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EL UNDECIMO MANDAMIENTO

EL UNDECIMO MANDAMIENTO

Status: En proceso
Genre:Mafia / Policial / Jefe en problemas
Popularitas:4.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Rocio García

Todo el mundo reconoce que existen diez mandamientos. Sin embargo, para Connor Fitzgerald, héroe de la CIA, el undécimo mandamiento es el que cuenta:
" No te dejaras atrapar"

NovelToon tiene autorización de Rocio García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 5

Un gemido audible llegó hasta la cabina, como si chocar contra la montaña más próxima hubiera sido mejor. Fitzgerald permitió que una sonrisa apenas embozada se le dibujara en los labios.

La azafata volvió a aparecer a su lado.

-- ¿ Desea usted beber una copa ahora que ya estamos en vuelo, señor Douglas ?

-- Gracias -- respondió Fitzgerald --. Creo que después de todo tomaré esa copa de champaña que me ofreció antes.

Cuando Tom Lawrence entró en la sala, los representantes de la prensa se pusieron de pie.

-- El presidente de los Estados Unidos de América -- anunció pomposamente el secretario de prensa, por si acaso había algún visitante del espacio sideral.

Lawrence subió un escalón hacia el podio y colocó el expediente azul de Andy Lloyd en el atril. Hizo un ademan a los periodistas congregados para hacerle saber que podían volver a sentarse.

-- Quiero anunciar -- empezó dando la impresión de absoluta serenidad -- que enviaré al congreso el proyecto de ley que prometía el pueblo estadounidense durante mi campaña electoral.

El presidente procedió a recordar a los corresponsales sentados frente a él que la aprobación del proyecto de ley para la reducción de armamento le permitiría destinar una parte mayor de los ingresos gubernamentales a la atención de la salud a largo plazo, para que los estadounidenses ancianos pudieran esperar un mejor nivel de vida durante su jubilación.

Los gritos de "¡Señor Presidente!", llegaron de todas direcciones mientras Tom Lawrence habría su expediente azul y echaba un vistazo a las treinta y una preguntas probables. Alzó la vista y sonrió algún rostro conocido en la primera fila.

-- Bárbara -- pronunció al tiempo que señalaba a una periodista veterana de la UPI, que tenía el derecho de formular la primera pregunta, en su calidad de decana del cuerpo de prensa.

Bárbara Evans se levantó.

-- Señor presidente, ¿puede usted confirmar que la CIA no tuvo ninguna participación en el asesinato del candidato a la presidencia de Colombia, Ricardo Guzmán?

Un murmullo de interés se extendió por toda la sala. Lawrence miró el expediente y deseo no haber rechazado tan a la ligera el ofrecimiento del secretario de estado respecto a darle un informe detallado de la situación.

-- ¡ Qué bueno que me hace esa pregunta, Bárbara! -- respondió el presidente sin inmutarse --. Porque quiero que todos ustedes sepan que, mientras yo sea presidente, esa posibilidad ni siquiera se plantea. Esta administración nunca interferiría, bajo ninguna circunstancia, en el proceso democrático de una nación soberana.

Antes de que Evans pudiera dar seguimiento con otra pregunta, el presidente dirigió su atención a un hombre que estaba de pie en la última fila y que, esperaba, no tendría interés alguno en la elección presidencial de Colombia. Sin embargo, después de que el sujeto formuló su pregunta, Lawrence empezó a desear que así hubiera sido.

-- ¿ Qué probabilidades tiene su proyecto para la reducción de armamento de convertirse en ley si Víctor Zerimski resulta electo como el próximo presidente de Rusia?

Durante los siguientes cuarenta minutos Lawrence respondió a las preguntas sobre el proyecto de ley para la reducción de armamento, aunque los reporteros las intercalaron con demandas de información respecto de las acciones de la CIA en Sudamérica en ese momento y cómo reaccionaría el presidente en caso de que Víctor Zerimski, con el tiempo, llegara a ser presidente de Rusia. Luego, sin previo aviso, Lawrence dio por concluida la conferencia de prensa y abandonó la habitación para dirigirse apresuradamente a la oficina oval.

Cuando Lloyd lo alcanzó, el presidente refunfuñó en voz baja:

-- Necesito hablar con el secretario de estado inmediatamente, y quiero ver a la directora de la CIA en mi oficina en una hora. Si descubro que la CIA tuvo algo que ver con el asesinato perpetrado en Colombia, colgaré a Helen Dexter del asta allá afuera.

Connor Fitzgerald entregó su pasaporte al agente de inmigración australiano. Por primera vez en tres semanas usaba su verdadero nombre. El agente no uniformado lo observó, estampó la visa de turista y manifestó:

-- Espero que disfrute de su visita a Australia señor Fitzgerald.

Connor le dio las gracias y se dirigió al área donde se recogía el equipaje, en la que se sentó y esperó a que aparecieran sus maletas. Jamás se permitiría ser el primero en pasar por la revisión aduanera, aun cuando no tenía nada que declarar.

Cuando llegó a Ciudad del Cabo el día anterior, Carl Koeter, su viejo amigo y colega, había ido a recibirlo al aeropuerto. Carl pasó las siguientes dos horas interrogándolo, antes de disfrutar de una prolongada comida con Connor en la que charlaron sobre el divorcio de Carl y las actividades de Maggie y de Tara. Fue la segunda botella de vino cabernet sauvignon Rustenberg, cosecha 1982, lo que casi provocó que Connor perdiera su vuelo a Sydney. En la tienda donde vendían artículos libres de impuestos eligió apresuradamente los regalos para su esposa e hija, que tenían marcada con claridad la leyenda hecho en Sudáfrica. Ni siquiera su pasaporte mostraba indicios de que hubiera llegado a Ciudad del Cabo vía Bogotá, Lima y Buenos Aires.

En ese momento mientras se hallaba sentado en el área donde se recogía el equipaje en Sydney Airport, empezó a reflexionar acerca del tipo de vida que había llevado durante los últimos veintiocho años.

Connor Fitzgerald se crio en el seno de una familia dedicada a la causa de la ley y el orden público. Óscar, su abuelo paterno, había emigrado a América de Kilkneny a principios del siglo. Pocas horas después de desembarcar en Ellis Island, viajó directamente a Chicago para reunirse con su primo, que trabajaba en el departamento de policía. Óscar engendró cinco hijos, y tres de ellos también se incorporaron al departamento de policía de la ciudad de Chicago. El menor, padre de Connor, ingresó al FBI.

Connor nació en Chicago el 8 de febrero de 195, e incluso antes de tener edad suficiente para cursar el bachillerato católico en la zona, era palpable que tenía dotes para convertirse en un gran jugador de fútbol americano. Con el tiempo, consiguió una beca para estudiar en Notre Dame.

1
Elizabeth Trombetta Veron
Excelente
Amelia Mirta Fernández
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣😏🙄
Amelia Mirta Fernández
todo un James Bond wowwwwwww
Amelia Mirta Fernández
wowwwwwww todo un James Bond
Maribeth Minotta
y el objetivo fue
Xiomara Navarro
Que suspenso cuando el capitán del 🛩️ avión va a dar el anunció 👍🙏
Rossy Hernández
10
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