Sofia acaba de divorciarse luego de un matrimonio tranquilo en el que la falta de comunicación entres ella y su exesposo Erik los llevo al divorcio. En esta etapa de su vida ella decide renacer y hacer todas esas cosas que nunca hizo por lo que primero empieza con un nuevo trabajo.
Alessandro es el nuevo jefe de Sofia, el ayuda a la mujer a mejorar cada día mientras que poco a poco se va acercando a ella con el fin de no dejarla jamás.
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capitulo 19
Domingo por la mañana y me levanto tarareando, feliz y contenta. Hoy recibiré a mis hijos a almorzar y como siempre el infaltable James.
No sé si es momento para mencionar lo de Alessandro, pero estoy emocionada por esta nueva etapa y este nuevo romance que está creciendo en mí. Tengo que ser paciente con él, teniendo en cuenta sus debilidades. Tengo que ayudarlo a superar todas sus frustraciones y esperar con suma paciencia que lo nuestro pueda llegar a más.
Teniendo en cuenta a edad que tengo no estoy para pendejadas y esperar como si fuéramos unos primerizos, pero entiendo su malestar y realmente me atrae y me gusta mucho mi sexy gruñón. Solo espero que las cosas se den pronto o de lo contrario me convertiré en un vampiro y le saltare a la yugular.
Tantos seres mitológicos y terminare siendo un cambia formas. Una semana soy un zombi y la siguiente me convierto en un chupasangre, con la única diferencia que mi idea de chupar no es precisamente la sangre.
—¡Mama! —el grito de mi hija me hace saltar en mi lugar con una mano en mi pecho para que mi corazón no salte de su lugar.
—Jane! ¡Casi me matas del susto! —regaño.
—Es que estabas en una nube, ¿Qué era lo que estabas pensando que no escuchaste que llegamos? —pregunta mientras Andrés me rodea con sus brazos para saludarme mientras que James no suelta a mi hija.
—En chupasangres —murmuro—. Qué bueno que ya llegaron, tengo todo listo para que comamos en un minuto —mientras tanto voy sacando la comida que he preparado para el dia de hoy.
—Hay mami, crea que ya habías terminado con la etapa vampírica —dice Andrés a lo que su hermana lo secunda con una sacudida de cabeza.
—Que te digo, hay cosas que nunca se pierden —justifico y juntos nos acomodamos en el salón para almorzar.
—Como te fue esta semana en tu trabajo —ataca Jane, inmediatamente mis mejillas se sonrojan—. ¡No me digas que perdiste tu trabajo!
—¿Que? ¡No! —chillo— El trabajo va bien, comencé a hacer ejercicio y todo —murmuro concentrando mi mirada en la comida que sirvo—. Hasta me gane un masaje —mencionó casi susurrando.
—¿Como que un masaje? —pregunta Andrés.
—Sí, bueno... una carrerita y como perdí me gane un masaje —cuento y todos me miran como si me hubiera vuelto loca.
—Se supone que si pierdes, no ganas un masaje —dice mi hija y yo asiento.
—Pero en mi caso se puede decir que perdí una oportunidad... ah... pero gane otra —murmuro pensando en el momento del baño, Alessandro y su momento.
Mmm... quiero más.
—Hay mama, ¿Te ganaste un masaje erótico super rico con un papasito en tanga? —vuelve a preguntar mi hija y mi sonrojo se acentúa—. ¡Hay si! ¡Cuenta! ¡Cuenta! —grita emocionada, mi hijo se horroriza y James solo mira atontado a mi hija.
—Siento decepcionarte, pero solo fue un masaje y nada más que de las manos de mi jefe —aclaro.
—¿Tu jefe? —pregunta Andrés, con su típico tono dramático— ¿Eso no sería acoso laboral?
—Solo fue un masaje y uno muy bueno, realmente me dolía mucho el cuello —arremeto tratando de que no se vea como realmente fue, caliente a mas no poder.
—¡Oh que aburrido! ¡Yo ya me estaba haciendo la ilusión de que te enamorabas y te tirabas a tu jefe y teníamos un nuevo papa de lo más sexi! —argumenta ella con ojos soñadores a lo que James la mira.
—Amor, ¿Ya no te parezco sexi? —le pregunta con un puchero en los labios.
