Tú Y Yo

La semana siguiente, la conexión entre Lia y Mateo se volvió cada vez más evidente. Sus encuentros en la biblioteca se convirtieron en el punto culminante de sus días, y ambos comenzaron a disfrutar de la compañía del otro con una familiaridad sorprendente. La barrera de la formalidad se había derrumbado, y ahora compartían bromas, risas y momentos de verdadera camaradería.

Una tarde, mientras trabajaban en el proyecto, Lia se detuvo un momento para estirarse. Mateo, que estaba sentado frente a ella, se inclinó hacia adelante, observándola con una intensidad que la hizo sentir incómoda y emocionada al mismo tiempo.

“¿Todo bien?” preguntó Mateo, su voz baja y cargada de interés.

Lia se sonrojó ligeramente, dándose cuenta de que él no podía dejar de mirarla. “Sí, solo… me siento un poco cansada.”

Mateo sonrió. “Tal vez deberíamos tomar un breve descanso. A veces es bueno relajarse un poco.”

Lia asintió, agradecida por el respiro. Ambos se levantaron y se dirigieron a la ventana de la biblioteca, donde la luz del atardecer bañaba el espacio con un cálido resplandor. Mientras contemplaban el paisaje, Lia sintió una creciente atracción hacia Mateo, una mezcla de fascinación y deseo que no podía ignorar.

“¿Alguna vez has pensado en lo que quieres hacer después de la escuela?” preguntó Mateo, rompiendo el silencio.

Lia giró hacia él y vio la genuina curiosidad en sus ojos. “Sí, quiero estudiar biología. Me gustaría trabajar en investigación para ayudar a encontrar soluciones a problemas médicos.”

Mateo la miró con admiración. “Eso suena increíble. Estoy seguro de que serás excelente en ello.”

Lia sintió un cálido rubor en sus mejillas por el elogio. “Gracias, Mateo. A veces, me pregunto si lograré alcanzar mis metas, pero tu apoyo significa mucho.”

Mateo dio un paso más cerca de ella, su mirada fija en los ojos de Lia. “Yo también me pregunto a veces si podré salir adelante. Pero tener a alguien con quien compartir estos momentos me da esperanza.”

Lia sintió el pulso de su corazón acelerarse ante la cercanía de Mateo. La atracción entre ellos era palpable, una chispa que parecía iluminar el espacio a su alrededor. Cuando Mateo levantó una mano para ajustar un mechón de cabello que se había escapado del lugar, Lia pudo sentir el calor de su contacto.

“Lia…” Mateo dijo suavemente, “hay algo que tengo que decirte.”

Lia lo miró, sintiendo una mezcla de nervios y anticipación. “¿Qué es?”

Mateo hesitó un momento, sus ojos llenos de emoción contenida. “Desde que te conocí, he sentido una conexión contigo que no puedo ignorar. Me gustas más de lo que esperaba, y no puedo evitar pensar en ti.”

El corazón de Lia latía con fuerza, y sus labios se curvaron en una sonrisa tímida. “También me gustas, Mateo. No sé cómo pasó, pero lo que siento por ti es real.”

En ese instante, el espacio entre ellos se llenó de una atracción innegable. Sin decir una palabra más, Mateo se inclinó lentamente hacia ella, y Lia cerró los ojos, sintiendo el suave roce de sus labios. El beso fue dulce y lleno de promesas, marcando un nuevo capítulo en su relación.

Cuando finalmente se separaron, ambos se miraron con una mezcla de felicidad y sorpresa. La conexión que habían desarrollado había evolucionado a algo mucho más profundo, y sabían que este momento había cambiado todo entre ellos.