El Heredero del Imperio de la Mafia

4 meses después

La noche era silenciosa en las calles del vecindario, excepto por una casa que destacaba: con luces brillantes y ensordecedora con el sonido de la música retumbando.

Ethan estaba parado afuera de la cerca de la casa, sus ojos fijos en la ventana abierta del segundo piso. Las risas y la música se mezclaban en un frenesí de fiesta. No había duda: era la voz de Lily, su novia, riendo entre sus amigos.

El fuerte sonido de la música de la casa era la única evidencia que Ethan necesitaba para saber que Lily realmente estaba celebrando su cumpleaños.

Aunque Lily le había dicho que no lo celebraría. Y Ethan no entendía por qué le había mentido. Llevaban saliendo seis meses.

¿Por qué tendría que mentir?

Ethan abrió la cerca y entró. Sus zapatillas de deporte partieron la grava del camino, su pulso latiendo en sincronía con el golpe del bajo desde dentro de la casa. Abrió la puerta sin llamar.

Una escena de fiesta lo recibió: globos, luces parpadeantes, refrescos en la mesa y Lily, en el centro de la habitación, bailando alegremente con sus amigos.

Ella estaba hermosa esa noche. Demasiado hermosa. Pero a los ojos de Ethan, todo se sentía amargo.

"¡Lily!", la llamó, su voz ahogada por el estruendo de la música.

"¡Lily!", la llamó de nuevo, más fuerte, pero fue en vano.

Rápidamente se abrió paso entre la multitud, acercándose a Lily. Su mano agarró la mano de la chica, apretándola con fuerza.

Lily dejó de bailar, volviéndose hacia él con una dulce sonrisa, una sonrisa que solía derretir el corazón de Ethan.

Pero su sonrisa se desvaneció al ver el rostro de Ethan lleno de ira.

"¿Por qué viniste aquí?", preguntó Lily, tranquila, pero fría.

Ethan la miró, su voz casi temblaba:

"Pensé que me habías dicho que no ibas a celebrar tu cumpleaños. Entonces ahora... ¿qué estás haciendo? ¿Por qué me mentiste?"

Lily soltó una pequeña risa, cínica. "Tengo muchos amigos. Ellos son los que decidieron celebrar mi cumpleaños. Además... ni siquiera tienes dinero para celebrar mi cumpleaños".

El corazón de Ethan se sintió como si lo estuvieran estrujando.

Ethan se quedó en silencio. Había estado ahorrando durante cuatro meses para comprarle un buen regalo de cumpleaños a Lily. Trabajar como mensajero era el trabajo más estresante que había tenido, y a veces tenía que pasar hambre, especialmente cuando quería complacer a su novia.

La música se detuvo repentinamente.

El silencio repentino hizo que todos se giraran por un momento, pero solo Ethan parecía estar realmente en silencio.

Estaba parado en el centro de la habitación, sus ojos recorriendo el apartamento que ahora le parecía extraño.

Este era el apartamento que solía alquilar con su primer sueldo. Aunque pequeño, estrecho y lejos de su alcance financiero en ese momento, lo eligió por Lily, un lugar que pudieran llamar "hogar".

Pero ahora...

El color de la pintura de las paredes había cambiado a un beige claro. Un gran cine en casa adornaba un lado de la habitación, con un televisor de pantalla ancha reemplazando la pequeña estantería que solían comprar juntos en una tienda de segunda mano. Nuevas sillas acolchadas se alineaban ordenadamente, caras y lujosas, nada de lo cual pertenecía a Ethan.

"¿Cuándo cambió todo esto... y por qué no lo sé?", pensó Ethan, con la garganta apretada.

Todos los amigos de Lily vieron entrar a Ethan, pero no les importó en absoluto. Todos sabían que Ethan era solo un mensajero, y que ni siquiera tenía dinero para hacer una fiesta de cumpleaños para su novia.

"¡Mira a ese pobre chico! ¿Quién lo invitó aquí?" La aguda voz de una mujer cortó el aire. Ethan se giró, sus ojos se encontraron con una mujer con maquillaje grueso y una mirada desdeñosa.

"¿Es él tu novio, el mensajero?", continuó, sin importarle que Ethan la escuchara, incluso tal vez intencionalmente.

La mujer miró a Ethan de pies a cabeza. "No creo que se merezca a una chica tan hermosa como tú".

Lily se sintió incómoda, pero en realidad estaba totalmente de acuerdo con lo que dijo la mujer. Ahora era estudiante de la Universidad de Beaumont, y Ethan era solo un mensajero.

Aunque Ethan pagó todos sus gastos de matrícula. Se conocieron poco después de que el propio Ethan luchara por terminar su carrera.

