Ethan, un mensajero que todos trataban como basura, traicionado por su novia y despedido por su jefe. Justo cuando estaba al borde de la muerte, un anciano le revela su verdadera identidad.
Ahora, ya no es la basura inútil de antes: ¡es el Domino, el rey del mundo!
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Capítulo 20
"¡Lo escribió el señor Harold! ¿Crees que tienes la autoridad para cuestionar la información de este cheque?", gritó Davis.
Robert lo miró como si no pudiera creer lo que salía de su boca. "¿Qué me acabas de pedir que haga?"
"¡No me gusta repetir mis palabras, Robert, y lo sabes!", dijo Davis con severidad.
"Si no puedes dejarlo tan nuevo como siempre, entonces estás despedido", Simon se movió para sentarse pero aún lo miraba. "Te daré una hora".
Ethan los miró con asombro. En realidad, comenzó a preguntarse cuántos trabajadores tenía realmente. Y cuántos más tendría que conocer como ancianos.
Robert miró a Simon como si todavía no pudiera creer lo que estaba sucediendo. Luego, volvió a mirar a Davis con una expresión vacía. Pero sabía por la expresión en el rostro de Davis que no estaba bromeando.
Sin embargo, todavía se preguntaba por qué estaban ayudando a este simple repartidor.
Lentamente, se agachó para recoger los pedazos del cheque. Se dio la vuelta para irse, pero se detuvo por un momento y miró a Ethan, preguntándose por qué el gerente y ese hombre rico estaban protegiéndolo.
Reprimió su ira y salió. No es que pudiera hacer algo al respecto de todos modos. Podría perder su trabajo esta vez.
"¿Dónde has estado todo este tiempo?", Davis parecía muy contento.
Ethan suspiró. "¿Quién eres tú para mi padre?", preguntó en cambio, ignorando su pregunta.
"Uno de los ancianos", respondió.
"Dominus ha regresado", dijo Simon desde atrás. "Pero nadie debe saberlo hasta que nos reunamos con Nicolas", sugirió.
Davis asintió brevemente. "Sí, tenemos espías entre nosotros. No podemos arriesgar la vida de Dominus".
Ethan levantó una ceja con escepticismo. "¿Espías?"
Simon asintió. "Nicolas te lo dirá en detalle. Pero creo que debes mantener tu identidad oculta por un tiempo. No sé cuándo regresará Nicolas", murmuró y luego se movió para tomar café.
"A quienquiera que haya matado al padre de Ethan es a quien debemos buscar. Quién sabe, tal vez el espía sea alguien muy cercano a nosotros".
Ethan pensó por un momento. Tal vez Nicolas era un traidor como su padre. No quería confiar en él en absoluto. A pesar de eso, parecía que nadie sabía que Leo era el traidor y quien mató a su padre.
Y también fue quien le disparó.
"¿Cuántos ancianos tengo en este negocio de la mafia y cuáles son sus nombres?", preguntó Ethan de repente.
Davis se giró para mirarlo. "Nicolas, Harold, Simon, Francesco, yo y Cyrene".
"Espera, ¿qué?", Ethan miró, sorprendido. "¿Una mujer forma parte de los ancianos?"
Davis asintió. "Sí, ella es la única. Su madre murió hace un año y Cyrene tomó el control".
"No la subestimes, Dominus", interrumpió Simon rápidamente. "Es la mujer más fuerte que he visto en mi vida. Es muy inteligente y hermosa, pero es una mujer realmente increíble".
Ethan levantó una ceja. "¿Qué quieres decir con eso?"
Simon se levantó y se acercó a Ethan con dos tazas de café. Le ofreció una taza a Ethan, quien la aceptó.
"Terco. Si me conoces, entonces sabes que ella es dos veces más terca que yo. Y no es fácil de someter".
Ethan entendió lo que quería decir. Si Simon se había negado a aceptarlo, podía imaginar cómo sería Cyrene.
"Creo que deberías reunirte con ella pronto. No es fácil de convencer. Es terca", explicó Davis con una pequeña sonrisa.
Simon sonrió. "No creo que eso sea un problema para Dominus. No es el hombre que creía". Volvió a su asiento.
Davis lo miró con una ceja levantada con sospecha. "¿No me digas que Dominus te venció?"
Simon se rió. "Porque él es Dominus".
Ethan sonrió. "Tengo que irme ahora. Nos reuniremos de nuevo más tarde. Organizaré una reunión después de conocer a todos los ancianos", dijo con decisión.
