Yaneli se casa enamorada a sus 16 años.
en el año de 1978 casarse a esa edad no era raro y más cuando las familias estaban de acuerdo.
Yaneli pensó que sería feliz, fue educada para hacer la esposa perfecta, pero nunca pensó que su infierno empezaría con ese matrimonio.
Antonio no era el hombre que esperaba y en el momento que lo encontró con otra mujer, no lo soporto, su orgullo, su dignidad, la hace abandonar a su esposo, su pueblo y renunciar a su familia.
ahora tiene que sobrevivir y darse a respetar ante una sociedad machista, de doble moral y sobre todo que juzga sin piedad.
te invito a conocer la vida de Yaneli, una joven que no está dispuesta a hacer el mueble de su esposo en una casa donde no tiene otra obligación que obedecer a su esposo.
¿ustedes creen que ella podrá ser feliz después de tener el estigma de una mujer separada?
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CAPÍTULO 11
La observó por un momento y, después de un momento, suspiró profundamente y decidió no caer en su chantaje. Siguió caminando, se fue directamente a la bodega, recogió toda su ropa que no era mucha y la puso en una bolsa negra de esas que se usaban para la basura.
La tarjeta que Amelia le había dado siempre la cargaba con ella, escondida entre su ropa, en una pequeña bolsa que estaba cocida a su cintura, no había tenido la necesidad de sacar nada de ese dinero; con lo que había trabajado en el hotel, a pesar de que el pago era mínimo y que siempre le tenía que pagar sus tres comidas diarias a Margarita, había podido ahorrar algo, que lo mantenía escondido en un pequeño hoyo que estaba en la esquina de donde tenía su catre.
Saco el dinero, que no era mucho apenas había completado mil doscientos pesos, pero sabía que eso era suficiente para sacar su documentación y para poder pagar un lugar donde poder pasar la noche; metió los mil pesos en la pequeña bolsa escondida que tenía en la cintura donde tenía la tarjeta y los doscientos los dejo en su mano para poder moverse.
Una vez que estuvo lista, con sus cosas recogidas, salió de la bodega y ahí estaba Margarita, que le arrebato la bolsa, la vació en el suelo, con el pretexto de ver que llevaba, tratándola como si fuera una ladrona.
Yaneli se quedó parada viéndola, estaba furiosa y realmente deseaba darle de golpes, darle una buena lección, quería darse a respetar, pero respiró profundamente para controlar su ira, en ese momento le dijo. — Yo realmente podría responderle con golpe, hacerme respetar con violencia, pero no lo pienso hacer, porque no soy tan vulgar como usted.
Sabe, a diferencia de usted, yo sí tengo educación y nunca pienso rebajarme al nivel de una persona como usted, que se comporta como una salvaje, con un animalito no domesticado.
Mire bien, para que no se convierta en una levanta falos, en una mujer chismosa, por lo menos pueda conservar su lengua, porque si sabe que a los mentirosos se las cortaban, ¿verdad?
Yaneli no pensaba perder su dignidad por culpa de esa mujer y aunque era humillante lo que le estaba haciendo, se quedó parada viéndola, con la cabeza bien en alto, sin perder su cordura, no pensaba dejarse llevar por la ira, porque eso solo le podría causar problema; después de unos minutos, sería le dijo. — Ya es suficiente, creo que ya pudo ver que no llevo nada de usted y espero que de aquí en adelante guarde su distancia de mí.
Lo que quiero decir es que mejor no se meta conmigo y si me ve en la calle como si no me conociera, porque yo sí tengo una moral intachable, pero usted no señora margarita.
Yo sí he mirado al hombre que entra en las noches a su habitación y solo hay que decir algo para que la gente empiece a tratarla de la misma manera que usted me está tratando en este momento; no se meta más conmigo y yo no me voy a meter con usted, cada una por su lado, usted siga viviendo en esa doble moral, y yo viviere lo que pueda para poder ser feliz, rogándole a dios para que nunca deje que me convierta en alguien como usted.