Ethan tenía muchas preguntas para ellos. Como por qué no quería venir a la fiesta con su novio. ¿No era Lily la que cumplía años y él era su novio?

Sin embargo, Ethan decidió dejarlo pasar. Ya había recibido insultos como ese en el pasado, especialmente la primera vez que fue a la Universidad de Beaumont a visitar a su novia. Aunque la Universidad de Beaumont era un lugar que conocía, siempre experimentaba humillación incluso cuando todavía era estudiante en la Universidad de Beaumont.

Se dio cuenta de algo rápidamente; cómo los ricos menosprecian a los pobres, lo que sucede cuando no eres rico o cuando tu familia se arruina.

Eso era algo a lo que Ethan decidió acostumbrarse desde que vivía en el orfanato.

"¡Dios mío! ¡Mark llegó!", gritó Renata con entusiasmo y Ethan se giró.

Al escuchar el nombre de Mark, Lily corrió hacia la puerta. Ethan se sorprendió, ¿por qué estaba tan emocionada por la llegada de Mark?

Ethan miró hacia la puerta, un hombre guapo entró, vestía un caro traje de Armani, con una sonrisa en su rostro, todas las chicas en la habitación lo miraron de inmediato.

Mark entró en la habitación, vio a Lily e inmediatamente tomó su mano con calma. Lily se sintió un poco nerviosa porque Ethan todavía estaba allí, pero no rechazó las acciones de Mark.

¡Espera un momento! ¿Quién es realmente Mark para Lily?

Resulta que Lily comenzó a trabajar en Helixon Corporate y la empresa es propiedad de Mark. Lily trabaja allí para recaudar dinero para la universidad.

Y Ethan se preguntó cómo podían los dos llegar a estar tan cerca como para tomarse de la mano así.

Ethan siguió acercándose mientras sostenía una caja en sus manos.

"Lily, feliz cumpleaños", saludó con una sonrisa, ignorando las miradas y los susurros de su alrededor.

Lily guardó silencio por un momento antes de que ella y Mark se giraran para mirarlo.

Había una expresión de disgusto en el rostro de Mark mientras miraba a Ethan allí. "Dijiste que habías terminado con este tipo y claramente dije que no quería verlo en esta fiesta", se quejó Mark.

Parecía mayor.

Ethan sintió que no había escuchado con claridad al principio. Se giró hacia Lily, ignorando las palabras de Mark. Tal vez esto era solo una broma.

Ethan extendió la caja, "Te compré un regalo".

Lily miró la caja por un momento, la tomó y la tiró directamente. "¿Estás ciego o sordo? ¿O ambas cosas? ¿No puedes escuchar lo que está diciendo?"

Ethan se quedó en silencio. Todavía no podía creer que alguien pudiera dar órdenes a su propia novia en la casa que compró para Lily. La vida está llena de ironías.

"Maldita sea, Lily, ¿por qué tiras el regalo de él? Él estuvo ahorrando el sueldo que ganó hace dos meses para este regalo", soltó Renata con un tono cínico.

"¿En serio?" Mark se rió, "¿cómo pudiste salir con alguien tan pobre? Ni siquiera puede mantenerte".

"Lo sé", reconoció Lily, "solo lo siento por él, por eso he permanecido en esta relación, pero ya estoy cansada. Necesito a alguien que pueda mantenerme".

Renata soltó una pequeña risita, "Lo único que hace bien es follar. Ya sabes que tiene un pene grande", susurró y miró a Ethan.

Lily se sonrojó un poco y apresuradamente apartó la cara.

Ethan no podía hablar, ni siquiera sabía qué decir. Nunca esperó recibir tal humillación.

A pesar de todo, había vivido su vida sin una familia. Según lo que decían las monjas en el orfanato, lo encontraron herido y no había rastro de sus padres. Y sí, su vida estuvo llena de dificultades. Fue humillado a cada momento. Su única esperanza era Lily. Solo con Lily se sentía tranquilo, pero resultó que no se daba cuenta de que Lily solo permanecía por lástima.

"Bien, lo ayudaré", dijo Mark de repente, y Ethan lo miró.

En realidad, Ethan es un poco más alto que Mark.

"Pero si puedes lamer mis zapatos, te daré un trabajo como guardia de seguridad en mi empresa. Podrías ganar 1000 dólares por eso, ¿alguna vez has ganado tanto, perdedor?", dijo con arrogancia.

"¡Vamos, solo acepta la oferta, tal vez en diez años tu salario pueda subir a 1200 dólares!", respondió Renata con una sonrisa burlona.

CONTINUARÁ....