Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Restaurante
Al llegar al restaurante Roselin pudo notar que restaurante era muy lindo y casi todas las mesas estaban llenas, Sebastián camino hasta una mesa no muy centrada y le movió la silla para que ella se sentará.
Luego de pedir Roselin creyó que iba a sentirse incómoda, pero fue todo lo contrario, Sebastián sabía que no debía presionarla mucho por lo que decidió que esperaría hasta que ella comenzará la conversación.
—¿Por qué insiste tanto en estar cerca de mí? Sería un poco tonto no notarlo.
—Simplemente, llamaste mi atención, casi no puedo predecir como vas a actuar, aunque si te refieres al ámbito laboral, sé que eres muy eficiente en lo que haces.
—Usted también es muy interesante, también es muy impredecible.
—¿Por qué quieres seguir fingiendo que no me conoces o que no recuerdas lo que pasó antes entres nosotros?
Roselin casi se atraganta al escuchar la muy directa pregunta de Sebastián, lo que hizo sentir más nerviosa a Roselin fue la mirada sería en el rostro de aquel hombre, sin embargo, podía sentir que la mirada de Sebastián ocultaba algo más.
—Solo fue un encuentro casual, no creo que sea necesario pensar mucho en eso, además, usted es mi jefe, es muy inapropiado sacar ese tipo de temas.
Sebastián puso su barbilla en una de sus manos mientras se apoyaba en la mesa y miró a Roselin directamente a los ojos.
—Creo que te preocupas por muchas cosas pequeñas e innecesarias.
Después de que Sebastián dijera tal cosa continuaron comiendo tranquilamente, aunque había un pequeño ambiente tenso e intranquilo entre ambos.
Todo iba tranquilamente hasta que Roselin giro levemente su rostro y su mirada se cruzó con la de Tiago, Roselin no sabía que hacía Tiago en ese restaurante, había tantos lugares diferentes y él tuvo que escoger aquel sitio.
Roselin notó que Tiago iba en compañía de una mujer de bonita apariencia y si la detallaba, aquella mujer tenía mucha similitud con ella, su cabello, piel e incluso en su físico y forma de vestir, si no hubiese visto la clara diferencia en el rostro de ambas habría dicho que era su gemela o una copia de ella.
En el momento en el que Tiago cruzo su mirada con Roselin se levantó y camino hacia ella, en su rostro se veía claramente lo infeliz que estaba, Roselin miró a Sebastián y este la miró con cierta confusión.
La mirada de Roselin reflejaba desesperación, ella no quería volver a cruzarse con Tiago, mucho menos hablar con él o volver a tener algo que ver con él, ella esperaba que Tiago no se acercará a ella, sin embargo, esa pequeña esperanza murió cuando Tiago se puso justo frente a ella.
—¿Quién es este hombre?
—¿Quién crees que eres para reclamar algo?
—Soy tu prometido Roselin, solo estás molesta, pronto arreglaremos las cosas y no estoy dispuesto a aceptar que estés con otro hombre.
—Eres un descarado, jamás volveremos a estar juntos, tú me engañaste y… ¿Crees que no tengo derecho de estar con alguien más?, estoy cansada de lidiar contigo.
—No puedes hablar así, hemos estado juntos por muchos años, ¿Vas a echar todos esos años a la basura y ya?.
—¿Yo?, tú fuiste el único que daño lo que teníamos, quiero que lo entiendas, ya no te amo, tú mataste el amor que sentía por ti.
Sebastián estaba harto de la actitud de Tiago y decidió hablar, no deseaba seguir escuchando tales payasadas.
—¿Podrías solo hacer silencio? Eres muy fastidioso y solo estás arruinando el ambiente, Roselin no quiere hablar contigo y mucho menos volver contigo, solo date por vencido.
—¿Quién demonios te crees? Ya veo, por la forma en la que vistes debes tener dinero, ¿Crees que por tener dinero eres importante?
—No me creo importante, pero al menos no soy odiado por Roselin, mucho menos me fijo en lo que usan los demás o me doy el lujo de juzgar por ese tipo de cosas, pero puedo decir que tienes cara de idiota.
Roselin se sentía nerviosa, no quería que Debatían tuviera problemas con Tiago, además de que la acompañante de Tiago se veía mucho más incómoda que ella.
—No le preste atención, señor, no sabe lo que dice, solo es un idiota.
—Sé que solo es un idiota, ¿A quién se le ocurre gritar a otras personas en un restaurante? Solo a alguien imbécil o a alguien que le gusta hacer el ridículo.
—¿Cómo puedes hablar así de mi Roselin?
—Por favor, vete, no quiero seguir esta conversación, todos te están mirando.
Tiago miró a su alrededor y notó que era cierto, todos a su alrededor lo miraban, incluyendo a su acompañante la cual tenía un rostro lleno de incomodidad, no era para menos, acababa de ver a Tiago reclamarle a otra mujer llamándola su pareja y diciendo un montón de cosas extrañas.
—… Después seguiremos hablando de esto.
Tiago tomó con cierta brusquedad la mano de su compañera y la hizo salir del restaurante junto a él, Roselin suspiro levemente y se relajó, Sebastián miró con cierto desdén a Tiago hasta que salió y después puso toda su atención en Roselin.
—Sabía que habías roto tu compromiso, pero no sabía que tu anterior pareja era tan idiota, no sé como alguien tan estúpido estuvo con alguien tan inteligente como tú, ¿Tenías problemas en los ojos?
Roselin no pudo evitar reír un poco, estaba de mal humor, pero gracias a Sebastián recogió un poco el buen humor que tenía antes de ver a Tiago.
—En realidad antes era menos idiota, pero los años no lo ayudaron y lo hicieron más tonto.
Luego del mal rato terminaron de comer y volvieron al auto, Roselin se sentía más tranquila, pero todavía no podía evitar pensar lo que pasó con Tiago, pero ya no deseaba ver otra vez a Tiago, no sabía que más hacer para sacar a Tiago de su vida, pero anhelaba con desesperación ya no volver a cruzarse con él.
Cuando se estacionaron frente a la empresa Roselin cambio totalmente sus pensamientos, debía concentrarse en su trabajo, tal vez de esa manera ya no creería en tantas cosas innecesarias.