Siempre he creído que contaba con una familia unida y llena de amor. Sin embargo, un día la desgracia se presentó en mi vida. Fue en ese momento cuando todo cambió y la tragedia me llevó lejos del amor de mi vida. Este doloroso acontecimiento me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de quienes eran realmente mis verdaderos enemigos, aquellos que siempre habían estado a mi alrededor, ocultos tras una falsa fachada de cariño y apoyo.
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Episodio 15
●Ascanio: Está bien, su señoría. Como usted lo ordene. Niña, ven, acompáñame. Luego salimos de la habitación, dejé a la esclava en su propio cuarto, mientras varios criados se quedan a su disposición. Luego, me dirijo hacia la habitación de la señorita Marina. Toqué la puerta y ella me permitió entrar. Al encontrarme con ellas, les digo: ‘Señorita Marina y señora Carlota, el señor Leonardo desea verlas de inmediato
●Marina: ahora, ¿qué es lo que desea ese viejo decrepito? Por ahí me enteré de que ha traído a una criada joven. Dime Ascanio, ¿qué tan hermosa es? Mi padre cree que al traerla a esta casa podrá adoptarla y entregarle todo lo que me corresponde a mí. Pero que no se engañe; no permitiré que eso ocurra. Primero acabo con él.
●Carlota: Hija, no deberías decir eso, delante del perro faldero de tu padre, estoy convencida de que este criado estupido le contará todo lo que discutamos aquí. No te preocupes, mi amor; nosotras mismas nos encargaremos de averiguar quién es esa ramera que tu padre ha traído para tratar de quitarte lo que legítimamente te pertenece.
●Ascanio: Señorita Marina, lamento profundamente no poder informarle sobre lo que usted me ha preguntado. No me está permitido hablar de ello, ya que su padre me lo ha prohibido expresamente. Si no requiere nada más de mí, me retiraré para cumplir con un encargo que don Leonardo me ha dado. No olvide, por favor, que es importante que vaya a ver a su padre. Después de decir esto, salí de la habitación para realizar la tarea que me había sido asignada.
●Marina: ¡Maldito criado insolente! Se toma tantas libertades porque ese desgraciado viejo se lo permite. Bueno, tía, tenemos que ir a verlo antes de que se altere y empiece a gritar como un loco. Estoy segura de que nos dirá lo que ya suponemos: que va a adoptar a esa sirvienta. Pero si la adopta, ella no podrá tener ni un solo Real de mi fortuna.
Nos dirigimos a la habitación de mi padre, tocamos la puerta y entramos. —Hola, padre —le dije—. Me dijeron que me necesitaba; aquí estoy, ¿qué es lo que desea?
●Leonardo: deja de lado tu hipocresía al dirigirte a mí con tanto respeto, cuando yo sé perfectamente cuánto me odias, tanto como yo te odio a ti. Así que, tomen asiento sanguijuelas que solo anhelan mi muerte para apoderarse de toda mi fortuna. Pero, ¿saben qué? Les tengo una noticia muy emocionante: en un mes me casaré con Inés, la sierva que compré. Así que prepárense, porque pronto habrá una nueva señora en esta casa.
●Carlota: ¿De qué estás hablando, hermano? No puedes hacerle esto a tu hija. Quieras o no, ella es tu hija, y tú, a estas alturas, eres solo un hombre mayor que espera la muerte. Estás considerando casarte de nuevo, eso es simplemente una locura.
● Marina: No puedes hacerme esto, padre, porque me estás despojando de lo que legítimamente me pertenece y piensas otorgárselo a esa desgraciada ramera. No lo permitiré, y te advierto que si insistes, seré capaz de matarla con mis propias manos.
●Leonardo: Pueden actuar como deseen, pero tengo decidido que me casaré en breve. Ya he enviado una carta al arzobispo Gaspar de baldivas, y espero recibir su respuesta pronto. Prefiero dejar toda mi fortuna a esa ramera, tal como la llamas tu, antes que a traidoras como ustedes, que son unas desgraciadas, marchense de aquí de una vez por todas. ¡Váyanse, malditas! Las detesto.
●Inés: oí gritos afuera, así que salí rápidamente para informarme y solo vi a dos damas saliendo de la habitación de don Leonardo. Una de ellas me mira fijamente y su odio es evidente, se acerca a mí y me empuja contra la pared. Intento quitarmela de encima, pero no puedo, así que le digo: '¿Qué te pasa? ¿Por qué me haces esto? ¡Suéltame, por favor!'
●Marina: salgo de la habitación de mi padre enfurecida, no puedo creer que esté a punto de hacerme esto. Lo odio con todas mis fuerzas. Levanto la mirada y allí está, de pie, la esclava que mi padre compró y con la que quiere casarse para despojarme de todo. Me lanzo hacia ella y la empujo contra la pared,Maldita, ¿te crees que porque mi padre te tomara como su esposa tienes sí derecho de referirte a mí sin ninguna formalidad? Levanto mi mano y le doy una bofetada, tirándola al suelo. Ahí es donde debes estar, sucia ramera.
●Leonardo: Llamo a uno de los sirvientes que está a mi servicio, dado que Ascanio no se encuentra en la casa en este momento. Observando la situación, me percato de que mi hija está maltratando a la pobre muchacha. Sin dudarlo, dirijo mi silla de ruedas hacia ellas, asegurándome de acercarme lo suficiente. Cuando llego, tomo con fuerza el brazo de mi hija para detener su comportamiento, y me vuelvo hacia todos los presentes, levantando la voz para hacerme escuchar; Cualquier persona que se atreva a faltarle al respeto a mi futura esposa, será echada de esta casa como si fuera un perro. Esto te incluye a ti, Marina. ¿Me entiendes? Si vuelves a acercarte a ella de esa manera, te sacaré de aquí sin dudarlo y sin un solo Real, niña levántate de ese lugar y acompáñame a mi habitación.
●Inés: Me levanto rápidamente del suelo y asiento a lo que el señor Leonardo dice. Nos alejamos de allí y lo acompaño a su habitación. No entiendo si Marina es su hija, porque la trata de esta manera algo debe haber pasado para que sean asi de ostiles entre ellos, pero debo agradecerle por haberme defendido. Lo miro y le digo: Señor, le agradezco mucho por su ayuda, pero como ya le mencioné antes, no tengo intención de casarme con usted, así que le pido que deje de insistir en eso, por favor ayúdeme quiero regresar a mi casa con mi familia los extraño mucho, todo esto me está volviendo loca si sigo así no podre aguantar más.