Davis asintió brevemente. "¿Cuánto necesitas? Arreglaré las cosas con Robert más tarde".
"Solo quiero un millón. El resto, noventa y nueve millones, deben acreditarse en mi nueva cuenta. No quiero levantar sospechas. Y este dinero debe provenir de la cuenta de Harold".
Davis volvió a asentir. "Espera aquí, volveré en un momento", dijo sin esperar una respuesta antes de salir corriendo.
Ethan se acercó a Simon y colocó suavemente su taza de café vacía. "¿Hay algo sobre Cyrene que sepas?"
Simon inclinó la cabeza mientras pensaba. "No la hagas enojar, lo odia. No la alagues y no intentes bromear. ¿Ridículo, verdad?", Simon se rió.
"No realmente, lo entiendo", dijo Ethan y la puerta se abrió de nuevo. Davis entró con una bolsa negra.
"Creo que necesitas un coche, Dominus", Simon miró a Ethan de nuevo. "Llamaré a mi gerente ahora. Debes ir a Infinity Showroom, un coche te estará esperando allí", sonrió levemente. "Puedes pagarme el doble del dinero cuando finalmente asumas el cargo".
"Eres demasiado comercial cuando se trata de dinero. ¿Por qué le pides el doble del dinero a Dominus?", Davis se acercó a Ethan y le entregó la bolsa.
"Bueno, él tiene el dinero", Simon sonrió con picardía. "¿Conoces el valor de su fortuna?"
"No puedo creer que esté aquí y todos ustedes estén hablando de lo rico que soy", Ethan sonaba confundido pero sus ojos mostraban que estaba bromeando. "Me voy ahora a tu compañía", dijo con firmeza y agitó la mano. Luego salió del banco.
Robert ya no estaba a la vista cuando salió y Pamela estaba ocupada atendiendo a los clientes.
Ethan tomó un taxi directamente al Infinity Showroom. Quería irse a casa porque estaba muy cansado. Tal vez, compraría su traje mañana. Pero sabía que Simon tenía razón, necesitaba un coche.
Entró en el Infinity Showroom y quedó impresionado al ver los diversos coches en exhibición, pero olvidó preguntar a Simon sobre el tipo de coche que iba a obtener.
Se acercó a dos mujeres que estaban charlando sin parar en el vestíbulo. "Hola", saludó.
Las dos mujeres no respondieron y continuaron charlando.
Ethan golpeó la mesa con fuerza. "¡Hola! ¡Acabo de saludar!"
"¡Hola! ¡Ten cuidado!", reprendió una de las mujeres. "No deberías golpear la mesa así. ¿No sabes que esta mesa es especial? Esta mesa es la mejor".
Ethan la miró confundido y decidió ignorarla. "Estoy aquí para comprar un coche. Tengo una cita con tu gerente".
La mujer miró a Ethan de arriba abajo y lo consideró un tonto. Ethan vestía de forma informal y parecía incapaz de permitirse un coche de Infinity Showroom. Infinity Showroom era conocido por vender solo coches caros.
"¿En serio? Está bromeando, ¿verdad?", la mujer se rió.
"Solo estoy diciendo que quiero comprar un coche. ¡Yo lo estoy comprando, no ustedes!", Ethan comenzó a enojarse. Ya estaba bastante cansado hoy. Se preguntó por qué su apariencia siempre era un problema dondequiera que fuera.
¿Por qué la gente no podía dejar de juzgarlo por la ropa que llevaba puesta?
"¿Sabes que un coche fue traído aquí anoche?", La mujer se volvió hacia la otra mujer y continuó hablando, dejando a Ethan varado como si no fuera importante.
"Ese coche es raro y, bueno, cuesta millones. Solo hay tres en todo el mundo".
"¿Qué?", exclamó la otra mujer en voz baja. "¿Y uno de ellos fue traído aquí?"
La primera mujer asintió brevemente. "Y el gerente acaba de llamarme para decirme que alguien vendrá a recogerlo".
La segunda mujer se sonrojó. "Debe ser muy rico. Estoy segura de que también es guapo".
La primera mujer se rió entre dientes. "Por supuesto, es muy rico. ¿Qué clase de hombre podría comprar un coche de 28 millones de dólares?" Ella se rió. "Ese hombre llegará pronto, ya sabes. De hecho, logré conseguir su nombre".
Ethan suspiró, ya cansado. Sacó su teléfono para llamar a Harold porque ni siquiera tenía el número de Simon.
"Dime", exclamó la segunda mujer con entusiasmo.
"Su nombre es Ethan Hunt".
