La Esposa Del Emperador

Capítulo 13

Después de decir esas palabras nos fuimos, dejando al idiota todavía allí y nos apuramos para ir a buscar al emperador. Las pobres de María y Clarisa no decían nada, pero se les podía ver preocupadas por mis acciones.

Por otro lado, Marcos me miraba asombrado. Solo despegaba sus ojos de mi rostro para mirar nuestras manos unidas. Me daba un poco de ternura su mirada, ya que él desde que nació no conoció el amor de una madre. Si bien yo en realidad no era su madre biológica, ahora, al estar en su cuerpo, ocuparía el lugar que le correspondía a ella. No iba a dejarlo desamparado.

Cuando llegamos a las puertas del salón del trono, me encuentro con los guardias custodiándolas, tal como la primera vez que estuve aquí. Me pare en la entrada y les dije.

-Tengo un asunto importante que tratar, díganle al emperador que estoy aquí y que tiene que verme ahora, nada es más importante que esto.

Los guardias me miraban asombrados, no solo por mí vos autoritaria, sino que porque aún sostenía la mano del pequeño niño.

Cuando uno de los guardias entró a buscar al emperador, llego justo el supuesto mejor maestro del año. Parecía que había corrido para poder llegar a alcanzarlos, antes de que pudiéramos entrar. Tenía la mitad de la cara hinchada por el golpe que le había dado antes.

-Guardias, esa mujer ha secuestrado al joven príncipe de las clases. Creo que planea algo en contra de él.

Como siempre las personas de este palacio, haciendo caso a otros en lugar de a su emperatriz. Los guardias me miran con expresiones enfurecidas y me dicen.

-Emperatriz, suelte al príncipe y aléjese de él de inmediato.

Justo cuando iba a hablar, las puertas del salón se abrieron y sale el emperador apurado.

-¿Qué está pasando aquí?

El emperador se notaba preocupado, me parece, por sus expresiones, que el guardia le dijo que yo había venido en compañía del príncipe.

-Majestad, la emperatriz ha secuestrado al joven príncipe de sus clases y lo ha traído hasta aquí. Tal vez con fines malévolos.

El emperador después de escuchar al guardia me mira fijamente y me dijo.

-¿Iris? ¿Qué es lo que estás haciendo con nuestro hijo? ¡Por favor suéltalo!

Escucharlo decir que soltara al niño me enfureció, yo solo trataba de salvar al niño de ser maltratado y el emperador y todo el mundo pensaban que la mala era yo. Tratando de conservar la calma, porque entiendo que la verdadera Iris si podría haber sido una amenaza para Marcos, le digo.

-Entraremos tú, el niño, su maestro, mis doncellas y yo al salón y hablaremos en privado.

-Está bien, pero por favor suel...

-Puedes cerrar la boca y entrar para que hablemos de una buena vez?

Sorprendido por mi forma de hablar, el emperador asintió y sin sacar sus ojos de mí, entro al salón. Cuando entramos, miro por un segundo a los presentes y les dijo.

-Afuera todo el mundo.

Rápidamente, se marcharon todos del salón, dejándonos por fin solos para poder hablar.

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