Yaneli se agacha y recoge su ropa que estaba toda llena de tierra, pero hizo como eso no era nada, su actitud solo le mostraba a Margarita, que era nadie para ella; al final fue Margarita la que más humillada se sintió, parecía que era Yaneli la que había decidido salirse de su casa por su inmoralidad, por su falta de respeto y su poca moral.
Yaneli salió con la frente en alto, con la bolsa de basura donde llevaba su ropa, pero aun así ella se sentía bien y las palabras de Margarita no le iban a afectar, porque no se lo iba a permitir; su conciencia estaba tranquila, no había hecho nada que la llenara de vergüenza o la hiciera sentir sucia, por esa razón salió de la casa con su dignidad intacta, a pesar de lo que margarita trato de humillarla.
Estaba en la calle nuevamente, pero esta vez ya tenía una idea de cómo se manejaba la ciudad, por lo menos esta vez no estaba sin saber a dónde ir, tomo un camión urbano y estuvo ahí como por 40 minutos; se bajó como a tres colonias de donde estaba el hotel de Margarita.
Era una colonia popular y era donde iba a hacer el mercado. En ese lugar, por lo menos, conocía unas cuantas calles y había visto un hotel como el de Margarita, familiar; respira profundamente y entra, en la recepción estaba un hombre mayor, ella lo miraba como de unos 60 años.
Se sintió algo insegura al ver al hombre, tenía mala cara, parecía de esos hombres malhumorados como su padre; decide acercarse y temerosa le dice. — disculpe, buenas tardes.
¿Podría decirme cuánto cuesta el cuarto por dos noches?
El hombre volteó a verla, la recorrió con la mirada y a pesar de que ella se miraba como una joven decente, el que trajera una bolsa de basura en las manos no la hacía ver nada bien; al ver la bolsa en sus manos, se le quedó mirando de mala manera, frunció el señor y molesto le dice. — Jovencita, no estés molestando, no creo que traigas dinero, solo vete de aquí, no me estés quitando el tiempo.
Yaneli se sintió molesta, con las palabras que le dio se dio cuenta de que era prejuicioso y realmente estar en un lugar donde el dueño era igual que la señora Margarita, no le agradaba nada. Pero, ¿qué más podía hacer? Era el único lugar que había visto, no podía dejar que la noche llegara sin tener donde pasar la noche.
Sin nada de ganas le dice. — Señor, no quiero quitarle el tiempo, solo necesito un cuarto donde pasar dos noches; por favor, no me corra. Estoy lejos de casa, no puedo pasar la noche en la calle, eso sería un riesgo para mí.
No crea que esta bolsa traigo algo malo puede verla, solo es ropa, pero no pudo comprar una maleta, no tuve tiempo de hacerme de una; por favor no me malinterprete, vengo de buena familia, es solo que tuve la necesidad de salir de mi pueblo, buscando un mejor futuro para mí y mis padres, me vine con el poco dinero que mis padres me dieron.
Revise mi bolsa y se dará cuenta de que digo la verdad, solo es ropa y puedo jurarle que no viene nadie conmigo, no habrá ningún hombre que entre a escondidas, soy una joven decente, con buenas costumbres; solo no quiero dormir en la calle, eso me da miedo, puede pasarme algo malo y no creo que usted sea un hombre inconsciente, ayúdeme por favor.
Puedo pagarle las dos noches, no será gratis y no le causaré ningún problema. Se lo puedo prometer, solo deme la oportunidad de pasar la noche en una habitación, no quiero estar en la calle.
A Yaneli realmente no le gustaba mentir, pero en ese momento lo sintió necesario. No iba a dormir en la calle y si eso significaba tener que mentir, lo iba a ser.
En su razonamiento solo pensaba que todos lo hacían por no dormir en la calle y solo quería estar a salvo, aunque fuera en un lugar algo desagradable como ese.
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