—Ya de solo que preguntes te hace ver super sexi, cuchi —le responde ella dándole un debo casto en los labios, él sonríe feliz y mi hija me mira como diciendo “es tan simple”—. Ahora má, explica cómo es que perdiste la oportunidad —me mira traviesa y yo quiero esconderme— ¿Querías tirarte a tu jefe? —pregunta divertida moviendo sus cejas de arriba abajo, de forma sugerente.
—¡Hay que dices niña! —suelto una risita histérica que lo único que hace es confirmar las suposiciones de mi hija—. Quería hacerle el peor masaje del mundo por haberme ganado una carrera que claramente estaba en desventaja, supongo que tendré otra oportunidad en el futuro —digo como queriendo convencerme de que eso es lo que realmente quería y no que lo único que quería meter mis manos en ese perfecto cuerpo cincelado por los dioses.
—¿Otra oportunidad para tirártelo? —pregunta divertida—. Eso estaría bien para ti.
—¡Ah! ¡Dejen de hablar de mama teniendo sexo con un hombre que me da asco! —grita Andrés y todos reímos.
—Es más divertido que hablar de ti y tus historias fantasmas —justifica mi hija ganándose una mirada colérica de mi hijo, la que se disipa enseguida cuando saco la bandeja de choco torta de la heladera.
Prepare una bandeja completa para ellos, ellos adoran este postre y yo solo me sirvo una pequeña porción, después de todo tengo que cuidarme. Solo un poco, el dulce nunca está de más en esta vida.
Luego de una partida de cartas en la que gano James, como siempre, ese parece ser su don, mis niños partieron. Tengo que agradecer que tengo unos hijos super responsables y que se toman sus carreras con seriedad, tomándose su tiempo para el estudio como también para la diversión.
Organizo la cocina y reviso me celular encontrando fotos de mi amiga con su esposo en su escapada de fin de semana.
“Lamento no poder compartir esta noche contigo, pero estamos en una placentera cita de fin de semana” leo el mensaje de mi amiga.
“No hay problema, nos ponemos al tanto cuando estes de vuelta”
“No hagas nada que yo no haría” con un último mensaje hacia mi amiga, subo escalera arriba para darme un baño refrescante.
Faltando solo unos minutos para la hora pactada, escucho la campana de mi casa que hace saltar de emoción mi corazón.
A paso rápido me dirijo a ella para abrirla y encontrarme con ese muro gruñón que me hace suspirar. Me siento joven estando al lado de él, las emociones que reavivan mi sistema y la esperanza solo ocupan mi ser me hace querer tirarme en sus brazos. Obviamente que no lo hago, después de todo estamos en un paso a paso.
—Buenas noches —saluda y de detrás de su espalda emerge un enorme raño de rozas que me hace suspirar ruidosamente.
—Buenas noches ¡Que hermosas! —chillo tomando el encantador ramo de floras para hundir mi nariz n ellas—. Huele fantástico —suspiro.
—No más que tu —dice y me dedica una sonrisa que promete cosas buenas—. ¿Lista para nuestro paseo? —pregunta.
—Si, nomás deja que coloque las flores en un jarrón —murmuro dejando que pase un momento a la sala mientras yo me dispongo a sacar un florero.
El bendito florero está en el estante más alto del mueble y obviamente mi estatura es un impedimento para que lo tome. La calidez de un cuerpo a mi espalda llena todo mi espacio personal, mientras que su enorme mano supera la mía y toma el jarrón por mí. Cierro los ojos para apreciar el calor de su cercanía un poco más y casi gimo cuando su aliento choca con mi nuca.
—Aquí tienes —murmura alejándose de mí.
—Gracias —digo volteando, casi temblando por todo lo que despierta en mí.
Definitivamente me siento como una adolescente hormonal que solo quiere sexo y más sexo.
Tomo el jarrón y creo ver una sonrisa arrogante en su rostro que acentúa la mía, ambos sabemos que la electricidad que hay entre nosotros es por una cosa muy precisa y latente. Muy latente.
Paso a paso, me recuerdo escapando de su calor para poner las flores en agua.
Bendito Dios regreso tu inspiración y t reseteaste después con esos días d bloqueos q tuviste felicidades