donde había una pastelería. No quería seguir y perderse por lo que entró a la pastelería. Enseguida observó todos los pasteles y dulces con ojos de asombro.

—¿Te sirvo algo?

Leya levantó la mirada. un hombre moreno músculoso estaba observándola con ojos marrones intensos.

Ella siguió observando las delicias que veían sus ojos.

— Ojalá Edgar pudiera ver esto, de seguro lo animaría.

—¿Quién? Un momento... Edgar Foster?

Leya volvió a observarlo.

—¿Lo conoces?

—Claro, somos amigos.- el estiró su mano — Soy Thomas por cierto.

—Leya.

— Así que...¿Eres también amiga de Edgar, Leya?

—Si... Algo así.

—¿El está bien?

— Mucho mejor.-sonrió-.

—Los de chocolate con naranja y miel siempre fueron los favoritos de Edgar.

— ¿Chocolate con naranja y miel?— Frunció el ceño—.

—¿Los has probado alguna vez?

Leya negó con la cabeza.

—No soy fan de la naranja.

—Muy bien, dime, que te doy.

...— ¿Cuánto vale los que llevan nueces?...

— Son los más caros, valen 15.

—¿¡ 15 por ellos !? Está bien, dame uno.

— No le llevarás a Edgar?

— No tengo tanto dinero... —Suspiró—.

—Podemos arreglar eso ... — metió el pastel en una cajita y agarró otro de naranja con miel para ponerlo en otra.— Va de regalo. Dile a Edgar que lo extraño.

Leya le entregó el billete de veinte. El le dió el cambio.

— Gracias.

—Cuidate! Y vuelve otro día!

— Lo haré — sonrió mientras se retiraba.

Leya estaba contenta.

Volvió por el camino, y llegó cinco minutos después a la casa.

Agarró las llaves del bolso y abrió la puerta.

—Edgar !!! Mira lo que te traje !!!

Edgar bajó las escaleras y fue hacia la cocina donde encontró a Leya sentada comiendo el pedazo de tarta con nueces.

Edgar quedó parado observándola.

—¿Qué es eso?

—Tarta. Mira Thomas te envía esto para ti.

Edgar agarró la cajita y la abrió. Luego de unos segundos la tiró a la basura indiferente.

—¡Oye!¿Porque hiciste eso?

—¿Porqué pensaste que me gustaría eso?

— Tu amigo Thomas dijo qué eran tus favoritos.

— Yo no tengo amigos.

Edgar le agarró la tarta a Leya de las manos y se retiró mientras la comía.

—Oye!!!!ESO ES MÍO!!!!

—Ahora es mío. —dijo a lo lejos —.

Leya suspiró mirando la caja vacía arriba de la mesa.

— ¿Qué es lo qué le sucede a este tipo?

*********

Edgar volvió a su habitación.

Acarició a coco, que lo tenía en la cama y le dió un pedazo del pastel. Siguió jugando a los videojuegos mientras pensaba en Thomas.

“El supuesto amigo”. La verdad le molestó que Leya conociera a Thomas desde el principio.

Volvió a concentrarse en el juego hasta qué tocaron la puerta.

Leya asomó su cabeza.

—¿Estás enojado?

—Disfruto estar sólo.

Leya entró cerrando la puerta.Y observó a coco en su cama.

—Oye!! ¿No era que no lo querías?

—Silencio. Me desconcentras.

Leya observó la televisión y rió.

—¿Con que jugando a las carreras eh?

—Curiosamente soy el mejor¿tú?

— Es obvio que podría patearte el trasero si quisiera.

Mentira pensó. Nunca pudo jugar a videojuegos porque desde muy pequeña se tubo que encargar de los quehaceres de la casa por orden de su madrastra.

—Eso ya lo veremos. — conectó el otro mando — Trae la otra silla.

Leya sonrió.¿ Le parecía a ella o Edgar disfrutaba de su compañía?

Se entristeció al pensar qué tal vez solo había necesitado a alguien a su lado.

Leya fue a buscar una silla y se sentó a su lado, mientras coco dormía en la cama.

Era la primera vez que Leya experimentaba estar con alguien con ella, y Edgar recordó de a poco lo que era la compañía.

Obviamente, Edgar se hizo con todas las victorias.