Las gorditas no tenemos derecho a enamorarse.
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Capítulo 5
Mientras voy camino a recoger mis cosas, pienso en mi dignidad, ¿cual dignidad? Si me casare por dinero, estoy tan rota que la única pregunta que rodea mi mente es ¿que más me falta por sufrir? La tristeza y el dolor me están matando; y ni siquiera puedo reconfortarme hablando con mi mejor amigo, jamás podría volver a hablar con él como antes lo hacía y lo extraño tanto; a parte de todo, este amor que siento por él, me consume día a día.
Me despido de mis compañeros, aún cuando no con todos trate a fondo, ellos siempre me trataron muy bien; cada uno me da un abrazo y una palabra de aliento, eso reconforta un poco mi alma.
Mientras me subo al auto, mi mamá llama para recordarme las benditas compras de la boda, después de esto que acabo de vivir, siento como si se me hubiese apagado un interruptor y las cosas las hago mecánicamente.
Llegó al lugar que me indicó, es una tienda muy bonita en un mall cerca a la casa, allí por primera vez siento que mi mamá se toma el tiempo en hacer que mi día se sienta bien; y no lo digo por las compras, sino por el interés que ha mostrado en que me vea bonita; haciendo que su actitud me haga sentir querida, se que solo es un espejismo porque le conviene que me vea bien para el señor ese que me compro, pero igual disfruto este pequeño momento con ella, en donde siento que si me quiere. No puedo negarles que si tenia sus comentarios despotas y poco empaticos, pero ver que por primera vez se preocupa por mi, hace que eso sea insignificante; se que no puedo mentirme y lo hace solo por la boda, pero aún así disfrutaré este momento con ella.
Estoy a pocas horas de cometer el peor error de mi vida y morir sería la única opción que me salve de esta tormenta. Desde que regresamos a casa, mi familia lo único que ha hecho es decirme que debo estar perfecta mañana y súper dispuesta, porque la vida de la familia depende de mi.
Subo a mi habitación con todas las compras, me siento en la ventana que da aún bosque, mirar hacia el fondo de aquel paisaje hace que mi corazón se calme y los pensamientos intrusivos se ahoguen, aún no creo que mi vida mañana cambie.
Se llega el “gran día”, mi madre entra temprano, y pone a mi disposición maquillistas y demás personas para ayudarme a alistar. Recuerdan que les dije que ayer se me había apagado un interruptor, bueno estoy tan vacía que no siento nada, por un lado me alegra no sentir esa nostalgia maldita que me acompañaba todos los días.
El vestido es bonito, acorde para la situación, la boda se llevará a cabo en una notaria y habrá sólo una pequeña recepción en casa, donde vendrán los socios de papá y algunas personas conocidas de mamá.
Al parecer ya todo está en orden y nos dirigimos hacia el lugar de la boda; mientras el carro está en marcha miro por la ventana, pensando si hubiese recibido un poco de amor en mi vida, tal vez mi situación sería diferente.